El dúo ha vuelto doce años después con un milagro de Navidad para sus fans: una nueva gira.
Cómo no iban a quedar para cenar en Nochebuena Los Pecos, siendo hermanos.
«Están las familias de las mujeres, las nuestras… Hay que intentar cuadrar fechas para estar con todos y nos apañamos como podemos, como todas las familias españolas», dice Pedro Herrero, el moreno del dúo.
«No nos gusta estar viajando en estas fechas.
Las pasamos en casita, y sin salir por ahí de fiesta, ni siquiera en Nochevieja.
Ya estamos mayores», añade Javier, que ríe al asegurar que tiene puesto el árbol «casi casi desde agosto», porque en su hogar «cada año las empezamos antes».
Los hermanos Herrero celebran igual Papá Noel y los Reyes Magos, y son de los que se ponen «espléndidos» con los regalos, o al menos así lo asegura el menor, Pedro.
«¡Será por dinero!», dice entre las carcajadas de Javier, que en lo relativo a los menús que preparan para juntarse a comer o cenar, reconoce «no ser nada cocinillas».
No como su hermano, que hace «unos corderos que te mueres».
Esta Navidad, Los Pecos han traído un regalo para sus fans: una nueva gira que celebra sus 45 años de carrera, y que recorrerá toda España el año que viene empezando el 23 de marzo en Madrid y terminando el 25 de octubre en Barcelona.
«Cuando cumplimos los cuarenta años todavía no estábamos preparados», confiesa Javier.
«Y si lo dejamos pasar más tiempo, a lo mejor ya no volvemos porque los dos pesan», añade Pedro.
Javier y Pedro eran dos chavales de 17 y 16 años del barrio madrileño de San Cristóbal de Los Ángeles cuando ganaron un concurso de radio con una sencilla canción -‘Esperanzas’, compuesta por Pedro y cantada por Javier- que cambió radicalmente su vida.
«Desde el primer single nuestra carrera fue un éxito, no te digo ya cuando sacamos el disco ‘Concierto para adolescentes’», dice Javier, en referencia al álbum que les produjo Juan Pardo, «un referente, un animal de la música que no ha tenido el suficiente reconocimiento para las cosas tan importantes que ha hecho en el pop español», describe Pedro, que habló con él unos días antes de esta entrevista y asegura que «está bien, desconectado por completo de la industria porque no quiere saber nada de ella, con ochenta y dos años ya, pero con salud y muy lúcido».
La locura fan que se desató con ellos a finales de los setenta bien podría haberlos dejado noqueados a los dos, pero tal como explica Javier, «el hecho objetivo de no poder salir a la calle nos hizo concentrarnos mucho en el trabajo, así que tuvo su lado bueno».
«Sí, el trabajo era nuestro refugio», añade Pedro, antes de recordar el momento en que su carrera meteórica se vio interrumpida en 1981 por la el Servicio Militar, donde por cierto les trataron muy bien.
«Yo iba acojonado, porque a las chicas les encantábamos, y los chicos nos odiaban a muerte.
Así que me imaginaba que me iba a meter en la boca del lobo y que nos estarían haciendo perrerías todo el día.
Pero me trataron genial, me ayudaron muchísimo y la pasé como un soldado normal», cuenta Javier.
«Yo también», asiente Pedro. «La pasé entera en Melilla y me hicieron un hombre, como se decía en la época».
Su regreso a los escenarios
Al volver de la ‘mili’ se encontraron un panorama bastante cambiado, con La Movida en pleno apogeo, y además, los ‘haters’ de la época no daban un duro por el futuro a largo plazo de una propuesta tan rabiosamente juvenil.
De pronto, el viento a favor que había impulsado su carrera empezó a ponerse en su contra, y aunque intentaron «adaptar» su música «a lo que estaba de moda en ese momento», en 1986 decidieron separarse, Javier siguió en solitario y Pedro se dedicó a componer para otros artistas y a dirigir una compañía de discos de salsa.
Pero siete años después volvieron para quedarse hasta 2012, fecha de su última separación, y ahora regresan «con más ganas que nunca» generando un furor insospechado entre su hinchada, que está comprando entradas para su gira como si no hubiera un mañana.
«Desde aquí, desde 2025, les mando un beso y un abrazo a todos esos odiadores que decían que no íbamos a durar, porque aquí seguimos 45 los después.
Les toca resignarse (risas)».
Tanto es así que este año, sus fans quizá tengan otro regalillo navideño por estas fechas: un disco nuevo de Los Pecos.
«Eso ya se verá. ¡Primero vamos a lo que tenemos entre manos, que somos hombres y no podemos hacer dos cosas a la vez!», dice Javier con una sonrisa pícara que le delata.
