Ana Pastor critica duramente a las feministas de Podemos por su silencio ante el escándalo de acoso que involucra a Paco Salazar, señalando una incoherencia en el discurso del partido.
Ana Pastor ha dado un giro inesperado en su relación con la izquierda española, especialmente con el sector de Podemos, al manifestar su descontento por el silencio de sus líderes ante el escándalo de acoso que afecta al socialista Paco Salazar.
En un mensaje contundente publicado en su perfil de X, Pastor no solo ha cuestionado la actitud de las feministas de referencia del partido morado, sino que ha señalado una contradicción que resuena en el ámbito político progresista.
“¿Recordáis a quienes desde la izquierda pura se pasan la vida repartiendo carnets de feminismo del bueno? Pues oye, qué silencio aquí con los últimos escándalos de acoso que afectan a hombres de izquierdas.
Qué poca sorpresa y qué tristeza”, escribió Pastor, marcando una clara distancia con aquellos a quienes había apoyado en el pasado.
Sus palabras, que han caído como una bomba en el entorno político, reflejan una frustración creciente ante lo que considera una falta de acción por parte de las figuras feministas de Podemos, como Irene Montero, Ione Belarra y Yolanda Díaz.
La periodista, conocida por su inclinación hacia el discurso progresista y su asociación con La Sexta, ha decidido romper con el silencio que ha mantenido durante años.
“El silencio de las líderes de Podemos ante el caso Salazar es inaceptable”, afirmó Pastor en una entrevista posterior. “No se puede exigir un trato igualitario y luego ignorar los casos de acoso que involucran a miembros de tu propio partido”.
La situación se complica aún más al considerar que, según información interna, la indignación dentro del PSOE por la gestión del caso Salazar está en aumento.
Diversas federaciones socialistas han expresado su malestar, lo que ha elevado la presión sobre la cúpula del partido.
“No se trata solo de un escándalo personal; es un problema que afecta la credibilidad de todo un movimiento”, argumentó un dirigente socialista que prefirió permanecer en el anonimato.
El artículo que Pastor compartió, que detalla la creciente indignación en el PSOE, ha puesto de manifiesto que cada paso dado por la dirección del partido desde que estalló el escándalo ha empeorado la situación.
“Los intentos de minimizar el asunto han fracasado”, señaló un miembro del partido. “Cada vez más voces están exigiendo respuestas a quienes debieron atender las denuncias contra Salazar”.
La decisión de Pastor de amplificar esta información no solo refuerza su crítica, sino que también evidencia un distanciamiento real respecto a un sector político con el que había estado asociada durante años.
“Ya no puedo seguir la línea de indulgencia selectiva que ha caracterizado a Podemos en cuestiones de igualdad”, afirmó en una conversación informal con colegas. “El feminismo debe ser coherente y no puede permitirse el lujo de ignorar ciertos casos por conveniencia política”.
Por su parte, las feministas de Podemos, que han sido acusadas de mantener una actitud selectiva ante los casos de acoso, han respondido a las críticas de Pastor con un silencio que, para muchos, resulta aún más elocuente.
“Es triste ver cómo alguien que ha estado en nuestra trinchera decide dar la espalda en un momento tan crítico”, comentó una activista vinculada al partido. “La lucha por la igualdad no puede ser un juego de conveniencia”.
La crítica de Pastor ha resonado no solo entre sus seguidores, sino también en el seno de la izquierda, donde algunos consideran que su mensaje marca un punto de inflexión.
“Es un aviso claro: la credibilidad del feminismo partidista está en entredicho, especialmente cuando calla justo donde más ruido debería hacer”, expresó un analista político.
El hecho de que una figura pública como Ana Pastor haya decidido alzar la voz en este contexto es significativo. “Estamos en un momento en el que la sociedad exige más transparencia y responsabilidad”, afirmó un experto en comunicación política.
“El silencio ya no es una opción, y aquellos que eligen ignorar los problemas lo hacen bajo su propio riesgo”.
En un ambiente político donde las tensiones están a flor de piel, las palabras de Pastor han abierto un debate que va más allá del caso Salazar. “Es hora de que todos asumamos nuestra responsabilidad”, concluyó.
“No se trata solo de un partido o de un escándalo; es una cuestión de principios que afecta a todos”.
Así, Ana Pastor ha logrado no solo visibilizar una problemática que muchos preferían ignorar, sino que también ha puesto en jaque a quienes se han beneficiado de un discurso feminista selectivo.
Su mensaje, directo y sin rodeos, resuena como un llamado a la acción en un panorama político que necesita urgentemente un cambio de rumbo.
