🕵️♂️ “Las firmas no mienten”: La Contraloría acecha al Gore de César Acuña tras contratos turbios. ..y lo que encontraron es de película 📄💼
La noticia cayó como un balde de agua helada sobre los despachos del Gobierno Regional de La Libertad.

La Contraloría General de la República ha iniciado una investigación exhaustiva sobre una serie de contratos adjudicados en los últimos meses, bajo la administración respaldada por César Acuña, líder de Alianza para el Progreso y figura política siempre envuelta en controversias.
Según los primeros informes filtrados a la prensa, se han identificado múltiples contratos que presentan irregularidades: adjudicaciones directas sin licitación previa, empresas recién constituidas que ganan obras millonarias, y vínculos personales entre funcionarios del Gore y proveedores beneficiados.
Todo parece parte de una telaraña de favores que no se sostiene ni con el más básico análisis administrativo.
Lo más preocupante es el patrón que se repite: montos elevados, plazos exprés y proveedores con escasa o nula experiencia técnica.
Algunas fuentes internas aseguran que varias de estas empresas no tienen ni siquiera oficinas físicas registradas, y en varios casos, las direcciones corresponden a viviendas particulares o lotes baldíos.

¿Contratos fantasmas? ¿Empresas de maletín? Las alarmas están encendidas.
Pero lo que realmente ha desatado la tormenta es el rastro que lleva directamente al entorno político de César Acuña.
Si bien el ex candidato presidencial no figura formalmente en la firma de los contratos, varios de los funcionarios involucrados en las adjudicaciones clave tienen vínculos directos con su partido.
Y ese detalle ha puesto el nombre de Acuña otra vez en el centro de la controversia.
Fuentes cercanas a la Contraloría indican que el foco principal está en al menos cinco contratos adjudicados entre abril y julio de este año, con un valor conjunto que supera los 42 millones de soles.
Obras de infraestructura que nunca se ejecutaron, consultorías que no dejaron informes, y servicios de comunicación digital que se pagaron, pero no existen en la práctica.
Cada documento revisado deja más preguntas que respuestas.
La estrategia de defensa del Gore hasta ahora ha sido el silencio.
No ha habido conferencia de prensa, ni comunicado oficial, solo frases sueltas lanzadas por voceros menores que insisten en que “todo se hizo conforme a la ley”.

Sin embargo, el lenguaje corporal de algunos funcionarios captados por las cámaras revela nerviosismo, evasivas y una tensión que no puede disimularse.
Mientras tanto, César Acuña ha optado por desaparecer del radar mediático.
En lugar de enfrentar el escándalo, ha optado por publicar mensajes genéricos en sus redes sociales sobre “el futuro del país” y “la importancia de la educación”, evitando cualquier mención directa al caso.
Pero para los analistas políticos, su silencio no es indiferencia: es cálculo.
Acuña sabe que una mala jugada más podría sepultar sus aspiraciones presidenciales definitivamente.
Lo cierto es que esta investigación no es un simple trámite administrativo.
La Contraloría ha solicitado ya el levantamiento de información fiscal y contable, ha emitido órdenes para conservar documentación clave y se espera que en los próximos días se incluya al Ministerio Público en el caso.
Si se confirman los indicios de corrupción, no solo estaríamos ante una red ilícita dentro de un gobierno regional, sino ante un nuevo golpe al partido de Acuña y su imagen de “gestor eficiente”.
Los ciudadanos de La Libertad, por su parte, se sienten traicionados.
En las calles se escucha el mismo murmullo: promesas de cambio que terminaron en lo mismo de siempre.
Y lo que antes era descontento ahora se convierte en rabia.
Porque cuando el dinero público desaparece entre papeles borrosos y firmas estratégicas, el daño no es solo económico: es moral.
Este escándalo recién comienza.
Y si los hilos siguen tirándose, podrían desenredar una madeja que salpique no solo al Gobierno Regional, sino también a las más altas esferas del poder político actual.
Porque cuando los contratos no se firman con transparencia, el verdadero precio lo paga el pueblo.
Y esta vez, parece que alguien está por quedar completamente expuesto.