La gestión del caso Salazar ha provocado una grave fractura interna en el PSOE, alimentada por cinco meses de inacción y contradicciones que han indignado a militantes y responsables de Igualdad.

El caso Salazar ha generado una profunda crisis interna en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), revelando fisuras que muchos consideraban impensables.
Desde que en julio dos militantes denunciaron a Paco Salazar, un exmiembro del partido y cercano al presidente del Gobierno, la situación ha ido escalando sin control.
La inacción de la dirección del partido durante cinco meses ha alimentado la indignación de numerosos cuadros medios y federaciones, quienes ven en esta falta de respuesta un grave error de gestión.
El momento culminante de esta crisis se produjo justo cuando Salazar estaba a punto de asumir el cargo de sustituto de Santos Cerdán en la Secretaría de Organización.
Sin embargo, las denuncias en su contra han frenado su ascenso, lo que ha encendido aún más los ánimos dentro del partido.
“No puede ser que un asunto tan grave se haya dejado en un cajón durante tanto tiempo”, comenta un militante de base que prefiere permanecer en el anonimato. “La falta de acción ha dejado claro que no se prioriza la justicia, sino la imagen”.
La tensión interna ha aumentado considerablemente en las últimas horas. Desde la cúpula del PSOE se ha admitido que el manejo del caso podría haber sido “mejor” y “más diligente”.
Sin embargo, la dirección ha pospuesto indefinidamente una nueva reunión con las responsables de Igualdad, quienes exigen explicaciones.
“Es inaceptable que dos denunciantes hayan estado cinco meses sin recibir una sola llamada”, señala una responsable de igualdad del partido. “Esto no es solo una cuestión de gestión, es una cuestión de respeto hacia las víctimas”.
Mientras tanto, el desconcierto se apodera de las filas socialistas.
La versión oficial de Ferraz sostiene que se han tomado medidas en cuanto se tuvo conocimiento completo de los testimonios contra Salazar, coincidiendo con el día del Comité Federal. Sin embargo, esta justificación ha provocado más frustración entre los militantes.
“Parece que han actuado solo porque la información ya era pública y no por convicción”, afirma un miembro del comité.

En medio de esta tormenta, José Luis Ábalos ha lanzado un ataque directo a la dirección del partido. En una entrevista grabada antes de su ingreso en prisión y publicada por Okdiario, Ábalos no ha dudado en acusar a Pedro Sánchez de haber hecho comentarios “machistas”.
“No se puede descalificar a alguien sin respetar su presunción de inocencia”, declaró Ábalos, refiriéndose a las acusaciones que han surgido en el contexto del caso Salazar.
“Si quienes tienen mayor responsabilidad se permiten ciertas licencias, ¿qué no se va a permitir el resto?”, cuestionó.
Estas declaraciones han reabierto viejas heridas dentro del PSOE, dejando a Pedro Sánchez en una posición comprometida. “Es un momento delicado para el presidente”, comenta un analista político. “La crisis del caso Salazar ha puesto en entredicho su liderazgo justo cuando el partido más necesita unidad”.
Ábalos continuó su diatriba afirmando que la dirección del PSOE ha priorizado la “etiqueta de machismo” sobre otras cuestiones de mayor gravedad.
“Si seguimos así, no solo perderemos la confianza de nuestros votantes, sino que también nos desmoronaremos desde dentro”, advirtió.
Su crítica no solo se centra en la gestión del caso Salazar, sino que también pone de manifiesto una preocupación más amplia sobre la cultura interna del partido.
La respuesta de Sánchez no se ha hecho esperar. En un intento por calmar las aguas, el presidente ha convocado a una reunión de urgencia con los principales líderes del partido.
“Debemos abordar esta situación con seriedad y compromiso”, afirmó durante la reunión. “No podemos permitir que las divisiones internas nos debiliten ante nuestros adversarios”.
Sin embargo, el clima de desconfianza persiste. “La gente está cansada de las promesas vacías”, dice un veterano militante del PSOE. “Queremos acciones concretas y una respuesta clara ante estas acusaciones”.
La falta de una estrategia coherente para abordar el caso Salazar ha dejado a muchos preguntándose si el PSOE realmente está preparado para enfrentar los desafíos que se avecinan.
La situación se complica aún más con las intervenciones de otros líderes políticos, quienes han comenzado a aprovechar la crisis del PSOE para criticar al Gobierno. Isabel Díaz Ayuso, líder del PP en Madrid, no ha tardado en manifestar su satisfacción ante la debilidad del PSOE.
“Es evidente que el partido socialista se encuentra en una encrucijada”, declaró en una rueda de prensa. “La falta de liderazgo y la incapacidad para gestionar sus propios problemas son evidentes”.
A medida que la crisis se desarrolla, el futuro del PSOE se torna incierto. Las divisiones internas y la falta de confianza en la dirección podrían tener consecuencias graves en las próximas elecciones.
“Si no se actúa con rapidez y determinación, podríamos ver un desplome en las encuestas”, advierte un analista político. “La unidad es más crucial que nunca”.
La situación del PSOE es un reflejo de las tensiones más amplias que enfrenta la política española en un momento de creciente polarización.
La capacidad del partido para superar esta crisis determinará no solo su futuro, sino también el rumbo de la política en España. Mientras tanto, los militantes esperan respuestas y, sobre todo, un liderazgo que les devuelva la confianza en su partido.