Las últimas horas de Pat Morita reflejaron un cuadro de dolor y soledad.
A pesar de su éxito en el cine, Morita llevaba consigo una lucha interna que marcó cada etapa de su vida.
En sus últimos años, sus logros parecían haberse desvanecido.
Su carrera se encontraba en declive, y la falta de papeles significativos afectó a un actor ya envejecido.
Para cubrir sus deudas y necesidades, Morita aceptaba pequeños roles, pues conseguir trabajos importantes se le hacía cada vez más difícil.
En esos momentos en los que no estaba filmando, se refugiaba en su casa, sin salir, rodeado de sus pensamientos y recuerdos.
Morita tenía una personalidad compleja.
Por un lado, era un hombre amable y con buen sentido del humor, pero también se sumía en la contemplación, pasando horas perdido en sus pensamientos.
Su cuerpo, alguna vez lleno de energía en pantalla, comenzó a sufrir los estragos de una adicción al alcohol.
A pesar de la tristeza que lo envolvía, Morita seguía trabajando en sus memorias y proyectos personales.
La última vez que apareció en un set fue para un breve cameo en la película de fantasía *Royal Kill*, pero después de eso, decidió retirarse para concentrarse en escribir sus memorias, una tarea en la que lo encontró la muerte el 24 de noviembre de 2005.
Noriyuki “Pat” Morita nació en Isleton, California, el 28 de junio de 1932, en una familia de origen japonés y bajos recursos.
Desde los 2 años, una tuberculosis espinal lo mantuvo postrado en cama durante nueve años en el hospital Shriners de San Francisco.
Alejado de la vida común de un niño, pasó gran parte de estos años inmovilizado y solitario, aunque encontró en su creatividad una fuente de consuelo.
Pintaba caras en sus calcetines e inventaba historias, y fue en este periodo de su vida cuando desarrolló un interés por la actuación.
Durante estos largos años de recuperación, entabló amistad con un sacerdote llamado Pat, cuya bondad y apoyo marcaron profundamente al joven Morita. Años después, en homenaje a esa amistad, adoptó “Pat” como su nombre artístico.
Contrario al diagnóstico de los médicos, Morita volvió a caminar en 1939 después de una cirugía experimental y dolorosos meses de rehabilitación.
Su vida parecía tomar rumbo, pero pronto la Segunda Guerra Mundial le trajo nuevas dificultades.
Con el inicio del conflicto, Morita y su familia fueron enviados a un centro de reubicación en Arizona, donde estuvieron recluidos debido a sus orígenes japoneses.
Este centro, conocido como el campo de concentración de Tule Lake, era uno de los más grandes y estrictos, diseñado para aquellos considerados “peligrosos” e “influyentes” por el gobierno estadounidense.
Al finalizar la guerra, los Morita regresaron a California, habiendo perdido sus propiedades.
La familia se asentó en Sacramento y abrió un restaurante de comida china.
Aunque este negocio les permitió subsistir, los eventos que había vivido dejaron una profunda huella en Morita.
Durante su adolescencia, Morita trabajó como camarero y maestro de ceremonias en el restaurante familiar, donde entretuvo a los clientes y descubrió su talento para la comedia.
Sin embargo, la vida lo enfrentó a una tragedia más cuando su padre falleció en un accidente.
Este suceso empujó a Morita a encontrar refugio en el alcohol a los 15 años, un hábito que persistiría a lo largo de su vida.
Pese a ello, continuó trabajando en el restaurante y logró completar sus estudios en aeronáutica.
Después de graduarse, trabajó en Aerojet General, una compañía aeroespacial, y en 1953 se casó con Kathleen Yamachi, con quien tuvo su primera hija, Erin.
Sin embargo, su pasión por la actuación era cada vez más fuerte, y se propuso lograr su primer papel en un plazo de cinco años.
Morita inició su carrera artística en los años 50, dedicándose al *stand-up* en clubes nocturnos bajo el seudónimo de “The Hip Nip”.
Con el tiempo, ganó popularidad y se unió a la compañía de comedia The Groundlings, lo que le permitió introducirse en la televisión y en el cine.
En 1967, Morita obtuvo un papel en la comedia musical *Thoroughly Modern Millie*, dando así su primer paso en el cine.
Durante la década de 1970, participó en series de televisión populares, como *The Bill Cosby Show*, *Kung Fu* y *The Incredible Hulk*.
En la serie *M*A*S*H*, Morita interpretó a un capitán coreano, papel que lo hizo aún más conocido.
Sin embargo, fue su participación en la serie *Happy Days* lo que realmente lo hizo famoso, interpretando al entrañable personaje Arnold.
Posteriormente, Morita protagonizó la serie *Mr. T and Tina*, pero fue cancelada al poco tiempo.
La cúspide de su carrera llegó en 1984, cuando interpretó al Señor Miyagi en *The Karate Kid*.
Este papel lo convirtió en el primer actor asiático-estadounidense nominado a un Premio Oscar y un Globo de Oro.
Aunque no tenía experiencia en artes marciales, un doble de acción lo ayudó a realizar las escenas de pelea, y él mismo adoptó un acento japonés para el papel.
Su interpretación fue tan memorable que la historia se extendió en varias secuelas, y su rol como mentor de Daniel LaRusso quedó grabado en la cultura pop.
En 1985, Morita cumplió uno de sus sueños al trabajar junto a Kirk Douglas en la película *Amos*, lo cual le mereció una nominación al Emmy.
Más adelante, protagonizó su propia serie *Ohara*, donde interpretaba a un detective que resolvía casos con técnicas japonesas.
En los años 90, contrajo matrimonio con Evelyn Guerrero, una actriz a quien consideraba el amor de su vida.
A lo largo de su carrera, Morita alternó papeles en cine y televisión con presentaciones de comedia en clubes nocturnos.
Uno de sus últimos trabajos fue prestar su voz al Emperador en la película animada de Disney *Mulán*.
Con el paso de los años, el consumo de alcohol fue debilitando la salud de Morita.
En 2004, fue invitado a participar en un especial por el 30 aniversario de *Happy Days*, pero su estado de embriaguez le impidió cumplir con el programa.
Morita intentó rehabilitarse, pero su adicción fue más fuerte.
Poco después, se distanció de su esposa y decidió vivir solo, hasta que la insuficiencia renal lo llevó a la muerte en 2005.
La noticia de su fallecimiento conmovió a miles de personas.
Se realizaron dos funerales en su honor, y en uno de ellos, Ralph Macchio, quien interpretó a Daniel LaRusso, le dedicó un emotivo discurso.
Los restos de Morita fueron incinerados, y su legado quedó vivo a través de los homenajes de sus compañeros y de su familia.
En 2021, se estrenó el documental *More Than Miyagi: The Pat Morita Story*, producido por su esposa Evelyn Guerrero.
Además, la serie *Cobra Kai* ha mantenido vivo el espíritu de *The Karate Kid*, rindiendo homenaje al inolvidable Señor Miyagi y al talentoso Morita, quien dejó una huella imborrable en la industria y en el corazón de sus seguidores.