“Marcela Reyes Habla Desde el Dolor: ‘Nada se Escapa de la Justicia Divina’”
El nombre de Marcela Reyes ha sido sinónimo de fortaleza.
Desde aquella tragedia que le arrebató a quien fuera no solo su compañero en la música, sino una figura esencial en su vida personal, la DJ había mantenido un perfil reservado cuando se trataba del caso de B-King.
Mientras los medios especulaban y los seguidores exigían justicia, ella optó por el silencio.
Hasta hoy.
La noticia de la captura de alias ‘El Comandante’, señalado como uno de los presuntos autores del crimen de B-King, cayó como una bomba.
Y la primera reacción pública de Marcela fue breve, pero devastadora.
En su cuenta de Instagram, subió una historia con una imagen negra y una sola frase: “Justicia de Dios”.
Sin adornos, sin hashtags, sin más explicaciones.
Pero esa frase bastó para incendiar las redes.
En minutos, su publicación fue replicada en portales de entretenimiento, generando miles de comentarios que oscilaban entre el alivio y la conmoción.
Quienes la conocen aseguran que detrás de esas tres palabras hay una mezcla profunda de sentimientos: rabia, tristeza y, sobre todo, una especie de alivio espiritual.
Durante años, Marcela había cargado con el peso de una pérdida injusta, envuelta en rumores y versiones contradictorias.
La captura del presunto responsable no solo representa un paso judicial, sino también una respuesta emocional a una herida que nunca cerró del todo.
Fuentes cercanas revelaron que Marcela se enteró de la noticia mientras trabajaba en un evento.
“Se quedó en silencio varios minutos, con los ojos vidriosos”, dijo un testigo.
“Solo dijo: ‘Dios tarda, pero no olvida’”.
Esa frase, repetida luego por cientos de sus seguidores, se convirtió en símbolo de lo que muchos sienten: que el tiempo puede ser lento, pero la justicia —humana o divina— siempre llega.
La DJ, conocida por su energía explosiva en el escenario, mostró esta vez una versión completamente diferente.
No hubo gritos, ni celebraciones.
Solo una serenidad fría, casi espiritual.
En un video posterior, habló brevemente con voz quebrada: “No hay palabras que devuelvan lo que se perdió, pero al menos hoy siento que algo se acomoda.
No sé si es justicia terrenal, pero sé que Dios ve todo.
”
Las reacciones no tardaron.
Famosos del mundo musical, influencers y seguidores inundaron las redes con mensajes de apoyo.
Algunos escribieron “Por fin”, otros simplemente dejaron corazones rotos y oraciones.
Sin embargo, no faltaron los que recordaron que el caso aún sigue abierto, que la justicia debe seguir su curso y que la captura no garantiza condena.
Pero incluso entre la incertidumbre, el eco de las palabras de Marcela parecía llenar un vacío que llevaba años pesando.
Los que estuvieron cerca de ella durante los meses posteriores al asesinato de B-King recuerdan la oscuridad que la envolvió.
Se alejó de los escenarios, perdió peso, y durante un tiempo, su sonrisa desapareció.
Fue su hijo y la música los que la sacaron poco a poco de ese abismo.
Aun así, nunca volvió a ser la misma.
“Marcela aprendió a vivir con el dolor, pero nunca lo superó”, dijo una amiga íntima.
“Lo de hoy es una pequeña luz en esa oscuridad”.
En su mensaje más reciente, publicado horas después de la captura, Marcela escribió: “La justicia de los hombres puede fallar, pero la de Dios nunca”.
La frase se volvió tendencia inmediata.
Miles de usuarios la compartieron, algunos con admiración, otros con lágrimas.
El público, que la ha acompañado en sus altos y bajos, entendió que no se trataba de venganza, sino de paz.
De esa paz que solo llega cuando el alma deja de preguntar “por qué” y empieza a decir “gracias”.
Detrás de su aparente calma, sin embargo, hay una historia que todavía sangra.
La relación entre Marcela Reyes y B-King no fue perfecta, pero estaba llena de pasión, de sueños compartidos y de música.
Lo que comenzó como una dupla creativa se transformó en un vínculo intenso que terminó abruptamente en tragedia.
Desde entonces, ella ha llevado su nombre tatuado no solo en la piel, sino en cada presentación, en cada mezcla, en cada nota.
Ahora, mientras el país sigue de cerca el proceso judicial contra ‘El Comandante’, Marcela parece decidida a cerrar un capítulo.
“No me interesa el morbo, ni el escándalo”, dijo al final del video.
“Solo quiero seguir viviendo, seguir haciendo música y creer que el tiempo, de alguna manera, pone todo en su lugar.
Su voz tembló, pero no se quebró.
Era la voz de alguien que ha llorado demasiado y ya no teme al dolor.
Era la voz de quien sabe que hay heridas que nunca se curan, pero que, al fin, dejan de sangrar.
Y así, entre silencios, miradas al cielo y una frase que quedará grabada en la memoria colectiva —“Justicia de Dios”—, Marcela Reyes volvió a demostrar que no necesita palabras largas para estremecer a un país entero.
A veces, tres palabras bastan para decirlo todo.
