Roscoe “Fatty” Arbuckle, conocido como uno de los comediantes más destacados de Hollywood en los años 1920, vio su carrera desplomarse tras verse implicado en la misteriosa muerte de la actriz Virginia Rappe.
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En 1921, Arbuckle era una de las estrellas mejor pagadas de la industria, firmando un contrato sin precedentes con Paramount Pictures por un millón de dólares, una cifra equivalente a unos 13 millones de dólares actuales.
Sin embargo, su ascenso al estrellato se truncó abruptamente cuando fue acusado de haber provocado la muerte de Rappe durante una fiesta en el hotel St. Francis de San Francisco.
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El 5 de septiembre de 1921, durante una celebración en la que se consumía alcohol a pesar de la Ley Seca, Arbuckle y Rappe se retiraron a una habitación del hotel.
Minutos después, Rappe fue encontrada agonizando en la cama y, días más tarde, murió a causa de una ruptura de vejiga que le provocó una peritonitis.
Aunque no hubo pruebas concluyentes, algunos testigos, como Maude Delmont, acusaron a Arbuckle de violación y asesinato.
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El caso fue llevado a juicio en tres ocasiones. En los dos primeros, las pruebas fueron insuficientes y Arbuckle quedó temporalmente en libertad.
Finalmente, en el tercer juicio, fue absuelto al no encontrarse evidencia de agresión física en el cuerpo de Rappe.
No obstante, el daño a su reputación ya era irreversible.

La prensa sensacionalista, liderada por William Randolph Hearst, amplificó el escándalo y convirtió a Arbuckle en el blanco de críticas feroces, hundiendo su carrera para siempre.
Aunque fue declarado inocente, el comediante nunca logró recuperar su estatus en Hollywood.
La misteriosa muerte de Virginia Rappe sigue siendo un capítulo oscuro en la historia del cine, marcado por rumores, manipulaciones mediáticas y el fin de la carrera de uno de los grandes de la comedia de la época.