🎭🥄 “De peleador a chef… ¿y confidente?”: La vida secreta de Juan Zegarra y su enigmática cercanía con Beto Ortiz ⚠️👁️
Juan Zegarra siempre vivió a la sombra —y a la vez bajo el peso— del apellido que su hermano David, “La Pantera”, convirtió en marca registrada del boxeo nacional.

Pero lejos de vivir resentido o apagado, Juan decidió construir su propio camino.
Durante años, se batió en los rings con entrega, disciplina y una presencia imponente.
Sin embargo, el mundo del boxeo, muchas veces ingrato y brutal fuera del espectáculo, comenzó a desgastarlo.
Las lesiones, la presión y la falta de oportunidades lo empujaron a cuestionarlo todo.
Fue en ese silencio interno donde surgió una decisión tan sorpresiva como definitiva: dejar el ring y comenzar de cero.
Y ese “cero” no fue cualquier cosa.
No se fue a descansar ni se refugió en el anonimato.
Juan Zegarra decidió meterse de lleno en un terreno inesperado: la cocina.
No como hobby, sino como profesión.
Se preparó, estudió, y comenzó a trabajar en diversos restaurantes de Lima, donde fue ganando espacio con la misma intensidad con la que lanzaba un gancho al hígado.
La cocina se convirtió en su nuevo ring.
Pero mientras todos hablaban de su cambio radical, un nuevo elemento apareció en el radar mediático: su cercanía con Beto Ortiz.
Fue primero una foto.
Luego una historia compartida.
Más tarde, una colaboración.
Y finalmente, comentarios de ambos que daban a entender una relación mucho más estrecha de lo que cualquiera imaginaba.
Juan y Beto no solo coincidían en eventos o producciones.

Se veían, compartían proyectos, y comenzaban a tejer una especie de alianza, creativa o personal, que nadie terminaba de entender del todo.
La gente hablaba.
Las redes ardían.
Y el silencio de ambos solo alimentaba las teorías.
¿Se trata de una simple amistad entre dos figuras públicas que encontraron intereses comunes? ¿O hay un lazo más profundo, una historia que aún no ha sido contada? Lo cierto es que el propio Beto Ortiz ha insinuado, en su característico tono críptico, que “Juan tiene mucho más que mostrar de lo que creen”.
¿Una revelación en camino? ¿Un nuevo programa juntos? ¿Un libro? Todo es posible en este juego de apariencias y silencios.
Lo que muchos no ven es que Juan Zegarra ha sabido reinventarse con una audacia que pocos podrían manejar.

Del boxeo, un mundo donde la masculinidad se mide a golpes, pasó a la cocina, un arte donde la sensibilidad es tan importante como la técnica.
Y ahora, con su cercanía a uno de los periodistas más polémicos del país, parece haberse convertido en un enigma público, una figura que descoloca, que fascina y que divide opiniones.
Algunos seguidores del deporte lo critican por “haberse vendido al show”, por haberse alejado del sacrificio físico del ring.
Otros, sin embargo, lo aplauden por haber encontrado una nueva pasión, una nueva voz y, quizás, una nueva identidad.
Pero todos —incluso los que lo juzgan— coinciden en una cosa: Juan Zegarra ya no es solo “el hermano de La Pantera”.
Es un personaje con luz propia, con una historia que no encaja en los moldes típicos, y con una vida que parece esconder más de lo que muestra.
Su cocina hoy no solo sirve platos, también sirve rumores, historias no contadas y un aroma a misterio que ningún sazón puede disimular.
¿Hasta dónde llegará esta transformación? ¿Habrá un nuevo escándalo? ¿O será que Juan está cocinando algo mucho más grande de lo que todos sospechamos?
La última palabra aún no se ha dicho.
Pero si algo nos ha enseñado esta historia es que, en el Perú, hasta el ring más duro puede dar paso a una historia de fuego lento… con ingredientes que arden.