Isabel Díaz Ayuso destacó en el acto del 47º aniversario de la Constitución la importancia de la libertad, la unidad y el respeto como pilares fundamentales de la democracia española.

En un acto conmemorativo del 47º aniversario de la Constitución española, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ofreció un discurso cargado de reflexiones sobre libertad, democracia y el papel crucial de la prensa.
La ceremonia, que contó con la presencia de autoridades, representantes políticos y un coro infantil, se convirtió en un escenario donde Ayuso apeló a la responsabilidad ciudadana y a la unidad, recordando que la Constitución es más que un texto legal: es un pacto social basado en el respeto, la igualdad y la convivencia.
“Papá, ¿tú a quién votas?”, preguntó Ayuso recordando su infancia, mientras observaba los carteles electorales de su ciudad natal.
Su padre respondió con una lección que marcaría su vida: “No importa lo que piensen o a quién voten; importa su corazón. Preocúpate por ser buena persona”.
Con estas palabras, Ayuso conectó su historia personal con la memoria colectiva de España, enfatizando cómo la democracia y los derechos fundamentales no solo se conquistan mediante leyes, sino también a través del amor, el respeto y la empatía entre ciudadanos.
Durante su intervención, la presidenta recordó los pilares de la Constitución de 1978 como una reconciliación nacional que permitió a España superar décadas de dictadura y dividir la historia en un antes y un después.
“La Constitución llegó como un abrazo entre iguales. Fue el acuerdo que levantó los pilares de una democracia ansiada, reconociendo los derechos fundamentales de todos los ciudadanos”,
afirmó Ayuso, subrayando que la libertad no puede entenderse sin responsabilidad y sin el compromiso de los ciudadanos de convivir respetando la diferencia.

El discurso hizo hincapié en la libertad de elección y en la necesidad de superar prejuicios y polarización.
“Hoy somos menos libres”, dijo Ayuso, “no porque carezcamos de derechos, sino porque nos falta amor. Nos falta capacidad para dialogar, para escuchar y para entender que vivimos en comunidad”.
En este contexto, la presidenta recordó ejemplos de colaboración entre familias de distintas ideologías, como la suya, donde convivían personas con ideas políticas opuestas pero unidos por valores compartidos.
“Antes de cualquier idea, está la persona. Antes de elegir un lado, hay que tender la mano”, enfatizó, evocando la figura de su abuelo Tomás, alcalde local, que le enseñó el valor del respeto y la cercanía humana.
Ayuso también destacó la importancia de la libertad de prensa y su papel insustituible en una democracia. Relató la historia de John Peter Zenger, impresor en Nueva York en 1735, quien fue arrestado por publicar la verdad sobre abusos de poder.
“El jurado lo absolvió y abrió una grieta luminosa que dejó entrar aire fresco”, explicó Ayuso, comparando aquel precedente con la necesidad de garantizar el derecho a la información veraz consagrado en el artículo 20 de la Constitución española.
Para la presidenta, la libertad de prensa no es solo un derecho, sino un pilar de la vida democrática, capaz de proteger a la sociedad de arbitrariedades y corrupción.
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“Comunicar no es hacer periodismo, difundir no es informar, y un móvil no convierte a nadie en periodista”, advirtió Ayuso, señalando los riesgos de la postverdad y del activismo mediático.
Citando a pensadores como José Antonio Marina y ejemplos internacionales, recordó casos en los que el periodismo de investigación ha cambiado el curso de la historia, desde el Watergate en Estados Unidos hasta la labor de Lidia Cacho en México o Cristiana Mampur en Sarajevo.
La presidenta enfatizó que la labor periodística requiere verificación, contraste y responsabilidad: “Sin periodistas libres, la ciudadanía vive a oscuras”.
El acto incluyó referencias al contexto actual, alertando sobre la crispación política y social que amenaza la cohesión. Ayuso señaló que la libertad no es absoluta si se convierte en excusa para el odio, el egoísmo o la imposición de ideas.
Hizo un llamado a la ciudadanía a escuchar, empatizar y actuar con corazón: “El corazón solo habla cuando te pones en la piel del otro, cuando decides que tu día sea luz para la vida de los demás”.
En un gesto significativo, Ayuso invitó a los periodistas Mariló Montero y Tomás Páramo, destacando la relevancia de la prensa en la preservación de la verdad y la democracia.
“Hoy celebramos no solo un texto legal, sino la mayor conquista de un pueblo que decidió que el amor y la paz serían su forma de gobernarse”, concluyó.

Su intervención finalizó con un llamado a la unidad y a la construcción de un futuro inclusivo: “Gracias a la Constitución podemos pensar distinto, creer distinto, vivir distinto y aún así seguir caminando juntos.
Esa es la esencia de la democracia: la libertad respaldada por el respeto, la diferencia abrazada por la ley y el futuro construido desde el encuentro”.
La presidenta cerró su discurso con un mensaje de orgullo patrio y gratitud histórica: “Viva la Constitución, viva la democracia y viva España”.
El acto del 47º aniversario de la Constitución dejó patente que, más allá de los textos y ceremonias, la verdadera fuerza de España reside en la libertad responsable, en el compromiso ciudadano y en la labor constante de quienes defienden la verdad y la justicia, ya sean periodistas, funcionarios, ciudadanos o autoridades.
La jornada no solo celebró un documento jurídico, sino que reforzó el mensaje de que la democracia es un proyecto vivo que se sostiene en la ética, la empatía y la participación activa de todos.
En definitiva, Ayuso utilizó el escenario institucional para combinar memoria histórica, análisis social y defensa de la prensa libre, recordando que la libertad y la verdad son inseparables de la democracia y que el respeto, el amor y la solidaridad deben guiar a los españoles hacia un futuro común.
