Giuseppe Ferretti, un sepulturero de 57 años en Milán, Italia, tiene una historia que contar que desafía la lógica y la ciencia.

Durante 30 años, trabajó en el cementerio, pensando que había visto todo lo que la muerte podía ofrecer.

Sin embargo, el 15 de octubre de 2006, cavó la tumba de un adolescente llamado Carlo Acutis, y su vida cambió para siempre.

Carlo, que había fallecido a los 15 años debido a leucemia, era solo otro niño muerto para Giuseppe en ese momento.

Mientras cavaba la tumba, su mente estaba llena de pensamientos sombríos y alcohol.

Tres días después, un error administrativo lo llevó de regreso a la tumba de Carlo.

Lo que vio esa noche lo destruyó y lo transformó al mismo tiempo.

Giuseppe comenzó a relatar su experiencia, una experiencia que lo llevó a dejar de beber y a reconectar con sus hijos.

Lo que vio dentro del ataúd de Carlo no se parecía en nada a lo que había presenciado en su carrera.

El cuerpo del joven no mostraba signos de descomposición, algo que desafiaba todas las leyes de la biología.

En lugar de eso, Carlo parecía estar durmiendo, con una sonrisa pacífica en su rostro.

El olor que emanaba del ataúd era dulce, como rosas frescas, algo completamente inusual tras tres días bajo tierra.

Impulsado por una curiosidad inexplicable, Giuseppe decidió abrir el ataúd.

Al hacerlo, se dio cuenta de que estaba frente a un milagro.

La piel de Carlo no tenía el color gris verdoso típico de la muerte, y su rostro reflejaba una tranquilidad que lo dejó sin aliento.

La experiencia fue tan impactante que Giuseppe sintió que su vida estaba en un punto de inflexión.

Esa noche, decidió dejar el alcohol y llamó a sus hijos, llorando por primera vez en años.

En las semanas siguientes, la tumba de Carlo se convirtió en un lugar de peregrinación.

Personas de todas partes comenzaron a llegar, dejando flores y orando.

Giuseppe observó cómo las vidas de aquellos que visitaban la tumba cambiaban, muchos reportando milagros y sanaciones inexplicables.

Una niña que había estado en silla de ruedas se levantó y caminó, lo que dejó a Giuseppe atónito.

Los testimonios de curaciones y cambios espirituales se multiplicaron, y él se convirtió en el encargado de mantener el área.

La historia de Carlo Acutis, un joven que amaba la Eucaristía y la tecnología, comenzó a resonar en todo el mundo.

Giuseppe se dio cuenta de que Carlo no solo había cambiado su vida, sino que había tocado a muchos otros.

A medida que pasaban los años, la historia de Carlo se convirtió en un fenómeno, atrayendo la atención de la Iglesia.

En 2008, comenzó el proceso de beatificación de Carlo Acutis, y Giuseppe fue llamado a testificar.

Su experiencia en el cementerio y los milagros que había presenciado fueron fundamentales para el proceso.

Finalmente, en 2020, Carlo fue canonizado como San Carlo Acutis, el primer santo millennial.

Giuseppe, quien había sido un alcohólico y un padre ausente, ahora se encontraba en Asís, celebrando con miles de personas.

La transformación de su vida fue asombrosa.

No solo había dejado el alcohol, sino que había reconstruido sus relaciones con sus hijos.

Marco, Lucía y Giuseppe Junior comenzaron a ver el cambio real en su padre.

La historia de Carlo Acutis se convirtió en un símbolo de esperanza y redención.

Giuseppe no solo había cavado la tumba de un santo, sino que había encontrado su propósito en la vida.

Hoy, él visita la tumba de Carlo cada 12 de octubre, dejando una rosa blanca y agradeciendo por la nueva vida que le fue otorgada.

Su testimonio no es solo sobre los milagros que ocurrieron en el cementerio, sino también sobre la fe, la esperanza y la redención.

Giuseppe Ferretti ha dedicado su vida a contar la historia de Carlo, recordando que nunca es demasiado tarde para cambiar.

La historia de un sepulturero que encontró la luz a través de un joven santo es un poderoso recordatorio de que los milagros existen.

La vida de Carlo Acutis y su impacto en Giuseppe han inspirado a muchos a creer en la posibilidad de redención y transformación.

Hoy, Carlo Acutis no es solo un santo, sino un símbolo de la fe que puede cambiar vidas.

Giuseppe continúa compartiendo su historia, esperando que otros encuentren la misma esperanza y luz que él descubrió en la tumba de Carlo.