“Ella me enseñó a no rendirme”: Maju Mantilla revela la verdad más dura de su vida y conmueve al país entero 💫

 

En una entrevista cargada de emoción, Maju Mantilla habló como nunca antes.

Ya no era la mujer segura y sonriente que los televidentes ven cada mañana, sino una hija quebrada por la ausencia, por el eco de una voz que ya no puede escuchar.

“Mi mamá fue mi todo.

Mi guía, mi refugio, mi mejor amiga.

Y verla sufrir de esa manera fue lo más duro que me ha tocado vivir”, comenzó diciendo, mientras las lágrimas le corrían por el rostro.

Su madre, a quien describió como una mujer fuerte, alegre y profundamente creyente, fue diagnosticada con cáncer hace varios años.

Desde entonces, Maju vivió entre la esperanza y el miedo, entre los tratamientos y las oraciones.

“Cada vez que la veía entrar a una sesión, le tomaba la mano y le decía que todo saldría bien.

Ella me sonreía, pero en sus ojos ya había un cansancio que no quería mostrar.

El calvario, como lo llamó Maju, no fue solo físico, sino emocional.

“Mi mamá nunca quiso que la viéramos débil.

Siempre nos decía que el amor podía más que la enfermedad.

Y de alguna manera, lo hizo: aunque el cáncer la consumía, ella seguía preocupándose por nosotros, por su casa, por sus nietos.

” Su voz tembló al recordar los últimos días.

“El dolor era insoportable, pero ella seguía rezando.

Nunca perdió la fe.

Me decía: ‘Dios sabe lo que hace, hijita’.

Y yo me rompía por dentro.

”

Durante meses, la exreina de belleza se refugió en el silencio.

No habló del tema, no apareció en eventos públicos, no quiso que su sufrimiento se convirtiera en espectáculo.

Pero ahora, decidida a honrar la memoria de su madre, se atrevió a contar su historia.

“Necesitaba hacerlo.

No por mí, sino por ella.

Porque fue una guerrera hasta el final.

Porque su amor me sostiene incluso ahora que ya no está.

”

Maju recordó con detalle el momento en que comprendió que debía dejarla partir.

“Una noche, la miré y sentí que su cuerpo ya no resistía.

Le dije que la amaba, que podía descansar, que no tenía que seguir luchando solo por nosotros.

Fue lo más difícil que he dicho en mi vida.

Esa noche me quedé a su lado, rezando.

Y cuando se fue, sentí una paz que solo puede venir de Dios.

”

Sus palabras estremecieron al público y a todos los que alguna vez han sentido la pérdida de un ser querido.

La conductora confesó que durante mucho tiempo no pudo hablar del tema sin llorar.

“El dolor no se va, pero aprendes a vivir con él.

Cada día la extraño, pero también la siento conmigo.

Cuando me veo en el espejo, cuando abrazo a mis hijos, cuando rezo antes de dormir, ahí está ella.

”

Lo que más conmovió fue su manera de describir la despedida.

“Antes de irse, me dijo: ‘No llores por mí, celebra mi vida’.

Y eso hago.

La recuerdo con flores, con música, con risas.

Porque mi mamá odiaba la tristeza.

Me enseñó que el amor no termina con la muerte.

”

En la entrevista, Maju también habló del papel que jugó la fe en esos momentos.

“Recé como nunca antes.

Le pedí a Dios que la sanara, que le diera fuerzas.

Pero también le pedí que, si ya no podía más, se la llevara sin dolor.

Creo que Él me escuchó.

Porque aunque fue durísimo, ella se fue en paz.

”

Durante su relato, mencionó cómo sus hijos fueron su mayor consuelo.

“Cuando ellos me ven llorar, me abrazan y me dicen que la abuela está en el cielo, que nos cuida.

Y en ese momento entiendo que su legado sigue vivo.

Que su amor no se ha ido.

”

Las redes sociales estallaron con mensajes de apoyo.

Miles de personas compartieron fragmentos de la entrevista, acompañados de palabras de admiración y empatía.

“Tu historia me hizo llorar, Maju.

Gracias por mostrar que el amor verdadero nunca muere”, escribió una usuaria.

Otra comentó: “Perder a una madre es el dolor más grande.

Gracias por hacerlo visible con tanta valentía.

Maju Mantilla, quien siempre se ha mostrado fuerte frente a las cámaras, no teme ahora mostrarse vulnerable.

“He aprendido que ser fuerte no significa no llorar.

Significa seguir caminando, incluso con el corazón roto.

” Y aunque su voz se quebró varias veces, su mensaje final fue uno de esperanza: “Mi mamá me enseñó a no rendirme.

Si ella pudo enfrentar el dolor con amor, yo también puedo hacerlo.

”

Entre lágrimas, Maju miró al cielo y dijo las palabras que conmovieron a todos: “Mamá, gracias por enseñarme a vivir, incluso cuando ya no estás.

Te llevo en todo lo que soy.

Esa frase, sencilla pero poderosa, resume el espíritu de una mujer que, en medio del duelo, decidió transformar su tristeza en homenaje.

Porque al final, lo que Maju Mantilla compartió no fue solo la historia de una pérdida, sino una lección de amor infinito, de fe inquebrantable y de fortaleza silenciosa.

Y así, mientras su voz resonaba en miles de corazones, quedó claro que las historias más duras no siempre terminan en oscuridad.

A veces terminan en luz.

La misma luz que Maju ve cada vez que pronuncia su nombre: mamá.