😱💸 Los audios que lo hunden todo: Peluchín destapa la deuda que Christian Cueva negó hasta el final
El escándalo estalló cuando Rodrigo González, más conocido como Peluchín, decidió soltar lo que durante semanas había insinuado.
Esta vez no fue con ironías ni indirectas.

Fue frontal.
Audios en mano, lanzó una acusación que sacudió tanto a la farándula como al mundo del fútbol: Christian Cueva habría mentido sobre una deuda de 80 mil soles que, hasta ahora, negaba públicamente.
Según Peluchín, las grabaciones revelan una versión completamente distinta a la que Cueva sostuvo frente a cámaras.
En los audios, se escucharía al futbolista reconociendo compromisos económicos pendientes, contradiciendo su discurso de victimización y negación.
El impacto fue inmediato.

Ya no se trataba de “dimes y diretes”, sino de pruebas sonoras que, para muchos, lo cambian todo.
Durante meses, Christian Cueva había intentado proyectar una imagen de persecución mediática, asegurando que se le atribuían deudas inexistentes y que su nombre era usado para generar escándalo.
Sin embargo, la difusión de estos audios reconfiguró por completo el tablero.
La narrativa del futbolista comenzó a resquebrajarse en tiempo real, mientras las redes sociales ardían con una sola pregunta: ¿por qué negar algo que ahora parece tan evidente?
Peluchín no se limitó a reproducir los audios.
Fue más allá.
Cuestionó duramente la credibilidad del jugador y apuntó directamente a la estrategia que, según él, Cueva habría utilizado para ganar tiempo y evitar asumir responsabilidades.
Para el conductor, la mentira no solo es económica, sino moral.

“No es la plata, es la forma”, repitió con insistencia, marcando que el verdadero problema es haber sostenido una versión falsa frente al público.
La cifra de 80 mil soles se convirtió rápidamente en tendencia.
No solo por el monto, sino por lo que simboliza.
Para muchos, representa el contraste brutal entre los ingresos millonarios del futbolista y la negativa a cumplir con compromisos que, según los audios, él mismo reconoce.
Ese contraste fue lo que encendió la indignación colectiva.
Las reacciones no tardaron en llegar.
Usuarios en redes sociales expresaron decepción, burla y enojo.
Algunos defendieron a Cueva, alegando que los audios podrían estar sacados de contexto.
Otros fueron implacables, señalando que esta no sería la primera vez que el futbolista queda envuelto en contradicciones públicas.
La división fue total, pero la presión mediática aumentó como nunca.
Lo más demoledor del caso es el silencio posterior.
Tras la difusión de los audios, Christian Cueva no ofreció una respuesta inmediata y contundente.
Ese mutismo, en un entorno acostumbrado a comunicados rápidos, fue interpretado por muchos como una señal de debilidad.
Cada hora sin aclaración alimentó la percepción de que la mentira había quedado al descubierto.
Peluchín, consciente del impacto, insistió en que no se trata de un ataque personal, sino de exponer una verdad que el público merece conocer.
Remarcó que, cuando se es figura pública, las contradicciones pesan el doble y las mentiras se pagan caro.
En su discurso, no hubo espacio para la tibieza: quien miente, debe asumir las consecuencias.
Este episodio vuelve a poner en jaque la imagen pública de Christian Cueva, un jugador cuyo talento dentro de la cancha siempre ha ido acompañado de polémicas fuera de ella.
Para muchos hinchas, este escándalo es la gota que rebalsa el vaso.
No se trata solo de rendimiento deportivo, sino de coherencia y responsabilidad.
El fútbol peruano, una vez más, queda salpicado por controversias que nada tienen que ver con goles o campeonatos.
Y la farándula, por su parte, encuentra en este caso un cóctel perfecto de dinero, audios y contradicciones que garantiza días enteros de debate.
Mientras se espera una respuesta clara por parte de Cueva, los audios siguen circulando, multiplicándose y reforzando una sensación incómoda: la verdad, tarde o temprano, siempre encuentra la forma de salir.
Y cuando lo hace en forma de grabaciones, ya no hay discurso que la tape.
Lo que Peluchín llamó “la mentira más grande” ya quedó instalada en la opinión pública.
La deuda de 80 mil soles no es solo un número; es el símbolo de una credibilidad fracturada.
Y en el mundo del espectáculo y el deporte, perder la credibilidad puede ser mucho más caro que cualquier deuda económica.