💣🍑 “Así no se hace”: la sexóloga Laura Cruz los deja sin palabras al revelar la verdad detrás del sexo real
El ambiente en el estudio era el típico de Ocean y Molusco: luces tenues, bromas rápidas y esa energía irreverente que los caracteriza.
Pero apenas la doctora Laura Cruz tomó el micrófono, la atmósfera cambió.
“El problema no es hablar de sexo”, comenzó diciendo con tono firme.
“El problema es que seguimos repitiendo mentiras que nos alejan del placer y de la verdad.
” Esa frase bastó para que todos en el set quedaran en silencio.
A partir de ahí, la conversación se convirtió en un viaje fascinante entre risas, confesiones y verdades incómodas.
Ocean, con su estilo provocador, lanzó la primera pregunta: “Doctora, ¿es verdad que el tamaño importa?” Laura Cruz sonrió antes de responder: “Importa… si no sabes usar lo que tienes.
El placer no depende del tamaño, sino del conocimiento, la empatía y la conexión.
Muchos creen que el sexo es una competencia, cuando en realidad es un lenguaje.
” La respuesta desató carcajadas, pero también reflexiones.
Molusco, siempre dispuesto a desafiar los límites, preguntó lo que muchos pensaban: “¿Y qué pasa con las mujeres que fingen?” La doctora no titubeó: “Pasa que no se sienten seguras, que no se les escucha.
Fingir placer es una forma de proteger el ego del otro, pero también de traicionarse a sí misma.
” Su tono no era de juicio, sino de enseñanza, y poco a poco, el estudio se llenó de una mezcla de incomodidad y respeto.
A medida que avanzaba la charla, los mitos caían uno por uno: el de la “duración perfecta”, el del “sexo espontáneo” y hasta el del “poder masculino”.
Laura Cruz explicó que el sexo no es solo físico, sino también emocional, psicológico y cultural.
“Nos enseñaron a tener sexo, pero no a disfrutarlo.
Nadie nos habló de comunicación, de consentimiento ni de placer mutuo.
Nos educaron con miedo y culpa.
” Ocean la miraba con los ojos muy abiertos.
“¿Entonces todo lo que creemos saber… es mentira?”, preguntó, medio en serio, medio en broma.
“No todo”, respondió ella con una sonrisa cómplice.
“Pero la mayoría, sí.
” El momento más impactante llegó cuando la doctora decidió demostrar, con un modelo anatómico, cómo muchos desconocen el funcionamiento real del cuerpo humano.
“Aquí está la verdadera fuente del placer femenino, y no, no está donde la mayoría cree.
” El gesto fue recibido entre risas nerviosas y expresiones de asombro.
“Así que, chicos, estudien antes de jugar”, remató la experta, provocando un estallido de aplausos.
Las redes sociales no tardaron en reaccionar.
Fragmentos de la entrevista se viralizaron en cuestión de horas, con títulos tan provocadores como “La doctora que calló a Ocean y Molusco” o “La clase de sexo que nadie pidió, pero todos necesitaban”.
Los comentarios se dividieron entre quienes agradecían la franqueza de la charla y quienes consideraban que había “cruzado la línea”.
Pero más allá de las críticas, la conversación logró algo que pocos programas consiguen: romper el tabú.
“Hablar de sexo con naturalidad es un acto de salud pública”, dijo Laura Cruz en uno de los momentos más compartidos de la entrevista.
“Porque mientras más callamos, más nos equivocamos.
” Ocean y Molusco, conocidos por su humor sin filtros, parecían realmente impresionados.
Al final, admitieron entre risas que habían aprendido más en una hora que en toda su vida.
“Yo pensé que sabía, pero no sabía nada”, bromeó Molusco, mientras Ocean agregaba: “Definitivamente necesito repetir el curso.
” La doctora, entre risas, cerró con una frase que resonó incluso después de que las cámaras se apagaran: “El placer no se improvisa.
Se construye, se comunica y, sobre todo, se comparte.
” Con esa idea, el programa se convirtió en tendencia y el nombre de Laura Cruz se multiplicó en redes, entre memes, halagos y debates encendidos.
Porque, al final, más allá de los chistes y la provocación, lo que dejó la charla fue una lección inesperada: el sexo no es solo un tema de morbo o curiosidad, sino una parte esencial de lo que somos.
Y quizás, gracias a Ocean, Molusco y la valentía de una sexóloga sin miedo, muchos comenzaron por primera vez a hablar —y pensar— sobre el placer con la seriedad y el respeto que merece.
