La letra es muy hola, me llamo Lucía y tengo 7 años.

Hoy quiero contarles la historia más triste y más bonita de mi vida.
La historia de un amor que existe aunque nunca hubo un abrazo, de una voz que me acompaña, aunque nunca la escuché en persona, de una abuela a la que amo con todo mi corazón, pero a la que nunca pude conocer.
Mi abuela se llamaba Rocío Durcal.
Tal vez ustedes la escucharon alguna vez.
Tal vez lloraron con su voz o se enamoraron con sus canciones.
Era una de las artistas más grandes que ha tenido España.
Una mujer que convirtió cada canción en un sentimiento real.
Cantaba como si cada nota fuera una parte de su alma.

Llevó su música por todo el mundo, grabó decenas de discos, actuó en películas, llenó teatros y todos la admiraban porque cuando cantaba la verdad salía a través de su voz.
Pero yo nací tarde, demasiado tarde.
La abuela Rocío se fue al cielo antes de que yo llegara a este mundo.
Nunca pude mirarla a los ojos, nunca me cargó en braos.
Nunca me cantó una canción de cuna.
Solo la conozco por las fotos, los videos, las películas y las historias que mi mamá me cuenta con los ojos llenos de lágrimas.
Mi mamá me dice que la abuela tenía un don, una voz capaz de sanar corazones rotos y transformar el dolor en belleza.

me habla de sus giras, de los aplausos, de la manera en que vivía cada canción y aunque pasan los años, todavía llora cuando la recuerda.
Yo la abrazo y le digo que yo también extraño a la abuela, aunque nunca la conocí.
Y es verdad, la extraño como si la hubiera amado toda la vida.
A veces miro sus fotos por mucho tiempo.
La veo feliz en los escenarios, la veo joven y hermosa.
La veo cargando a mis tíos cuando eran pequeños.
Y me pregunto mil cosas, ¿cómo habría sido su abrazo? ¿Cómo sonaría su risa? ¿Qué oló tendría su cuello cuando me acercara a ella? ¿Qué historias me habría contado? Si me habría enseñado a cantar.
preguntas que nunca tendrán respuesta y eso me rompe el corazón.
Pero aunque nunca la tuve cerca, siento que está conmigo.
Cuando escucho su voz, siento algo cálido en el pecho, como si me abrazara desde muy lejos.

Por las noches a veces miro las estrellas y le hablo.
Le digo, “Abuela, soy Lucía.
Quiero que sepas que te amo, aunque nunca estuve entre tus brazos.
Gracias por tu música, por dejar algo tan hermoso en el mundo.
No sé si puede escucharme, pero dentro de mí siento que sí.
Mi mamá me dice que la abuela habría sido la mejor abuela del universo, que me habría llenado de besos y presumido con todo el mundo.
A veces pienso en cómo habría sido mi vida si ella estuviera aquí, pero aunque no esté, sé que dejó un legado gigante.
Su voz sigue viva, su arte sigue vivo.
Y en cada canción, en cada nota, hay un pedacito de ella que nunca murió.

Yo también quiero que siga viva en mí porque soy su nieta.
Porque llevo su sangre, porque siento su música como si ella me hubiera enseñado a sentirla.
Aunque la vida no nos dio la oportunidad de conocernos, el amor sí lo hizo.
Yo la amo, aunque nunca me acariciara el cabello.
La amo porque cuando su voz suena siento que está a mi lado.
Por eso hoy quiero cantar para ella.
Quiero hacerlo con todo mi corazón como si pudiera escucharme desde donde esté.
Esta canción es mi abrazo, es mi te extraño, es mi gracias.
Es mi forma de decirle que su memoria sigue viva, que sigue siendo la más grande, que sigue brillando y que aunque nunca nos conocimos aquí, sé que algún día podremos encontrarnos y entonces podré decirle por fin, abuela, llegué y te extrañé cada día de mi vida.

dicen que tengo tus ojos en mis ojos que mi cabello se parece al que llevabas tú.
De cuando canto se escucha tu sonrisa como si el cielo me prestara tu luz.
Abuela lejana, estrella temprana, porque partiste sin dejarme tu calor.
Dejaste tu música, tu historia y tu alma, pero no tus brazos, abuela, ni tu amor.
del cielo, te canto esta canción, aunque no te toque, te llevo en el corazón.
Tu voz vive mis venas, tu arte mi canta.
Y aunque estés tan lejos, siento que estás acá, abuela del cielo, mírame desde allá.
Soy tu nieta, Lucía, la que nunca podrás abrazar.
Pero cuando canto siento que me nombras y en cada melodía tú vuelves a despertar.
Mi madre llora cuando mira tus retratos.
Me cuenta de tus viajes, de tu fuerza y tu pasión.
que amabas como pocas, que entregabas tu alma, que tu cariño era un refugio de amor.
Dice que habría sido la abuela más hermosa, que me habrías llenado de ternura y de ilusión, que me habrías cantado todas tus historias y presumido al mundo.
Ella es mi corazón.
Abuela del cielo, te canto esta canción.
Aunque no te toque, te llevo en el corazón.
Tu voz vive mis venas, tu arte mi cantar.
Y aunque estés tan lejos, siento que estás acá.
Abuela del cielo, mírame desde allá.
Soy tu nieta Lucía, la que nunca podrás abrazar.
Pero cuando canto siento que me toca y en cada melodía tú vuelves a despertar.
Hay noches en que miro las estrellas y busco la más brillante para hablar contigo.
Le digo, abuela Rocío, soy tu niña, la que llegó muy tarde a tu camino.
Te cuento mis sueños, te cuento mis miedos, te digo que quisiera algún día verte y aunque no respondes, siento tu presencia.
Siento tu abrazo que me cuidas desde siempre.
Y sé que un día, cuando Dios lo decida, tu luz vendrá por mí al llegar mi fin y entonces podré abrazarte sin prisa y decirte en persona lo que guardo aquí.
Abuela del cielo, te canto esta canción.
Aunque no te toque, te llevo en el corazón.
Tu voz vive en mis venas, tu arte en mi cantar.
Y aunque estés tan lejos, siento que estás acá.
Abuela del cielo, mírame desde allá.
Soy tu nieta, Lucía, la que nunca podrás abrazar.
Pero cuando canto siento que me toca en cada melodía tú vuelves a despertar.
Gracias por tu música, gracias por tu amor, aunque no te vi nunca.
vives en mi corazón.
Te amo, abuela Rocío, desde aquí hasta el cielo.
Y sé que algún día nos veremos de nuevo.