🔥Juliana Oxenford explota en vivo: adiós definitivo a Madi y la verdad sin censura sobre su conflicto con Butters
Juliana Oxenford, una de las voces más contundentes y respetadas del periodismo peruano, ha vuelto a ser el centro del huracán.

Esta vez, no por sus entrevistas filosas o sus editoriales sin pelos en la lengua, sino por una decisión drástica que ha sacudido al medio digital Madi: su salida definitiva.
Pero lo que ha hecho temblar a la opinión pública no es solo el adiós, sino la verdadera razón detrás de él.
Y todo apunta a un conflicto explosivo con el siempre polémico Philip Butters.
En una transmisión en vivo, visiblemente incómoda pero decidida, Juliana anunció que daba por terminada su relación profesional con Madi, medio en el que había apostado por un nuevo espacio informativo más libre, más directo y sin filtros.
Sin embargo, según sus propias palabras, ese espíritu independiente se vio “corrompido desde adentro”.
Y ahí es donde apareció el nombre que lo cambió todo: Philip Butters.

Según relató Juliana, desde su llegada al medio, Butters habría generado un ambiente de tensión constante, marcado por opiniones extremas, falta de respeto profesional y una clara intención de acaparar el espacio editorial con discursos que, según ella, no solo rozaban la desinformación, sino que iban en contra de los principios éticos del periodismo.
Lo más grave fue cuando insinuó que existió una especie de presión interna para que moderara su discurso, “por no incomodar a ciertos egos”, en clara referencia al estilo confrontacional de Butters.
Juliana fue tajante: “No voy a ser cómplice de un circo mediático disfrazado de periodismo”.
Esa frase retumbó en redes sociales y en los pasillos de los medios, donde muchos ya sospechaban que algo no marchaba bien entre ambos comunicadores.

Aunque nunca trabajaron directamente en un mismo programa, la convivencia en el mismo medio había generado constantes fricciones, algunas de ellas ya visibles en publicaciones cruzadas y comentarios indirectos que, hasta ahora, el público interpretaba como simples diferencias de estilo.
Pero la periodista decidió hablar con total claridad.
No solo confirmó el conflicto, sino que además lo calificó como “una situación insostenible, cargada de machismo, ego y falta de ética”.
Sus palabras no dejaron lugar a interpretaciones ambiguas.
Dijo sentirse decepcionada de lo que se prometía como un espacio de libertad periodística y que terminó convirtiéndose, en sus palabras, en “una plataforma para alimentar egos masculinos y promover agendas disfrazadas de opinión”.
Sobre su salida, explicó que no fue repentina ni emocional.

Al parecer, llevaba semanas considerando la decisión, pero optó por mantenerse en silencio hasta evaluar sus opciones.
Sin embargo, luego de lo que definió como “el último acto de provocación pública”, no quiso callar más.
Aunque no dio detalles específicos, se presume que ese acto estaría relacionado con una reciente declaración de Butters que habría insinuado que Juliana “no tenía el temple suficiente para sostener una línea editorial crítica sin victimizarse”.
En cuanto a su futuro, Juliana fue directa: “No me voy del periodismo.
Me voy de donde no se puede ejercer con dignidad”.
Anunció que ya está preparando un nuevo proyecto digital, más independiente, más directo y alejado de toda interferencia editorial.
No reveló plataforma ni fecha, pero aseguró que volverá “más libre y más fuerte que nunca”.
Las redes sociales estallaron con mensajes de apoyo a Juliana, destacando su valentía, su coherencia y su decisión de no quedarse en silencio ante lo que muchos consideran un ambiente tóxico disfrazado de pluralidad.
Mientras tanto, desde el entorno de Butters no ha habido respuesta oficial, aunque se espera que, fiel a su estilo, el periodista prepare una reacción sin filtros.
Esta polémica no solo pone en evidencia los conflictos internos dentro de los medios alternativos, también revela la fragilidad de los discursos de independencia cuando se ven amenazados por egos desmedidos y luchas de poder.
Y, sobre todo, confirma que Juliana Oxenford no está dispuesta a ceder ni un milímetro de su integridad profesional, aunque eso implique empezar de nuevo.
Lo que queda claro es que el adiós a Madi no es un simple cierre de ciclo.
Es un grito de dignidad, una declaración de guerra a la manipulación editorial y una nueva etapa para una periodista que, lejos de apagarse, ha decidido arder más fuerte.