“Del altar al infierno mediático: Farfán y Xiomy celebran su boda mientras una voz del pasado lo deja en ruinas”
Las campanas de boda apenas habían comenzado a sonar cuando estalló el escándalo.

Jefferson Farfán, vestido de blanco y con una sonrisa que parecía sincera, aparecía junto a Xiomy Kanashiro en las imágenes filtradas de una ceremonia íntima, rodeada solo de familiares y amigos muy cercanos.
Las redes sociales se inundaron de mensajes de felicitación, memes románticos y comentarios sobre la pareja.
Pero mientras los flashes brillaban en Lima, en otro rincón de la ciudad una historia completamente distinta comenzaba a tomar forma.
Darinka, visiblemente alterada, publicó una serie de mensajes en su cuenta personal de Instagram.
Sin mencionar directamente a Farfán, escribió: “Hay hombres que se visten de novio pero se despojan de su papel de padre.
No basta con dar dinero, se da amor.
Y de eso, él no sabe nada.
” Las palabras se esparcieron como pólvora.

En minutos, los programas de espectáculos ya tenían el tema del día.
“Darinka destruye a Farfán el día de su boda”, titulaban los portales, mientras los panelistas analizaban cada palabra, cada gesto, cada silencio.
Algunos defendieron al futbolista, diciendo que quizá había conflictos personales que el público desconocía.
Otros, sin embargo, fueron implacables: “No hay excusa para olvidar a un hijo.
” En medio del caos, lo que más impactó fue un detalle que Darinka dejó entrever en sus historias.
Mostró una fotografía de su hija —la pequeña fruto de su relación con Farfán— mirando por una ventana, con la frase: “Ni siquiera la saca a pasear.
Pero sí tiene tiempo para prometer amor eterno.
” Esa imagen rompió el corazón de miles de usuarios.

En cuestión de horas, la percepción pública del matrimonio cambió.
Lo que debía ser una celebración se transformó en un campo minado de críticas, reproches y acusaciones.
“Qué triste ver a una niña olvidada mientras su padre se casa”, comentó una seguidora.
“Todos tienen derecho a rehacer su vida, pero no a dejar atrás a sus hijos”, escribió otra.
Mientras tanto, Jefferson permanecía en silencio.
Ni una palabra.
Ni una publicación.
Solo fotos filtradas de la fiesta, donde se lo veía bailando con Xiomy, sonriendo como si nada sucediera fuera de esas paredes.
Pero dentro del ambiente de la farándula, ese silencio fue interpretado como arrogancia, o peor aún, indiferencia.
Xiomy Kanashiro, por su parte, trató de mantener la calma.
Publicó una historia agradeciendo el apoyo y escribiendo: “Hoy solo celebramos el amor.
Lo demás, que lo juzgue Dios.
” Sin embargo, esa frase solo echó más leña al fuego.
Los fans de Darinka la consideraron una provocación y comenzaron a inundar el perfil de Xiomy con comentarios críticos.
“El amor no se construye sobre el olvido”, “No ignores a una madre dolida”, “Disfruta mientras puedas, el karma no perdona”, eran solo algunos de los mensajes que se repetían sin cesar.
En paralelo, la prensa comenzó a desenterrar episodios pasados de la vida amorosa de Farfán.
Viejas declaraciones, exnovias, conflictos familiares, todo volvió a la superficie.
Lo que debía ser un momento de estabilidad para el exjugador terminó convirtiéndose en una exposición total de sus heridas más íntimas.
“Jefferson pensó que casarse era cerrar una etapa, pero lo que hizo fue abrir otra mucho más dolorosa”, dijo una fuente cercana a su entorno.

Según esa misma fuente, Farfán habría intentado comunicarse con Darinka en privado después del escándalo, pero ella no habría respondido.
“Está cansada.
Siente que ha sido ignorada demasiado tiempo, y ahora simplemente quiere que el país sepa lo que él es realmente”, añadió.
Las redes, mientras tanto, continuaban con la batalla.
Unos defendían al futbolista, recordando su trayectoria y el derecho a rehacer su vida.
Otros exigían empatía y responsabilidad paternal.
Pero entre todas las voces, la de la hija quedó flotando en un silencio incómodo.
Nadie sabe si Jefferson la verá pronto, si habrá reconciliación o si ese distanciamiento crecerá aún más tras el escándalo.

Lo cierto es que la boda que debía simbolizar un nuevo comienzo terminó revelando todo lo que el exjugador intentó ocultar: un pasado no resuelto, heridas abiertas y amores rotos que aún sangran.
Hoy, mientras las fotos del enlace circulan con miles de “likes”, el brillo del anillo parece opacado por una sombra que no se disuelve.
Y aunque Xiomy Kanashiro sonríe convencida de haber sellado su historia de amor, Darinka —con su verdad a flor de piel— logró lo impensado: convertir el “sí, acepto” de Farfán en el día más incómodo de su vida.
Porque en el mundo del espectáculo, los finales felices son solo el principio de una nueva tormenta.