En una reciente entrevista con Alfonso Rojo, Ojeda pronosticó una posible victoria arrolladora de la coalición PP-Vox, destacando la movilización del electorado conservador y el descontento social.

 

 

Álvaro Ojeda, comunicador jerezano conocido por su estilo directo y su presencia disruptiva en redes sociales,

ha vuelto a situarse en el centro del debate tras pronosticar, en una conversación con el periodista Alfonso Rojo, una “aplastante victoria” de la coalición PP-Vox en unas hipotéticas elecciones generales.

“De 200 escaños no baja, Alfonso, te lo digo yo. Esto está en la calle, la gente lo dice, lo nota”, afirmó Ojeda, defendiendo que existe un “cansancio social evidente” y un “deseo creciente de cambio” entre los votantes conservadores.

La figura de Ojeda, sin embargo, trasciende las declaraciones políticas puntuales. Desde su irrupción en la escena mediática digital, el comunicador ha sido un fenómeno sociológico que obliga a replantear la relación entre política, redes sociales y opinión pública.

Con más de un millón de seguidores acumulados en distintas plataformas, Ojeda se ha consolidado como uno de los pioneros del comentario político viral en España, un rol que él mismo reivindica.

“Yo no inventé nada —dice entre risas en una entrevista reciente— pero fui el primero en hacer política desde YouTube sin pedir permiso a nadie”.

 

 

Nacido el 26 de octubre de 1980 en Jerez de la Frontera, Ojeda inició su carrera en 2002 en la Cadena COPE, donde se especializó en información deportiva.

Compañeros de entonces recuerdan su estilo como “apasionado, vehemente y genuino”, atributos que más adelante trasladaría al ámbito político.

A partir de 2014, con la creación de su canal *Mundo Ojeda*, su figura comenzó a adquirir notoriedad nacional. En pocos meses, algunos de sus vídeos superaron el millón de visualizaciones, un hito inusual en el ecosistema digital de la época.

Su irrupción coincidió con el ascenso de nuevas fuerzas políticas como Podemos, que emergieron en un contexto de desafección ciudadana.

Para Ojeda, ese fue el detonante de su nuevo rumbo comunicativo. “Veía que había discursos que nadie rebatía en serio”, explica. “Así que empecé a hacerlo yo, con mis armas: humor, ironía y lo que yo veía como sentido común”.

El uso de un lenguaje coloquial, sumado a un estilo frontal y emocional, contribuyó a que sus vídeos fueran ampliamente compartidos.

Procesos posteriores de análisis digital estiman que, entre 2014 y 2016, su contenido generó tasas de interacción superiores al 10 %, cifras que hoy se consideran excepcionales incluso para creadores consolidados.

 

 

La visibilidad, no obstante, trajo consigo controversia. Declaraciones contundentes sobre inmigración, feminismo o políticas territoriales derivaron en varias denuncias por “incitación al odio”, procesos de los que salió absuelto.

“Son intentos de silenciarme”, aseguró tras una de las resoluciones judiciales. “Pero si algo tengo claro es que la libertad de expresión no se negocia”.

Su resiliencia mediática también se reflejó en su incursión literaria. Su libro *España con Dos Cojones*, publicado en un contexto de fuerte polarización política, vendió miles de ejemplares y se convirtió en un fenómeno editorial dentro de su sector ideológico.

En el texto, Ojeda defiende valores tradicionales, critica lo que denomina “la tiranía de lo políticamente correcto” y reivindica la identidad cultural española.

 

 

Muchos analistas consideran que Ojeda ejerció un papel precursor en la comunicación política digital española.

Si bien no operaba desde una estructura partidista ni formaba parte de campañas electorales oficiales, su contenido tuvo un impacto considerable en la movilización ideológica online.

Expertos en comunicación digital consultados por diversos medios sitúan su figura como un puente entre el comentarismo político tradicional y la cultura de la viralidad contemporánea.

“Fue el primero que entendió que la batalla política también se libraba desde un móvil, con vídeos de un minuto”, explica un profesor de comunicación de la Universidad de Sevilla.

“Y lo hizo en un momento en el que la élite política aún no había comprendido la magnitud del cambio digital”.

Su estilo, además, inspiró a numerosos creadores que hoy protagonizan el debate público desde plataformas como TikTok, X o Twitch. Algunos se autodenominan “ojedianos”, un término que el propio Ojeda ha acogido con humor.

“Yo no tengo secta ni quiero tenerla —bromea— pero me alegra que haya chavales diciendo lo que piensan sin miedo”.

 

La predicción de Ojeda sobre una posible mayoría PP-Vox se enmarca en un clima de creciente fragmentación y desgaste institucional.

Según su análisis, el votante conservador se encuentra “más movilizado que nunca”, y la acumulación de controversias políticas recientes ha configurado un escenario “favorable a una reconfiguración profunda del mapa parlamentario”.

“Lo que yo veo, Alfonso, y lo digo claro, es que hay gente que no aguanta más”, sostiene en el vídeo que se viralizó durante la semana. “Las colas, los impuestos, la inseguridad, la incertidumbre… Todo eso suma. Y cuando suma, la gente vota cambio”.

Alfonso Rojo, director de Periodista Digital y figura destacada del periodismo español, matiza la afirmación en el propio diálogo: “Bueno, Álvaro, 200 escaños es una cifra enorme.

Haría falta un vuelco histórico”. A lo que Ojeda responde: “Pues prepárate, porque lo histórico está a la vuelta de la esquina”.

Aunque los expertos señalan que tales predicciones deben tomarse con prudencia, reconocen que figuras como Ojeda captan con precisión el termómetro emocional de una parte del electorado.

“No es demoscopia, es intuición social”, apunta un analista político. “Puede fallar, pero no es descartable que su lectura refleje un estado de ánimo real”.

 

 

A día de hoy, Ojeda continúa expandiendo su huella mediática mediante colaboraciones televisivas, debates radiofónicos y contenido multiplataforma.

Participa en tertulias donde defiende posturas firmes en torno a la identidad nacional, la seguridad y la cohesión territorial, sectores donde su discurso goza de considerable apoyo.

Pese a las críticas recibidas desde diferentes ámbitos, su influencia en la cultura digital española es innegable. La combinación de humor, denuncia social y patriotismo que caracteriza su estilo lo ha convertido en un actor singular del panorama mediático.

Su trayectoria muestra una tendencia constante: cuanto mayor es la polémica, mayor es el alcance de su mensaje.

“Yo no quiero gustar a todo el mundo”, suele decir. “Quiero que me entienda quien me quiera entender. Y, por ahora, parece que son muchos”.

La evolución de la comunicación política en España no puede explicarse sin figuras que, como Ojeda, transformaron la relación entre opinión pública, tecnología y discurso ideológico.

A medida que el país se adentra en un ciclo político imprevisible, su presencia —polémica para unos, necesaria para otros— continuará siendo un factor a tener en cuenta en la conversación pública.