💔 “‘Lo teníamos claro’: la noche en que Alejandra Baigorria vio derrumbarse su mundo con Said Palao”
😱
La historia comenzó de manera casi trivial.

La hija de Said, jugando inocentemente con el teléfono de su padre, encontró un chat que no debería haber visto.
Una conversación con otra mujer, cargada de insinuaciones y mensajes ambiguos que destrozaron la calma del hogar.
Cuando Alejandra se enteró, su reacción fue inmediata: incredulidad, luego rabia, y finalmente, ese silencio profundo que solo aparece cuando el corazón se rompe sin previo aviso.
Según fuentes cercanas, la discusión comenzó en voz baja, pero pronto se transformó en una tormenta.

Said intentó explicarse, hablar de “malentendidos”, de “amistades antiguas”, pero Alejandra no quiso escuchar.
Los gritos se escuchaban desde el pasillo.
“¿Esto es lo que llamas respeto?”, se le habría oído decir con la voz quebrada.
Él, cansado, recogió algunas cosas, murmuró algo incomprensible y salió dando un portazo.
Lo que nadie esperaba era el siguiente movimiento: Said llamó a Renzo Schuller, su amigo y confidente, para pedirle ayuda.
“No puedo quedarme ahí esta noche”, habría dicho.
Renzo, según versiones, intentó mediar, pero la situación estaba fuera de control.
La tensión entre ellos ya no podía maquillarse con sonrisas televisivas ni con declaraciones medidas ante cámaras.
Lo que se rompió fue más profundo.
Mientras tanto, Alejandra se encerró en su habitación durante horas.
No hubo publicaciones, no hubo declaraciones.
Solo un silencio inquietante que hizo que los fans comenzaran a especular.
Las redes se inundaron de mensajes de apoyo, de teorías, de capturas falsas, de rumores.
Algunos hablaban de infidelidad, otros de una confusión exagerada.
Pero todos coincidían en algo: algo grave había ocurrido.
Pasaron dos días antes de que Alejandra hablara.
Y cuando lo hizo, no fue con lágrimas ni explicaciones.
Fue con una frase que retumbó como un disparo emocional: “Lo teníamos claro.
” Seis palabras.
Nada más.
Pero suficientes para encender las redes y dividir a todo el país.
¿Qué quiso decir? ¿Era una despedida? ¿Una confesión implícita? ¿O una forma de asumir que la relación ya estaba desgastada?
La prensa buscó respuestas en su entorno, pero nadie quiso hablar.
Una amiga cercana dijo: “Alejandra estaba cansada de poner orden en una relación que siempre pendía de un hilo.
Ella sabía que algo así podía pasar.
” Y es que, aunque ambos siempre mostraban una imagen sólida ante el público, las diferencias entre ellos eran conocidas por el círculo íntimo.
Said, reservado, distante.
Alejandra, intensa, emocional, exigente.
Una mezcla explosiva que solo necesitaba una chispa para encenderse.
Esa chispa, al parecer, llegó con un mensaje.
Un chat.
Una conversación privada que se volvió el espejo de una desconfianza acumulada.
En las redes, los seguidores de ambos comenzaron a tomar bandos.
Algunos defendían a Alejandra con furia, calificando a Said de “inmaduro” y “desleal”.
Otros, en cambio, pedían cautela, argumentando que nadie sabía la historia completa.
Pero el daño ya estaba hecho.
Lo más impactante, según allegados, fue la calma con la que Alejandra enfrentó el final.
No hubo escenas de reconciliación pública ni mensajes de perdón.
Solo esa frase repetida, seca, como una sentencia: “Lo teníamos claro.
” Muchos interpretaron que se refería a un acuerdo tácito entre ambos, una relación que quizás ya estaba rota desde antes, pero que ambos sostenían por costumbre o por imagen.

Los medios captaron imágenes de Said saliendo del edificio con una maleta pequeña.
Su rostro, serio, sin rastro de emoción, contrastaba con la avalancha mediática que lo rodeaba.
En las siguientes horas, no se supo más de él.
Ni un comunicado, ni una palabra.
El silencio se volvió su escudo, mientras la historia se desbordaba por todos los rincones del espectáculo.
Alejandra, por su parte, reapareció días después en una sesión de fotos, con una mirada firme pero distante.
No habló del tema, no respondió preguntas.
Pero su expresión lo decía todo: algo se había roto para siempre.
Y aunque el público esperaba una reconciliación, en el fondo muchos sabían que esa historia había llegado a su punto final.
Algunos aseguran que el verdadero conflicto no fue el chat, sino todo lo que representaba: la falta de confianza, la distancia emocional, los silencios que se acumulan hasta volverse insoportables.
“Ella ya no quería pelear”, contó un allegado.
“Solo quería entender en qué momento dejaron de estar del mismo lado.
Y así, sin escándalos adicionales ni gritos frente a cámaras, la historia se apagó con la misma intensidad con la que estalló.
Pero quedó flotando en el aire esa frase, repetida mil veces, como un eco imposible de borrar: “Lo teníamos claro.
Una frase que suena a aceptación, a cansancio, a final anunciado.
Una frase que, sin decirlo directamente, reveló la verdad más cruda: que a veces el amor no termina por una traición, sino por el momento en que ambos dejan de luchar por seguir creyendo en él.