El regreso de Juan Carlos Monedero a la Universidad Complutense ha generado un intenso debate entre el alumnado, debido a la denuncia por presunto acoso sexual que aún mantiene un expediente interno confidencial.

Juan Carlos Monedero, exdirigente y cofundador de Podemos, ha reanudado sus clases en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, a pesar de la denuncia por presunto acoso sexual presentada por una alumna.
Aunque la Fiscalía ha decidido archivar el caso, la universidad mantiene un expediente interno de carácter confidencial que ha generado un clima de inquietud entre parte del alumnado.
En una reciente entrevista en el programa Espejo Público, Monedero defendió su regreso, afirmando que “sus clases están llenas” y que “todos los alumnos se sienten cómodos”.
Estas declaraciones, sin embargo, contrastan con los testimonios de varias alumnas que han expresado su descontento de forma anónima.
“No es un ambiente muy cómodo. El hecho de que vuelva a dar clase me parece vergonzoso”, declaró una de ellas, subrayando la tensión que se ha instaurado en el aula.
Otra estudiante añadió que “hay más tensión que con cualquier otro profesor”, lo que evidencia un malestar palpable entre el alumnado.

La situación se complica aún más con las condiciones impuestas para las tutorías. Algunas alumnas han propuesto que estas se realicen “con dos personas y la puerta abierta”, una medida que consideran necesaria dadas las circunstancias.
Sin embargo, Monedero ha desmentido esta versión, afirmando: “Es absolutamente mentira. No hay ningún tipo de norma al respecto”.
Este tipo de desacuerdo no solo refleja la polarización existente en la facultad, sino que también pone de manifiesto la falta de claridad en la gestión del caso por parte de la universidad.
La Universidad Complutense, escudándose en la confidencialidad del procedimiento, ha evitado ofrecer información sobre el estado actual del expediente disciplinario.
Esta opacidad institucional ha incrementado el malestar entre quienes consideran inapropiado que Monedero siga en contacto directo con los estudiantes mientras el caso interno continúa abierto.
“Es increíble que después de todo lo sucedido, la universidad no tome una decisión clara”, comentó otra alumna, evidenciando la frustración que se vive en el campus.

El regreso de Monedero ha reabierto una profunda brecha en la facultad. Un sector del alumnado se siente incómodo e indignado, reclamando explicaciones que la universidad no está dispuesta a ofrecer.
“Nos sentimos desprotegidas. No entiendo cómo pueden permitir que alguien acusado de acoso sexual esté frente a nosotros”, expresó una estudiante, resaltando la necesidad de un ambiente académico seguro.
A pesar de la controversia, Monedero continúa asistiendo a clase con normalidad y se limita a reivindicar su trayectoria académica de más de tres décadas.
“He dedicado mi vida a la enseñanza y a la investigación. No voy a dejar que esto me detenga”, afirmó en su defensa. Sin embargo, su imagen en el campus ha quedado más cuestionada que nunca.
La comunidad estudiantil está dividida: mientras algunos apoyan su regreso, otros exigen su salida inmediata.
La situación ha llamado la atención de diversos líderes políticos y figuras públicas, quienes han intervenido en el debate.
Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, ha manifestado su preocupación por el caso, argumentando que “la educación debe ser un espacio seguro para todos”.
Por otro lado, figuras como Pablo Iglesias han defendido a Monedero, argumentando que se trata de una persecución política.

La controversia no solo afecta a Monedero, sino que también plantea preguntas más amplias sobre la cultura de la denuncia y la protección de las víctimas en el ámbito académico.
La falta de medidas claras y efectivas para abordar estas situaciones ha llevado a un creciente descontento entre los estudiantes.
“Necesitamos protocolos claros que nos protejan y nos hagan sentir seguras en nuestras aulas”, afirmó una alumna, enfatizando la urgencia de una revisión de las políticas universitarias.
El malestar entre el alumnado crece, y la imagen de Monedero en el campus ha quedado más cuestionada que nunca. La universidad se enfrenta a un dilema:
¿cómo equilibrar la defensa del Estado de derecho y el derecho a la educación con la necesidad de garantizar un entorno seguro para todos los estudiantes?
La falta de transparencia y la gestión inadecuada del caso han dejado a muchos con un sentimiento de incertidumbre y desconfianza.
En conclusión, el regreso de Juan Carlos Monedero a la Universidad Complutense ha desatado un debate intenso sobre la seguridad en el ámbito académico y la responsabilidad de las instituciones en la protección de sus estudiantes.
A medida que la situación evoluciona, la comunidad universitaria espera respuestas claras y acciones concretas que aborden sus preocupaciones y restauren la confianza en su entorno educativo.
La voz de las alumnas es clara: es necesario un cambio, y es hora de que se escuche.