Santiago Abascal acusó a Pedro Sánchez de intentar desvincularse del caso Ábalos y afirmó que el presidente conocía perfectamente a su exministro, incluso “hasta cómo roncaba”.
En un acto celebrado este martes en Villanueva de la Serena, el presidente de Vox, Santiago Abascal, elevó notablemente el tono político al
cargar con dureza contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a raíz de las declaraciones realizadas por este último sobre su relación personal con el exministro José Luis Ábalos.
Sánchez había asegurado recientemente que, pese a haber confiado políticamente en Ábalos, “en lo personal era prácticamente un desconocido”.
Esta afirmación, que en otros contextos habría pasado desapercibida, fue interpretada por Abascal como un intento deliberado de desmarcarse del escándalo que rodea al exministro.
«Bueno —ironizó Abascal con gesto incrédulo—, yo creo que lo conocía hasta cómo roncaba». La frase provocó aplausos entre sus simpatizantes y marcó el tono del resto del discurso: combativo, directo y cargado de reproches hacia el jefe del Ejecutivo.
Según Abascal, es “inverosímil” que Sánchez pretenda presentarse ahora como ajeno al comportamiento de quien fuera uno de sus hombres más cercanos durante varios años.
El líder de Vox sostuvo que la estrategia de Sánchez busca “blanquear responsabilidades” ante la creciente presión política y judicial.
“Es capaz de decir que no conoce ni a su madre”, añadió, empleando una hipérbole destinada a subrayar lo que considera una falta absoluta de coherencia y valentía política por parte del presidente.
Para Abascal, el distanciamiento repentino del líder socialista respecto a Ábalos no es más que un movimiento calculado para salvar su imagen en un momento especialmente delicado.
A lo largo de su intervención, Abascal profundizó en acusaciones más amplias que, según afirmó, demuestran la existencia de una estructura “mafiosa” en el poder.
Acusó al PSOE de mantener pactos con “separatistas, comunistas y enemigos de España” y de haberse beneficiado de contratos irregulares vinculados, según su relato, a actividades ilícitas.
Hizo mención expresa a la conocida ruta del “Peugeot 407”, un vehículo que —de acuerdo con las investigaciones en curso— habría sido utilizado en desplazamientos relacionados con la presunta trama corrupta.
«Villanueva de la Serena es el kilómetro cero de la corrupción de Pedro Sánchez», afirmó, asegurando que todo el entramado “no era un accidente ni una casualidad”.
En uno de los momentos más tensos de su discurso, Abascal insinuó que Sánchez no solo habría tenido conocimiento de la actividad irregular, sino que además habría tolerado o encubierto comportamientos impropios.
«Imaginamos que todos con todos sabían cómo era el otro», dijo, señalando que resulta “difícilmente creíble” que un presidente del Gobierno pueda ignorar durante años el comportamiento interno de sus colaboradores más cercanos.
Según Abascal, las explicaciones de Sánchez forman parte de un relato construido “a última hora” para intentar escapar del desgaste político.
La intervención no se limitó a la crítica: Abascal exigió la convocatoria de elecciones anticipadas para “devolver la voz al pueblo español” ante lo que describió como una “estafa política sin precedentes”.
«Este sujeto no tiene escrúpulos», afirmó refiriéndose a Sánchez, elevando el tono mientras denunciaba “mentiras, traiciones y corrupciones” que, según Vox, han erosionado gravemente la confianza en las instituciones.
A su juicio, la continuidad del actual Gobierno impide que España pueda afrontar con garantías un ciclo electoral limpio y democrático.
En este contexto, Abascal también pidió al Partido Popular que dé un paso al frente y se sume a una moción de censura.
Mencionó directamente a Alberto Núñez Feijóo, a quien instó a demostrar “altura de Estado” y actuar en un momento que considera “crítico para la democracia española”.
Aunque reconoció que una moción de censura tendría dificultades para prosperar, afirmó que “sería una obligación moral” lanzar un mensaje político claro contra la corrupción y la desconfianza institucional.
Otro punto que generó impacto fue su petición de que José Luis Ábalos y su exasesor Koldo García ingresen en un programa de protección de testigos. «No sabemos de lo que es capaz la mafia de Sánchez», dijo Abascal, insinuando que los implicados podrían estar en riesgo.
Aunque no presentó pruebas directas que sustenten esta afirmación, dejó entrever que el clima político se ha vuelto tan tenso que considera necesarias medidas excepcionales.
La situación judicial de Ábalos, cuya comparecencia ante los tribunales se aproxima, añade presión al Ejecutivo y alimenta un ambiente político inflamado.
Para Abascal, el caso simboliza un “desmoronamiento moral” del Gobierno y exige una respuesta urgente en forma de elecciones.
Presentó su postura como una defensa de la transparencia y la regeneración y advirtió que, si no se actúa con rapidez, “la desconfianza del pueblo español será irreversible”.
Con esta intervención, Abascal buscó consolidarse como uno de los principales opositores políticos de Sánchez, situándose no solo como crítico, sino como actor clave en la reorientación del tablero político.
En su opinión, el silencio y la ambigüedad del Gobierno ya no son suficientes: «Moción de censura o elecciones. España no puede esperar».
