La actriz ha reaparecido para anunciar que se encuentra en la fase final de su tratamiento
«La enfermedad aparece y o la afrontas o no la afrontas… y la tienes que afrontar», ha dicho

Antonia San Juan, la actriz que ha conquistado cine, teatro y televisión con su talento y carácter indomable, reapareció este fin de semana en la 31ª edición de los Premios Forqué para compartir con el público y la prensa el estado de su tratamiento contra el cáncer.
Con una serenidad y entereza que impresionaron a todos los presentes, Antonia no solo habló de su enfermedad, sino también de la filosofía con la que ha afrontado estos difíciles meses:
“Estoy enferma, pero no vivo la enfermedad”, afirmó con firmeza, dejando claro que su prioridad es vivir y trabajar sin dejar que el cáncer domine su día a día.
Desde septiembre, la intérprete ha estado sometida a un tratamiento intensivo de quimioterapia, y aunque ha enfrentado momentos extremadamente complicados, su actitud ha sido un ejemplo de valentía y normalidad.
“La enfermedad aparece y tú no la eliges. Y cuando aparece tienes dos opciones: o la afrontas o no la afrontas… y la tienes que afrontar”, explicó Antonia en su aparición ante los medios, recalcando que su enfoque siempre ha sido práctico: recibir el tratamiento, cumplir con cada sesión y seguir con su vida sin victimismo ni dramatismo.
En este contexto, la actriz dio un mensaje alentador:
“Me queda ya la última quimio, que es el 30 de diciembre. Y ya está. Estoy enferma, pero no vivo la enfermedad, porque nunca me ha gustado. Le doy importancia a hacer el tratamiento y nada más. Nada de pobrecita de mí ni ténganme pena”, expresó con una mezcla de humor y firmeza que refleja su carácter único.
La determinación de Antonia es evidente: priorizar su salud sin permitir que la enfermedad condicione su identidad ni su rutina profesional.

A lo largo de estos meses, Antonia ha sido muy activa en redes sociales, compartiendo algunos aspectos de su tratamiento y de los efectos secundarios, aunque siempre desde un enfoque sincero y alejado de la idealización de la lucha contra el cáncer.
“No quiero ser consciente de nada. Yo no lo hago con ninguna finalidad ni con nada. De hecho, todo lo que me proponen de ser imagen, yo no quiero.
A mí lo de luchar y ser una guerrera no me gusta. Esos calificativos no. Yo no soy ninguna guerrera, yo soy una actriz trabajando”, señaló, dejando claro que su vida profesional y personal no gira en torno a su enfermedad.
La exposición pública de Antonia no ha estado exenta de críticas. Algunos reprocharon que mostrara aspectos de su tratamiento y sus efectos en redes sociales, pero la actriz lo afronta con indiferencia: “Con 65 años que tengo, me viene todo bien.
Hay gente que está a favor: el 50 está a favor y el 50 en contra. Lo que la gente opine y lo que opinen los demás está de más”, declaró, dejando claro que su foco está en su salud y en su familia, sin dejar que las opiniones externas afecten su paz mental.
Durante la gala de los Premios Forqué, Antonia se mostró radiante, demostrando que, a pesar de la enfermedad, mantiene intacta su vitalidad y su sentido del humor, dos armas que le han permitido afrontar el cáncer con una perspectiva positiva.
Su mensaje fue claro: “Lo tienes que ir incorporando porque si no, una cosa es estar enferma y otra es vivirlo. No hay que vivirlo, hay que compaginarlo. Tienes dos opciones: o morirte o continuar”, dijo recordando la importancia de mantener la normalidad y la fuerza interior, sin dejar que la enfermedad defina quién eres.
El camino de Antonia ha sido largo y exigente, con sesiones de quimioterapia que llegaron a ser “insoportables”, según confesó ella misma, y momentos de intensa incomodidad física y emocional.
Sin embargo, su filosofía se centra en no permitir que el cáncer domine su existencia: “La enfermedad aparece, pero no la vivo. Yo sigo siendo yo, sigo trabajando, sigo actuando y sigo viviendo”, reiteró, con un mensaje que mezcla coraje y serenidad.

Más allá de su tratamiento, Antonia ha mostrado que la vida sigue y que la creatividad y la profesión no se detienen por la enfermedad.
Sus apariciones en actos públicos, su actividad en redes sociales y su interacción con sus seguidores reflejan a una mujer que ha aprendido a aceptar la situación sin dejar que la defina, mostrando que se puede ser vulnerable y fuerte a la vez.
Antonia San Juan ha convertido su experiencia en una lección de resiliencia, demostrando que el cáncer no tiene por qué eclipsar la identidad ni la creatividad de quien lo padece. Su historia es un ejemplo de cómo afrontar la adversidad con dignidad, humor y claridad mental.
“Estoy enferma, pero no vivo la enfermedad”, repite, recordando a todos que se puede enfrentar una situación límite sin perder la esencia de quien eres.
Con la última sesión de quimioterapia a la vista, Antonia encara el cierre de esta etapa con esperanza y determinación. Ha dejado claro que su prioridad es su salud, su familia y su trabajo, manteniendo siempre su carácter irreverente y su autenticidad intacta.
La actriz, que nunca ha buscado ser un símbolo de lucha o una “guerrera”, continúa demostrando que la verdadera fortaleza reside en aceptar la realidad, seguir adelante y vivir con integridad y alegría, aun en los momentos más difíciles.
Antonia San Juan se despide de esta fase de su tratamiento con la misma elegancia, humor y energía con la que siempre ha abordado la vida, recordando que la enfermedad puede tocarte, pero no tiene por qué definirte.
Su mensaje final es un testimonio inspirador: enfrentar la adversidad con naturalidad, sin victimismo, sin dramatismo, y con la certeza de que la vida continúa, incluso en los días más oscuros.
