😱 “No toques lo de mis hijos”: El grito desesperado de Melissa Klug ante el intento de recorte de pensión 💔🍼
Melissa Klug ya no quiere callar más.
Harta de la tensión constante, los enfrentamientos en tribunales y lo que ella describe como una persecución emocional y legal, decidió enviar un mensaje contundente a Jefferson Farfán, el padre de dos de sus hijos.
Y lo hizo como nunca antes: directa, sin filtros y visiblemente afectada.
En sus propias palabras, esta situación ha cruzado límites que ya no está dispuesta a tolerar.
“No es solo por mí.
Es por mis hijos.
Ya basta”, dijo Melissa durante una intervención pública que rápidamente se viralizó en redes y medios.
Según su testimonio, Farfán no solo estaría intentando reducir la pensión de alimentos que actualmente cubre a sus hijos menores, sino que además ha iniciado una ofensiva legal que la tiene emocionalmente agotada.
“Lo que está haciendo es injusto, desmedido y cruel.
No entiendo cómo puede dormir tranquilo sabiendo que está afectando a sus propios hijos”, señaló con una mezcla de rabia y tristeza.
La situación se ha intensificado en las últimas semanas, luego de que trascendiera que el exfutbolista habría presentado una solicitud formal para revisar los montos de manutención, argumentando que sus ingresos ya no son los mismos.
Melissa no negó la posibilidad de diálogo, pero criticó duramente la manera en que se está llevando todo el proceso.
“Si de verdad ha cambiado su situación económica, hablemos.
Pero no a través de abogados fríos ni con amenazas.
No me cortes la pensión de los niños como castigo.
Eso es bajo”.
Lo más impactante fue su declaración sobre un presunto “hostigamiento sistemático”.
Melissa reveló que constantemente recibe cartas notariales, citaciones judiciales y movimientos legales que considera desproporcionados.
“Me quiere desgastar.
Me quiere callar.
Pero no lo voy a permitir.
Voy a proteger a mis hijos con todo lo que tengo”.
Además, denunció que su vida personal ha sido invadida y vigilada, y que se siente “perseguida” cada vez que sale o publica algo en redes.
“Todo lo que hago se usa en mi contra, como si fuera una criminal.
¿Por qué tanto odio?”
Este nuevo capítulo en la ya extensa batalla entre Klug y Farfán ha despertado una ola de reacciones.
En redes sociales, los usuarios se han polarizado.
Algunos la acusan de querer “vivir del futbolista”, mientras otros la defienden asegurando que está peleando justamente por el bienestar de sus hijos.
Lo cierto es que la guerra mediática se ha convertido en un espectáculo constante, donde cada movimiento es analizado, criticado y replicado.
No es la primera vez que Melissa Klug y Jefferson Farfán terminan en enfrentamientos públicos.
La historia entre ellos ha estado marcada por altibajos, demandas cruzadas, y una tensión permanente que, según muchos, no ha podido resolverse por completo ni con los años ni con la intervención legal.
Pero esta vez el conflicto parece haber llegado a un punto crítico.
Uno de los momentos más escalofriantes fue cuando Melissa, con la voz quebrada, lanzó una súplica que caló hondo: “No me hagas esto.
No se lo hagas a los niños.
Si tienes un problema conmigo, enfréntame, pero no les quites lo que por derecho les corresponde”.
Esa frase, cargada de desesperación, dejó en evidencia que esta ya no es solo una batalla legal, sino también una batalla emocional, donde hay menores de por medio y un desgaste que amenaza con romperlo todo.
Por ahora, Jefferson Farfán no ha emitido declaraciones públicas al respecto.
Su equipo legal se ha limitado a confirmar que están “revisando términos contractuales y obligaciones financieras”.
Pero el silencio del exfutbolista ha sido interpretado por muchos como una estrategia calculada, mientras la opinión pública se divide y el caso gana cada vez más atención.
Melissa Klug, por su parte, dejó en claro que no tiene miedo.
“Si creen que me van a doblegar, están equivocados.
Voy a seguir luchando por mis hijos, y si eso implica hablar fuerte, lo haré.
Porque no se trata de dinero, se trata de respeto.
Y de justicia”.
En medio de esta tormenta mediática y judicial, queda una pregunta flotando en el aire: ¿hasta dónde llegará esta guerra? ¿Y quién pagará el precio más alto cuando el daño ya esté hecho? Lo cierto es que, por ahora, la reconciliación parece más lejana que nunca… y las heridas, cada vez más profundas.
