Shakira se rinde ante CDMX, “es mi concierto más especial”, así sorprendió El Jefe y Ciega, Sordomuda

La Ciudad de México fue testigo de un momento inolvidable en la historia musical de Shakira.

La cantante colombiana, ícono global del pop latino, ofreció un concierto que no solo hizo vibrar a miles de personas, sino que también le permitió reconectarse con una de sus audiencias más fieles.

Con lágrimas, emoción y una entrega total sobre el escenario, Shakira no dudó en decirlo con todas sus letras: “Este es uno de los conciertos más especiales de mi vida”.

El espectáculo se llevó a cabo en el corazón de la capital mexicana, donde fanáticos de todas las edades se congregaron desde horas antes para ver a la artista que marcó generaciones con su estilo único, su voz inconfundible y su talento multifacético.

Desde su primera aparición en escena, Shakira desató una euforia generalizada.

Vestida con un atuendo brillante, energía arrolladora y una sonrisa que parecía no tener fin, saludó al público con un caluroso “¡Buenas noches, México!”, seguido de una ovación ensordecedora.

La sorpresa de la noche llegó con los primeros acordes de El Jefe, su más reciente éxito que, con una mezcla de ritmos rancheros y pop, se ha convertido en un himno inesperado.

La canción, en la que critica duramente las condiciones laborales y la explotación de la clase trabajadora, resonó con fuerza entre el público mexicano.

Durante su interpretación, Shakira subió al escenario a un grupo de bailarines vestidos con trajes típicos mexicanos y mariachis que acompañaron los coros con una potencia desgarradora.

La mezcla de elementos culturales y sociales provocó una reacción inmediata: el público coreó la canción con tal pasión que, por momentos, la voz de Shakira se vio superada por el grito colectivo.

“Esta canción habla de todos nosotros”, dijo Shakira antes de terminar el tema.

“Del trabajo duro, de la lucha, del esfuerzo… y sé que aquí en México saben perfectamente de lo que hablo”.

Las palabras conmovieron a los asistentes, quienes respondieron con aplausos interminables.

Pero eso no fue todo.

Uno de los momentos más emotivos del concierto llegó cuando comenzaron los acordes de Ciega, Sordomuda, uno de los mayores clásicos de la colombiana.

Al iniciar la canción, las luces del estadio se apagaron casi por completo, y miles de celulares iluminaron el lugar con un mar de luces blancas.

Shakira, visiblemente emocionada, apenas pudo contener las lágrimas mientras cantaba los primeros versos.

La multitud la acompañó palabra por palabra, en una especie de comunión colectiva que solo sucede en momentos mágicos.

“Esta canción fue escrita cuando era muy joven, sin saber todo lo que la vida me traería después”, confesó.

“Pero sigue siendo parte de mí, y hoy, más que nunca, siento que México y yo estamos más conectados que nunca”.

El concierto incluyó un repertorio extenso, que recorrió todas las etapas de su carrera.

Desde los temas nostálgicos como Antología y Inevitable, hasta los himnos pop de sus años más internacionales como Hips Don’t Lie, La Tortura y Waka Waka.

Cada interpretación fue coreada a todo pulmón por los asistentes, que no escatimaron en energía ni emoción durante las más de dos horas de espectáculo.

Lo que también llamó la atención fue la cercanía de Shakira con el público.

En varias ocasiones bajó del escenario para saludar a los fans de la primera fila, les tomó la mano, firmó camisetas y hasta se tomó algunas selfies improvisadas.

“Gracias por esperarme tantos años”, gritó en un momento.

“Sé que les debía esta noche… y no saben cuánto la necesitaba yo también”.

Y es que, para Shakira, esta presentación significó mucho más que un simple concierto.

Después de años marcados por retos personales, batallas legales, separaciones públicas y una reinvención artística profunda, la artista encuentra en la música su espacio más seguro.

Y México, como ha dicho en más de una ocasión, es un lugar donde siempre se ha sentido amada y comprendida.

Los medios no tardaron en hacerse eco del evento.

Periodistas, críticos y celebridades presentes en el concierto coincidieron en que fue una de las mejores actuaciones de Shakira en suelo mexicano.

“El poder escénico de Shakira está más vivo que nunca”, escribió una reconocida crítica musical.

“Pero lo que más impacta es su humanidad, su conexión emocional con el público, y su capacidad para transformarlo todo en una experiencia íntima, incluso frente a miles de personas.

A la salida, los fans compartían anécdotas, grabaciones, lágrimas y risas.

Muchos declararon haber viajado desde otros estados e incluso países para ver a su ídola.

Una joven con la voz entrecortada resumió la experiencia: “Valió cada segundo de espera.

Hoy sentí que Shakira nos cantó al corazón”.

La noche cerró con fuegos artificiales y un mensaje final en pantalla: “Gracias, México.

Nos vemos pronto”.

Con eso, Shakira se despidió del escenario, dejando una huella imborrable en una ciudad que siempre la ha recibido con los brazos abiertos.

Así, entre ritmos latinos, emociones a flor de piel y una artista en estado puro, quedó claro que no fue solo un concierto más.

Fue una noche donde el arte, la pasión y el amor por la música unieron a miles en un mismo latido.

Y Shakira, con su entrega total, reafirmó por qué sigue siendo una de las artistas más grandes del mundo.

Especialmente para México, donde su voz no solo se escucha, sino que se siente en lo más profundo del alma.