😡¡Barranquilla estalla contra Westcol! Se burla de Altafulla y le llueven críticas: ¿broma pesada o pura envidia?
Westcol lo hizo de nuevo.
Conocido por su estilo provocador y su lengua sin frenos, el streamer colombiano volvió a quedar en el ojo del huracán luego de un comentario que, para muchos, cruzó la línea del respeto.
Esta vez, su blanco fue Altafulla, un lujoso sector costero que ha ganado popularidad como destino turístico en la región Caribe.
Durante una transmisión en vivo, Westcol lanzó una serie de frases en tono burlesco sobre la zona, su gente y hasta su nivel “exagerado de postureo”, lo cual no cayó nada bien entre los barranquilleros.
“Altafulla es como el cosplay pobre de Miami”, dijo, entre risas, mientras leía comentarios de sus seguidores.
“Tienen más drones que turistas”, continuó, sin medir el impacto de sus palabras.
En cuestión de minutos, los clips con sus declaraciones comenzaron a circular por TikTok, Instagram y Twitter, generando una avalancha de críticas y respuestas indignadas desde Barranquilla y otras ciudades de la costa.
La furia no se hizo esperar.
Influencers, artistas locales y ciudadanos comunes salieron en defensa de Altafulla, acusando a Westcol de clasista, envidioso y desinformado.
Muchos recordaron que el lugar ha crecido con esfuerzo, inversiones y una comunidad orgullosa de su identidad.
“Westcol no entiende nada de lo que representa este rincón del Caribe.
No es lujo falso, es historia, es cultura y es progreso real”, escribió un usuario que recibió más de 50 mil likes en Twitter.
Entre los más contundentes estuvo un conocido periodista de Barranquilla, quien en plena emisión radial dijo: “Ya está bueno de darle tribuna a gente que construye fama humillando lo que no conoce.
Altafulla tiene más dignidad en una calle que él en todo su canal”.
Otros influencers costeños incluso invitaron al streamer a visitar la zona para ver “con sus propios ojos” todo lo que hay detrás de esa comunidad que tanto ha sido menospreciada.
Pero Westcol, fiel a su estilo, no se quedó callado.
A través de sus historias en Instagram, respondió con sarcasmo: “Ahora resulta que no se puede hacer humor porque todo el mundo se ofende.
¿Qué sigue, cancelar los memes?”.
En otro video, añadió: “Si se pican, es porque algo de razón tengo”, encendiendo aún más la polémica.
Estas respuestas solo echaron más leña al fuego y multiplicaron el rechazo en redes sociales.
El debate se expandió más allá del caso puntual.
Muchos comenzaron a cuestionar el tipo de contenido que se está normalizando en plataformas de streaming, donde los “comentarios sin filtro” parecen más bien excusas para atacar, minimizar y burlarse de todo lo que no entra en el molde del privilegio.
Algunos analistas digitales apuntaron que lo de Westcol no es humor, sino una fórmula de provocación constante para mantenerse relevante a costa de la polémica.
En contraste, varios seguidores fieles del streamer defendieron su postura, argumentando que su estilo es así desde siempre y que se trata de “libertad de expresión”.
Según ellos, si no te gusta, simplemente no lo veas.
Sin embargo, este argumento pierde fuerza cuando el impacto va más allá de una pantalla y toca la sensibilidad y el trabajo de una comunidad entera.
Cabe destacar que Altafulla se ha convertido en los últimos años en un ejemplo de desarrollo sostenible y turismo responsable en la costa atlántica, con hoteles boutique, iniciativas ecológicas y eventos culturales que atraen a turistas tanto nacionales como extranjeros.
El ataque de Westcol, entonces, no solo fue injustificado, sino mal informado.
Hasta el momento, no hay señales de disculpas por parte del streamer, aunque la presión social y mediática sigue creciendo.
Algunas marcas que colaboraban con él han sido etiquetadas por usuarios que piden su desvinculación, y varios creadores de contenido ya anuncian “boicot digital” a sus transmisiones.
La pregunta que flota en el aire es clara: ¿Westcol realmente quiso hacer humor o simplemente no soporta que lugares como Altafulla brillen sin su aprobación? ¿Fue una broma malinterpretada o pura envidia disfrazada de sarcasmo? Lo cierto es que, esta vez, no se metió con una sola persona… se metió con el orgullo de toda una ciudad.
Y Barranquilla no perdona fácil.
