La función más personal de su vid: Guillermina Valdés habla de amor, dolor y renacimiento tras sus divorcios
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Guillermina llegó al teatro sin grandes poses, vestida de manera sencilla, pero con una energía que llenaba el lugar.
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Su mirada, serena pero intensa, reflejaba años de experiencias vividas en silencio.
La prensa la esperaba con las típicas preguntas sobre su nuevo proyecto, una obra que mezcla drama y humor en torno al amor, la maternidad y las segundas oportunidades.
Sin embargo, nadie imaginó que, entre respuesta y respuesta, terminaría compartiendo uno de los relatos más íntimos de su vida.
“Esta obra es una parte de mí”, comenzó diciendo.
“Es la primera vez que hago algo donde siento que puedo usar todo lo que viví: las pérdidas, las separaciones, los silencios.
Cada personaje tiene algo de mis procesos, incluso los más dolorosos.
” La actriz se refería claramente a sus rupturas con Sebastián Ortega, padre de tres de sus hijos, y con Marcelo Tinelli, con quien vivió una relación intensa, pública y profundamente observada por todo el país.
Con una sonrisa leve, explicó cómo cada uno de esos vínculos la transformó.
“Con Sebastián aprendí a ser madre, a construir desde lo simple.
Fue un amor de juventud, lleno de proyectos, pero también de crecimiento personal.
A veces el amor no alcanza, y uno tiene que soltar para poder seguir queriendo de otra manera.
” El ambiente se volvió más íntimo.
Los periodistas bajaron el tono de sus preguntas, casi hipnotizados por la sinceridad de Guillermina.
Ella continuó, sin esquivar los temas más delicados.
“Con Marcelo fue distinto.
Fue una relación adulta, intensa, con mucha exposición.
Aprendí lo que es amar bajo la mirada del público, lo que es que todos opinen sobre tus emociones.
No fue fácil, pero hoy lo recuerdo con cariño y respeto.
Fue parte de mi historia, y no me arrepiento de nada.
” Cada palabra salía medida, pausada, como si pesara los recuerdos antes de dejarlos salir.
En sus ojos había melancolía, pero también gratitud.
“De los dos aprendí.
Con los dos lloré, reí, y crecí.
Hoy puedo decir que me reconcilio con mis historias.
No me definen mis ex, me define lo que construí después de ellos.
” El público que la escuchaba —actores, productores y periodistas— permanecía en silencio absoluto.
Era evidente que no se trataba de un discurso preparado, sino de una confesión nacida del alma.
Guillermina habló también del proceso de reinventarse tras cada separación.
“Después de cada ruptura, sentís que no vas a poder volver a confiar, que no vas a encontrar tu lugar.
Pero el teatro fue mi refugio.
Actuar me salvó de mis propios pensamientos.
” Contó que durante los primeros meses después de su separación de Tinelli, había perdido las ganas de exponerse.
“Me cansé de ser noticia por algo que no tenía que ver con mi trabajo.
Quería que me recordaran por lo que hago, no por con quién estoy.
” Esa frase provocó murmullos entre los presentes, pero ella sonrió y siguió.
“Hoy estoy en paz.
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Me miro al espejo y me reconozco.
Puedo decir que atravesé las tormentas y sigo de pie.
” Luego, habló con ternura de sus hijos, su verdadera fuente de equilibrio.
“Ellos me enseñaron a no mirar atrás con resentimiento.
Mis hijos me devolvieron la capacidad de reírme incluso en los peores momentos.
Cuando uno tiene familia, entiende que el amor no se acaba, solo se transforma.
” La conversación giró nuevamente hacia la obra que estrenará en las próximas semanas.
Guillermina explicó que su personaje es una mujer que, tras varios desengaños, decide reencontrarse consigo misma.
“Es un papel muy personal.
Cuando leo el guion, me veo a mí misma hace unos años: intentando entender por qué algo termina, por qué a veces la vida te obliga a empezar de cero.
” A mitad de la charla, uno de los periodistas le preguntó si volvería a enamorarse.
Su respuesta fue tan contundente como inesperada.
“Sí, claro.
El amor no me da miedo.
Ya no busco un cuento de hadas, busco verdad.
Si llega alguien, que venga con paz, no con promesas.
” Esa frase bastó para que su declaración se viralizara.
En cuestión de horas, los titulares hablaban de una Guillermina renovada, segura de sí misma, sin resentimientos, pero con las cicatrices bien visibles.
“Las cicatrices no se borran —agregó—, pero son las que te recuerdan que sobreviviste.
” La entrevista concluyó entre aplausos, algo poco común en una rueda de prensa.

Guillermina se despidió con una sonrisa cálida y una frase que quedará grabada: “Hoy elijo el teatro, elijo la vida.
Y si alguna vez me vuelvo a enamorar, que sea de alguien…o de un personaje.
” Esa mezcla de humor y honestidad cerró un encuentro que, más que una promoción, fue una catarsis pública.
Lo que quedó claro es que Guillermina Valdés no solo está estrenando una obra: está estrenando una nueva versión de sí misma.
Una mujer que ya no teme al pasado, que lo aplaude, lo agradece y lo convierte, como buena actriz, en arte puro.