🔥¡ALBERT RIVERA ROMPE EL SILENCIO! Advierte sobre las elecciones generales y lanza un dardo directo a Sánchez: «Quien quiera gobernar España…» ⚡🇪🇸👇

El expolítico ha analizado el último sondeo para Antena 3 Noticias y se ha mostrado tajante sobre la democracia en nuestro país

 

Fin de la era de Albert Rivera: así evolucionó el voto a Ciudadanos en las  generales

 

Albert Rivera ha vuelto a la primera línea del debate político, y lo ha hecho con el tono que lo caracterizó durante su etapa al frente de Ciudadanos: firme, analítico y sin miedo a incomodar.

El exlíder liberal, ahora más libre que nunca, ha comentado el último sondeo electoral para Antena 3 Noticias y ha dejado claro que, aunque el PSOE sigue encabezando las encuestas, la política española vive un momento tan volátil que cualquier cosa podría pasar en los próximos meses.

Su diagnóstico ha sido directo: “En España no gana quien queda primero, gana quien sabe sumar”.

Su frase resonó como un trueno en los pasillos de la política. Rivera, que conoce de sobra los vaivenes electorales, recordó que hace apenas un año el bloque de centro-derecha parecía tenerlo todo a favor, pero finalmente el PSOE acabó gobernando pese a no ser la fuerza más votada.

Esa herida, todavía abierta para muchos, fue la base sobre la que construyó su reflexión: los partidos no deben obsesionarse con los números, sino con los pactos, con la capacidad de entenderse y de construir mayorías sólidas.

“Harían muy mal los partidos en fijarse solo en estos sondeos, porque van a cambiar según la actualidad”, advirtió con un tono entre resignado y desafiante. La advertencia, más que una simple opinión, sonó como una profecía.

 

Encuestas en EL PAÍS

 

Rivera lleva tiempo observando, desde fuera, la deriva política del país, y asegura que el problema no está tanto en quién gana las elecciones, sino en cómo se gobierna después.

“Quien quiera gobernar España tiene que tener un proyecto ilusionante, capaz de movilizar a su gente y de integrar también a quienes no le votan”, sentenció.

Su mensaje, sin embargo, no se quedó ahí. Rivera aprovechó el momento para cargar duramente contra la falta de presupuestos y los escándalos judiciales que rodean al actual Gobierno.

Con una media sonrisa irónica, recordó que “en cualquier país de Europa, con casos de presunta corrupción en el entorno del presidente, esa persona ya no estaría en el poder”.

Y ahí llegó la frase que incendió las redes: “Pero está Sánchez de presidente. Y Sánchez ha demostrado que es capaz de cualquier cosa”.

La contundencia del exlíder de Ciudadanos no dejó indiferente a nadie. Su análisis coincidió con un contexto político marcado por el desgaste del Ejecutivo, la tensión con sus socios y la creciente desconfianza ciudadana.

Rivera, siempre cómodo en el papel de analista, jugó con el equilibrio entre la crítica institucional y el desencanto ciudadano: “Lo importante no es quién gobierna, sino cómo se respeta la democracia y la alternancia. Esa anomalía me preocupa más que cualquier ideología”.

 

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Y es que Rivera no oculta su preocupación por lo que él denomina “el deterioro democrático de la España actual”.

En su intervención en *Espejo Público*, lanzó una reflexión que caló entre los espectadores: “Estamos llegando a un punto en el que discrepar de algo es una afrenta tremenda”.

Una frase que, en un clima tan polarizado, sonó casi como una súplica por recuperar el diálogo político perdido.

“A la gente moderada le va mal”, añadió con pesar, “porque las políticas simplistas y los discursos extremos se lo están comiendo todo”.

Mientras hablaba, las cámaras captaban en su rostro un gesto a medio camino entre la decepción y la lucidez. Rivera ya no compite en las urnas, pero sigue leyendo la política como si aún estuviera dentro.

Su tono, sin embargo, ha cambiado: menos combativo, más reflexivo. “Lo importante —repitió— es la democracia española. Que haya alternancia, que los ciudadanos sientan que pueden cambiar las cosas. Esa es la esencia del sistema, y sin eso no hay democracia real.”

Su reflexión llega justo cuando el último sondeo sitúa al PSOE con 130 escaños, al PP con 111 y a Vox en ascenso con 74. Un panorama que, lejos de aclarar las cosas, las complica todavía más.

En ese escenario, la figura de Pedro Sánchez sigue siendo tan central como polémica. Rivera lo sabe, y no dudó en señalar lo que considera una contradicción intolerable: “En teoría faltan dos años para las elecciones, pero en la práctica el Gobierno está bloqueado.

Sin presupuestos, sin acuerdos, con casos judiciales abiertos… ¿hasta cuándo puede sostenerse eso?”.

 

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Las palabras de Rivera suenan a diagnóstico y a advertencia. Su tono se endurece cuando habla de la “resistencia” de Sánchez, al que acusa de gobernar a cualquier precio: “Da igual si no hay presupuestos, da igual si no hay pactos, da igual todo, mientras siga en el poder”.

Su frase final fue casi un epitafio político: “Ese es el verdadero problema. No que gane uno u otro, sino que no haya límites”.

En los estudios de televisión, el silencio tras sus palabras fue absoluto. Durante unos segundos, nadie respondió. Ni los tertulianos, ni el público, ni siquiera el presentador, que se limitó a asentir.

Y es que Rivera había tocado una fibra sensible. España vive una etapa política convulsa, marcada por la fragmentación, el desencanto y la sensación de que todo está en el aire.

Y en ese contexto, escuchar a alguien hablar de democracia con preocupación genuina resulta casi inusual.

Fuera del plató, las redes sociales se llenaron de comentarios. Algunos lo acusaron de querer volver a la política, otros lo aplaudieron por “decir lo que nadie se atreve a decir”.

Pero lo cierto es que Rivera ya no parece querer regresar. Su papel actual es otro: el del observador que, tras haber estado dentro del fuego, advierte desde fuera lo cerca que está el país de volver a arder.

 

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Mientras tanto, Pedro Sánchez continúa en su particular pulso con el calendario. Con una legislatura cada vez más erosionada y un entorno político plagado de incertidumbre, el presidente afronta el reto de mantener a flote un Gobierno que parece condenado a la parálisis.

Rivera lo sabe, y lo dice sin rodeos: “Puede parecer que todo sigue igual, pero en política eso nunca es verdad. La realidad cambia en cuestión de días. Hoy parece imposible convocar elecciones, pero con Sánchez nunca se puede descartar nada”.

Su última frase fue un aviso con aroma de profecía: “Estos sondeos lo que demuestran es que quien quiera gobernar España se lo tiene que ganar. Y para ganarlo, hay que ofrecer un proyecto ilusionante, no solo sobrevivir”.

Palabras que resumen una idea simple pero demoledora: la democracia no se defiende con encuestas, sino con convicción.

Albert Rivera ha vuelto, aunque sea solo para hablar. Y cuando habla, todavía incomoda.

Porque más allá de los escaños y los porcentajes, su voz vuelve a poner sobre la mesa algo que la política española parece haber olvidado: que el poder sin principios no es una victoria, sino una derrota silenciosa.

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