🕳️ “Todo lo construimos juntos”: El reclamo millonario de su ex marido convierte la separación de Maju Mantilla en una pesadilla legal imparable 💔📜
Durante años, Maju Mantilla fue la imagen de la perfección: madre amorosa, esposa ejemplar, figura pública sin escándalos.

Y a su lado, Gustavo Salcedo, empresario reservado, siempre en un segundo plano, pero visible en los eventos importantes.
Su relación parecía estable, sólida, como una de esas parejas que sobrevive al ojo público sin desgastarse.
Pero las apariencias, una vez más, fueron un espejismo.
Cuando en julio se anunció su separación, muchos pensaron que sería un proceso tranquilo, casi protocolar.
Sin declaraciones altisonantes, sin dardos envenenados.
Sin embargo, lo que se vivía tras bambalinas era todo menos pacífico.
Y ahora, ha estallado lo que podría ser la batalla legal más humillante y costosa de la vida de Maju.
Gustavo Salcedo ha exigido formalmente el 50% de toda la fortuna acumulada durante los años de matrimonio.

Según fuentes cercanas, el empresario estaría solicitando una división equitativa de bienes que incluye propiedades en Lima, cuentas bancarias, inversiones, e incluso derechos comerciales vinculados a la imagen pública de Maju.
Sí, incluso eso.
“Él dice que sin su apoyo, muchas decisiones no se habrían podido tomar”, afirma una fuente del entorno legal.
“Siente que fue parte activa del crecimiento patrimonial de ambos, y ahora quiere lo que considera justo.
La declaración sorprendió incluso a los abogados de la ex Miss Mundo, quienes, según trascendidos, no esperaban una ofensiva de esta magnitud.
Maju, conocida por evitar la confrontación y proteger su imagen pública, se ha mantenido en silencio, pero fuentes cercanas aseguran que está devastada.
“No por el dinero, sino por la forma.
Por el momento.
Por la traición.

Lo más escandaloso es el timing.
La separación fue reciente, y aún había rumores de una posible reconciliación.
Algunos amigos de la pareja afirmaban que las diferencias eran más emocionales que legales.
Pero este movimiento de Gustavo parece haber enterrado cualquier esperanza.
Ha sido interpretado como un mensaje claro: “Ya no hay vuelta atrás.
En documentos extraoficiales, se menciona que Gustavo está dispuesto a llevar el caso hasta las últimas consecuencias si no se llega a un acuerdo.
No quiere un porcentaje simbólico.
No busca una salida amigable.
Quiere la mitad.
Y lo exige con argumentos que han dividido la opinión pública.
Por un lado, algunos lo ven como oportunista.
Un hombre que, tras vivir a la sombra del éxito de su pareja, ahora quiere capitalizar el final del vínculo.
Por otro lado, hay quienes sostienen que si durante años construyeron una vida juntos, el reclamo no es tan descabellado.
Pero la pregunta que retumba en los pasillos legales es: ¿realmente fue una construcción mutua? Porque aunque Gustavo manejaba negocios independientes, es innegable que Maju fue quien acumuló mayor visibilidad, contratos televisivos y patrocinios millonarios gracias a su imagen pública.
“Lo que él no entiende”, dice alguien del entorno de ella, “es que la marca ‘Maju Mantilla’ no se divide como si fuera un departamento o un auto.
Él no la creó.
Él no la vendió.Él no la sufrió.
Lo más perturbador de esta historia es la frialdad con la que Gustavo ha llevado el proceso.
No ha hecho declaraciones emocionales.
No ha pedido disculpas.
No ha mostrado rencor.
Solo papeles, demandas, y una estrategia bien calculada.
Como si esto hubiera estado planeado desde antes.
Algunos especulan incluso que el empresario habría comenzado a asesorarse legalmente desde mucho antes del anuncio de la separación, preparando el terreno para lo que hoy está ocurriendo.
“Fue quirúrgico”, dice un abogado.
“Esperó el momento exacto para disparar.
Y Maju, mientras tanto, guarda silencio.
Un silencio que grita.
No ha publicado comunicados, ni ha dado entrevistas.
Solo apariciones breves, con una sonrisa que parece sostenerse con hilos invisibles.
Sus seguidores han salido a apoyarla con fuerza, con mensajes de solidaridad, pero también con indignación: “Después de todo lo que ella le dio, ¿él le responde con una demanda?” —escriben en redes sociales.
El caso aún está en una etapa inicial, pero todo apunta a que se convertirá en un proceso mediático, prolongado y desgastante.
Y no solo por el dinero, sino por lo que está en juego: la imagen pública de Maju, su paz mental, y la posibilidad de que secretos incómodos salgan a la luz en medio de las audiencias.
Porque cuando el amor se acaba, las rupturas duelen.
Pero cuando aparece la codicia, el dolor se transforma en guerra.
Y esta guerra apenas comienza.