El adiós más doloroso: el esposo de Camucha Negrete revela cómo fueron las últimas horas de la actriz antes de morir a los 80 años
La muerte de Camucha Negrete a los 80 años ha dejado al Perú sumido en una profunda tristeza.
La actriz y conductora de televisión, una de las más queridas de la pantalla chica, falleció tras una larga batalla contra una enfermedad hepática que fue deteriorando poco a poco su salud.
Su partida ha generado homenajes en todos los rincones del país, pero ningún testimonio ha sido tan estremecedor como el de Enrique Collantes, su esposo, quien recordó con la voz rota de dolor los últimos momentos de la artista y reveló que, de manera inexplicable y cruel, el destino quiso que todo ocurriera apenas dos días después de que celebraran su aniversario de bodas.
Collantes, que la acompañó de manera incondicional durante décadas, no pudo contener las lágrimas al hablar de la mujer que fue su compañera de vida.
“Anteayer fue nuestro aniversario”, dijo con la voz entrecortada, y esas palabras resonaron como un golpe brutal en quienes lo escuchaban.
La confesión dejó en claro que la fecha que debía estar marcada por la celebración del amor y la unión ahora quedará teñida para siempre por el dolor de la despedida.
El esposo relató que los últimos meses fueron un camino difícil y desgastante, marcado por hospitalizaciones, tratamientos y noches en vela cuidando de Camucha, quien siempre intentó mostrarse fuerte a pesar de la enfermedad.
“Ella nunca quiso dar lástima.
Siempre sonreía, aunque sé que por dentro el dolor era insoportable.
Me decía que no me preocupara, que todo iba a estar bien, aunque los médicos ya nos habían advertido que el final estaba cerca”, recordó con lágrimas en los ojos.
El testimonio se volvió aún más sobrecogedor cuando reveló cómo fueron las últimas horas de vida de la actriz.
Según contó, Camucha, a pesar de estar muy débil, quiso pasar el día de su aniversario junto a él con la mayor normalidad posible.
“Nos miramos, nos tomamos de la mano y nos dijimos lo de siempre: que nos amábamos, que nada ni nadie nos iba a separar.
Nunca imaginé que esas serían las últimas palabras que intercambiaríamos en un aniversario”, confesó.
Collantes describió que la madrugada siguiente, Camucha empezó a sentirse peor.
El deterioro fue rápido y fulminante.
“Le acaricié la mano todo el tiempo, no la solté ni un segundo.
Le dije que no tuviera miedo, que estaba conmigo, que nunca la dejaría sola.
Ella me miró, me sonrió débilmente y cerró los ojos.
Así se fue, tranquila, pero dejándome con el corazón destrozado”, narró con dolor.
Las palabras del viudo provocaron un impacto inmediato en la opinión pública.
Los noticieros recogieron cada frase, y las redes sociales se llenaron de mensajes de solidaridad.
La historia de amor entre Camucha Negrete y Enrique Collantes era bien conocida: una relación sólida, construida con años de complicidad, respeto y cariño.
Ahora, ese amor eterno quedaba marcado por una despedida dolorosa que hizo llorar a miles.
El Perú entero sintió como propia la tragedia de Collantes.
“Es el testimonio más desgarrador que he escuchado en años”, comentaba un usuario en Twitter, mientras otros compartían frases de aliento: “Ella descansa en paz, pero tu amor la acompañará siempre”.
La escena del hombre llorando por su compañera de vida tocó fibras sensibles en todos aquellos que saben lo que significa perder a alguien con quien se ha compartido casi todo.
El dolor de Enrique se hizo más evidente cuando contó que todavía guarda la última sonrisa de Camucha como un tesoro.
“Esa imagen no se me borra.
La veo cerrar los ojos, pero al mismo tiempo la siento viva.
Sé que ella sigue conmigo, aunque no pueda verla”, declaró, dejando claro que su vínculo trasciende incluso la muerte.
Durante el velorio, Collantes permaneció todo el tiempo junto al féretro de su esposa, recibiendo abrazos, muestras de cariño y consuelo de familiares, colegas y fanáticos.
Muchos fueron testigos de cómo sus palabras se convertían en sollozos y cómo, cada vez que alguien mencionaba el aniversario, él volvía a quebrarse.
“El destino fue muy cruel.
Celebramos nuestro amor y, dos días después, tuve que despedirme para siempre.
Es un dolor que no puedo explicar”, afirmó entre lágrimas.
El relato del esposo de Camucha también fue un recordatorio de la fortaleza con la que ambos enfrentaron juntos la enfermedad.
A pesar de los pronósticos, él nunca la abandonó, acompañándola en cada cita médica, en cada ingreso hospitalario y en cada noche de insomnio.
“Ella me decía que yo era su motor, pero la verdad es que era al revés.
Ella era la que me daba fuerzas, incluso en su peor momento.
Yo solo trataba de estar a la altura de su valentía”, confesó.
El impacto de sus declaraciones generó que muchos recordaran a Camucha no solo como la gran artista que fue, sino también como la mujer amada, la esposa que, incluso en su fragilidad, enseñó lo que significa la entrega incondicional.
“Esa es la Camucha que quiero que recuerden: la que amó con todo su ser, la que luchó hasta el final y la que nunca dejó de sonreír”, dijo Collantes en medio de aplausos de quienes lo escuchaban.
Hoy, la televisión peruana ha perdido a una de sus más grandes figuras, pero Enrique Collantes ha perdido mucho más: a la mujer de su vida.
Y aunque el dolor es insoportable, sus palabras también son un testimonio de amor eterno, de un vínculo que no termina con la muerte, sino que se mantiene vivo en cada recuerdo, en cada aniversario que, a partir de ahora, será también un día de luto.
“Camucha, mi amor, te fuiste demasiado pronto, pero te prometo que seguiré adelante como tú me enseñaste.
Te amaré hasta el último día de mi vida”, fueron las últimas frases con las que cerró su declaración, dejando al Perú entero con el corazón encogido.
La partida de Camucha Negrete deja un vacío en la cultura y en la televisión nacional, pero sobre todo en la vida de un hombre que hoy enfrenta la pérdida más grande de todas: la de su compañera eterna.
Y en esa mezcla de amor y dolor, Enrique Collantes nos recuerda que las historias más bellas también pueden tener los finales más trágicos.
