El drama entre Mel Gibson y Oksana Grigorieva ha tomado un nuevo giro esta semana tras la decisión judicial que obliga a la cantante a pagar 500.000 dólares por violar un acuerdo de confidencialidad.
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Esta noticia revive una relación marcada por la controversia y el conflicto.
Gibson, de 60 años, y Grigorieva, de 46, comenzaron su romance tras la separación del actor de su esposa de casi 30 años, Robyn.
A pesar de que Grigorieva se convirtió al catolicismo por amor a Gibson, la relación se tornó oscura rápidamente.
En 2010, la cantante acusó a Gibson de haberla golpeado en varias ocasiones, dejándole heridas físicas y psicológicas. “Temía por mi vida”, confesó Grigorieva.

La tensión escaló cuando se filtraron grabaciones secretas de Gibson insultando a Grigorieva de manera despectiva, lo que dañó gravemente su reputación.
En total, se publicaron seis grabaciones, donde se escuchaba al actor utilizando lenguaje violento y racista, además de criticar su apariencia.
La controversia no solo perjudicó a Gibson, quien se enfrentó a una condena de tres años de libertad condicional por violencia doméstica, sino que también implicó a Grigorieva en un escándalo por extorsión que no derivó en cargos en su contra.

El acuerdo de manutención de 2011 estipulaba que Grigorieva perdería sus derechos sobre un pago de 750.000 dólares si hablaba públicamente sobre el abuso.
Sin embargo, su aparición en “The Howard Stern Show” en 2013, donde discutió su experiencia con Gibson, llevó a esta reciente decisión del tribunal.
Aunque Grigorieva no hizo acusaciones directas durante la entrevista, sus comentarios fueron interpretados como una insinuación de abuso.
El tribunal concluyó que sus declaraciones implicaban que había sufrido violencia de género, lo que contradice el acuerdo que habían establecido.

A pesar de las complicaciones legales y emocionales, esta saga resalta cómo la fama puede transformar relaciones personales en escándalos públicos.
La historia de Gibson y Grigorieva es un recordatorio sombrío de las consecuencias de las decisiones tomadas en momentos de crisis.
Con esta reciente resolución, Gibson se libera de una carga financiera que lo ha perseguido durante años, mientras Grigorieva enfrenta las repercusiones de su elección de hablar.
Este desenlace, lleno de sorpresas y giros inesperados, continúa alimentando el interés por una de las separaciones más mediáticas de los últimos tiempos.