‘Fiesta’ ha contado que el cantante no colabora porque no está atravesando un buen momento económico. Pipi Estrada, amigo del cantante, afirma que el padre de la criatura está «muy cabreado» con la paraguaya

La tensión entre Bertín Osborne y Gabriela Guillén ha vuelto a escalar tras la reciente aparición televisiva de la modelo paraguaya en el programa *¡De Viernes!*, donde anunció su intención de emprender acciones legales contra el cantante por su falta de implicación en la vida del hijo que comparten desde hace casi dos años.
Las declaraciones de Guillén, especialmente críticas con Osborne, han desencadenado una reacción inmediata por parte del entorno del artista, que niega estar actuando de mala fe y sostiene que atraviesa un momento económico complicado.
Durante su intervención televisiva, Gabriela Guillén explicó que, pese a existir un acuerdo económico para la manutención del menor, dicho compromiso no se está cumpliendo. “No ha pagado nada, no hay responsabilidad de nada absolutamente.
No se ha preocupado en ningún momento por el niño”, lamentó, subrayando que el cantante habría visto al pequeño únicamente en “unas tres ocasiones”.
Con un tono sereno pero firme, añadió: “No le he pedido que cambie pañales, que le lleve al colegio, pero simplemente un ‘oye, ¿estás bien?, ¿necesitas algo?’. Simplemente una llamada como persona normal es lo que yo esperaría”.
Estas afirmaciones no tardaron en generar respuesta. Fue Pipi Estrada, periodista y amigo cercano de Bertín Osborne, quien trasladó públicamente la reacción del presentador durante su participación en *Fiesta*.
Según el colaborador, Osborne está “muy molesto” y considera que Guillén “se está aprovechando de la situación para ganar dinero concediendo entrevistas”, lo que habría aumentado todavía más su enojo estos días.
Estrada aseguró que el cantante reconoce no haber cumplido con la manutención, pero insiste en que “no está bien de dinero” y que se encuentra trabajando en “un gran proyecto” que, según él, generará ingresos suficientes para estabilizar su situación.
Aunque no se especificó la naturaleza del proyecto, el colaborador dejó entrever que podría tratarse de una gira de despedida en el mundo de la música, algo que Osborne ha insinuado en ocasiones anteriores.

El conflicto entre ambos se ha ido deteriorando desde la separación. Las imágenes difundidas por la revista *¡Hola!* en agosto, donde aparecían posando en actitud familiar, parecían en su momento un signo de reconciliación o al menos de cordialidad.
Sin embargo, posteriormente salió a la luz que las fotos se habían tomado por separado, y la distancia emocional se hizo más evidente con el paso de los meses.
Guillén, que en su momento se mostró dispuesta a mantener una relación amistosa “por el bien del niño”, ha cambiado notablemente su discurso al considerar que el artista no ha ofrecido ningún gesto real de colaboración.
La situación actual refleja un choque frontal de posturas: por un lado, la modelo sostiene que la ausencia del cantante no puede justificarse únicamente por dificultades económicas, mientras que por el otro, el entorno de Osborne insiste en que él se considera víctima de un escarnio mediático que lo perjudica tanto personal como profesionalmente.
“Él entiende que Gabriela está ganando dinero con este asunto mientras él intenta salir adelante”, apuntó Estrada, quien enfatizó que Osborne “no quiere hablar públicamente del tema” pero se siente “cabreado y decepcionado”.
La guerra mediática también está teniendo impacto en el círculo más cercano del cantante.
Algunos allegados, que prefieren mantenerse en el anonimato, afirman que el artista vive con preocupación la exposición constante de su vida privada, especialmente en programas que, según ellos, “buscan el titular más polémico”.
Aun así, reconocen que ha habido errores en la gestión personal del conflicto. “Él sabe que no ha actuado todo lo bien que debería”, expresó una fuente consultada, “pero se siente juzgado sin que se tengan en cuenta todas las circunstancias”.

Mientras tanto, Gabriela Guillén, que también ha visto crecer su presencia mediática desde que se hizo pública su relación con el cantante, insiste en que su única prioridad es el bienestar del menor.
En una de sus declaraciones más contundentes, afirmó: “Es el derecho que tiene mi hijo. Yo no tengo que pedir nada, él tiene que darlo”.
Sus palabras, respaldadas por la emoción percibida en el plató, generaron un fuerte impacto entre la audiencia y en redes sociales, donde el debate se ha intensificado.
El conflicto, lejano a resolverse, parece avanzar hacia un escenario judicial. Guillén aseguró en televisión que ya ha iniciado consultas con abogados y que su intención no es “hacer daño”, sino “obligar” a Osborne a asumir “las responsabilidades que le corresponden”.
Por su parte, el cantante aún no ha realizado ninguna declaración directa, pero fuentes cercanas afirman que, de llegar a los tribunales, “defenderá su postura con pruebas de su situación económica actual”.
A día de hoy, el único punto en el que ambas partes coinciden es en reconocer que la relación se encuentra en su peor momento.
Ni los intentos iniciales de cordialidad ni las intervenciones indirectas han logrado rebajar la tensión. La reacción de Osborne transmitida por Pipi Estrada tampoco parece augurar un giro inmediato hacia la reconciliación.
Con acusaciones cruzadas, malestar creciente y una realidad emocional y económica compleja, la disputa entre Bertín Osborne y Gabriela Guillén se ha convertido en uno de los conflictos mediáticos más comentados del año, sin señales claras de un final cercano.
