🎤 “El duelo que sangró en silencio: burlas, insultos y una herida que desató la guerra en el set”
El enfrentamiento entre Rosángela Espinoza y Karen Dejo ya estaba cargado de electricidad antes de que comenzara la competencia.

Desde el primer cruce de palabras, se respiraba un aire espeso, el tipo de ambiente donde cualquier chispa puede encender un incendio.
Karen, conocida como “La Sabrosura”, lanzó la primera piedra asegurando que Rosángela había abandonado pruebas anteriores.
Y aunque la “Chica Selfie” no lo negó, su respuesta fue más calculada y punzante que cualquier excusa: admitió tener miedo a las alturas, pero inmediatamente viró la conversación para convertirla en un ataque directo contra su rival.
Con una sonrisa afilada, Rosángela tomó el micrófono y disparó frases que helaron el set.
“Karen, es mi momento.
No te cuelgues de mi fama… sin mí no brillas, no brillas sin mí”, repitió con un tono desafiante que hizo estallar al público entre gritos y murmullos.

Fue un dardo directo al ego de Karen, quien no dudó en responder llamándola “ridícula” antes de intentar dar por cerrado el altercado.
Pero el eco de las palabras de Rosángela quedó flotando en el aire como una herida abierta.
Cuando parecía que el drama quedaría en esa riña verbal, el programa tomó un giro inesperado.
Gabriel y Raúl se enfrentaban en una prueba extrema, exigiendo fuerza, resistencia y concentración.
Todo transcurría con la tensión habitual hasta que un grito rompió el ritmo: Raúl sufrió un corte en la pierna.
El dolor lo obligó a detenerse y quitarse el casco, una imagen que dejó en shock a sus compañeros y al público.

La herida no solo fue física, también abrió un nuevo frente de conflicto.
Rosángela, ya encendida tras su choque con Karen, no dudó en lanzarse contra la producción, acusándolos de irresponsabilidad y exigiendo justicia.
Su reclamo fue tan intenso que las cámaras la mostraron discutiendo en vivo, exigiendo explicaciones mientras Raúl recibía atención.
La decisión del equipo de producción cayó como un balde de gasolina sobre el fuego: se descontaron 100 puntos al grupo de los Combatientes.
La reacción fue inmediata.
Gritos, protestas y discusiones encendieron el set, con Rosángela nuevamente al frente, levantando la voz, gesticulando con rabia, dispuesta a convertir la queja en un acto de rebelión en vivo.
Lo que debía ser un duelo deportivo se transformó en un caos televisado.

Karen observaba desde un costado, con la tensión todavía marcada en el rostro, mientras la “Chica Selfie” se erguía como protagonista absoluta de la noche, no solo por sus frases mordaces, sino por su capacidad de encender la polémica hasta el punto de quiebre.
La combinación fue letal: insultos directos, una herida sangrante y un castigo que puso a todo un equipo contra las cuerdas.
La escena dejó al público dividido entre la indignación y la fascinación morbosa de ver cómo la competencia se convertía en un espectáculo de colapso emocional en vivo.
Cuando finalmente la tensión pareció bajar, lo único que quedó fue un silencio extraño, casi insoportable, ese tipo de silencio que no trae paz sino la certeza de que nada volverá a ser igual.
En medio de ese vacío, Rosángela sonreía como si hubiera ganado más que un punto: había logrado adueñarse del show, a costa de su rival, de su equipo y de la calma de todo un programa.