😡 ¡ABUSO en vivo! Bailarín del circo se sobrepasa con Korina Rivadeneira y el público estalla
Todo comenzó como una noche de entretenimiento familiar.
Korina Rivadeneira fue anunciada como la estrella invitada para una presentación especial en un conocido circo limeño, lo que atrajo a una multitud de fans y familias que esperaban pasar un buen momento.
Pero lo que debía ser una aparición divertida y segura para la popular figura venezolana, terminó siendo una humillación pública que ahora ha encendido las redes sociales y los medios.
Durante uno de los actos centrales del espectáculo, Korina fue llamada al escenario para participar en una dinámica junto a los bailarines del elenco.
Entre risas forzadas y coreografías improvisadas, uno de los integrantes comenzó a acercarse a Korina de una manera cada vez más incómoda.
El público, al principio, pensó que todo formaba parte del guion.
Sin embargo, la incomodidad en el rostro de la modelo fue evidente.
El bailarín, lejos de detenerse, cruzó los límites: la tomó por la cintura sin permiso, se acercó físicamente de forma agresiva y, según se ve en los videos viralizados, llegó incluso a tocarla de manera indebida mientras las luces seguían enfocando el acto.
Korina intentó alejarse, forzando una sonrisa para evitar hacer un escándalo en el escenario.
Pero sus gestos corporales hablaban por sí solos.
La incomodidad, la tensión y el desconcierto eran evidentes.
Nadie de la producción del circo intervino.
El show continuó como si nada.
Incluso, algunos integrantes del elenco intentaron reír para disimular lo ocurrido, como si el momento pudiera disolverse bajo la excusa del humor.
Lo verdaderamente indignante llegó después.
Cuando las redes comenzaron a llenarse de videos del bochornoso momento, la reacción del circo no fue pedir disculpas ni reconocer el error.
Al contrario.
En un comunicado que rápidamente fue tildado de vergonzoso, la organización afirmó que “todo estaba planeado” y que Korina “sabía a lo que iba”.
La ola de indignación fue instantánea.
Cientos de usuarios exigieron justicia, denunciaron la revictimización de Korina y acusaron al circo de encubrir una conducta que, en cualquier otro contexto, sería claramente sancionada.
El primero en salir a defenderla fue su esposo, Mario Hart, quien arremetió con dureza en redes sociales.
“Esto no fue parte del show.
Fue abuso, fue violencia.
¿Desde cuándo es divertido sobrepasarse con una mujer frente a niños?”, escribió en su cuenta de Instagram, junto a un video del momento exacto del contacto indebido.
Hart exigió acciones legales inmediatas, anunciando que ya se está asesorando con abogados para denunciar al responsable y al circo por permitir el acto.
La presión social no se hizo esperar.
Distintos colectivos feministas, personalidades del medio artístico y miles de ciudadanos comenzaron a pronunciarse, exigiendo una investigación formal.
La Defensoría del Pueblo y el Ministerio de la Mujer también tomaron cartas en el asunto, informando que están evaluando intervenir de oficio para investigar si se trató de un caso de violencia simbólica y acoso en espacios públicos.
Korina, por su parte, ha permanecido en silencio público, aunque fuentes cercanas aseguran que está profundamente afectada por lo ocurrido.
La modelo no esperaba ser puesta en una situación tan humillante, especialmente en un contexto supuestamente “familiar”.
Lo que debía ser una presentación tranquila terminó siendo una experiencia traumática que, ahora, tiene eco nacional.
Este hecho ha puesto sobre la mesa un debate urgente sobre los límites del entretenimiento, el consentimiento y el respeto a las figuras públicas en espacios escénicos.
Lo que ocurrió con Korina no puede ni debe ser normalizado como parte de un espectáculo.
El uso del cuerpo femenino como objeto de burla o morbo no es humor: es violencia.
Y mientras el circo intenta silenciar la polémica con comunicados que solo avivan la furia, miles de personas gritan una verdad incómoda pero necesaria: esto no fue un accidente ni una malinterpretación.
Fue abuso, y debe ser tratado como tal.
Porque ninguna mujer, sea famosa o no, debería ser tocada sin su consentimiento… y mucho menos frente a una audiencia que incluía menores.
El show puede continuar, sí… pero no sin justicia.
