Bertrand Ndongo fue rechazado al intentar entrar en la sede del PSOE durante la noche electoral en Extremadura.

En una noche electoral que dejó a muchos con la boca abierta, Bertrand Ndongo se encontró en el centro de un tumulto en la sede del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en Extremadura.
La tensión era palpable mientras los resultados se anunciaban, y los rostros de los miembros del partido reflejaban la desilusión y el desánimo.
“Triste, muy triste”, fue la respuesta de uno de los mandos del partido cuando se le preguntó cómo había vivido la noche electoral. El ambiente estaba cargado de emociones, y las palabras de los socialistas resonaban con un eco de derrota.
La noche comenzó con la esperanza de una victoria, pero pronto se convirtió en un espectáculo de frustración.
“Hoy les puedo llamar derrotados a todos”, comentó Ndongo mientras se preparaba para hacer preguntas a los afiliados del PSOE. Sin embargo, su intento de entrar en la sede fue frustrado.
“No nos van a dejar entrar, como no puede ser de otra manera”, afirmó, mientras observaba cómo algunos militantes intentaban ocultar su descontento.
La situación se tornó cómica cuando Ndongo, con su característico sentido del humor, comparó la multitud en la puerta con un concierto de los Rolling Stones: “Hay cuatro monos”.
Los socialistas, visiblemente incómodos, intentaban mantener la compostura a pesar de la presión. “No queremos crear ningún problema, solo queremos hablar con los socialistas”, insistió Ndongo, pero la respuesta fue fría.
“No, no, no, no. Que te la juegas de verdad”, le advirtió un compañero, mientras los miembros del PSOE intentaban evitar cualquier interacción con los periodistas.

Mientras tanto, el ambiente se tornó más ligero cuando se mencionó la llegada de pizzas a la sede del PSOE. “A pesar de perder, hay hambre”, bromeó uno de los reporteros.
“¿Tú crees que el ingrediente son las lágrimas progres?”, preguntó Ndongo, provocando risas entre el equipo. Sin embargo, la risa se desvaneció rápidamente cuando se trató de abordar la verdadera razón detrás de la debacle electoral.
“Es una debacle histórica que llama mucho la atención”, reflexionó Ndongo, recordando que el PSOE había gobernado en Extremadura durante 36 años.
A medida que la noche avanzaba, la frustración se hacía evidente. “No queremos liarla, solo preguntarle al señor Gallardo”, decía Ndongo, mientras se acercaban a la entrada de la sede. Pero el acceso seguía siendo un obstáculo.
“No podemos entrar”, admitió, visiblemente nervioso. “Solo vamos a preguntar, por favor”. La educación parecía haberse desvanecido entre los socialistas, que no estaban dispuestos a aceptar la derrota con dignidad.
El clima se volvió aún más tenso cuando un miembro de seguridad cerró la puerta de la sede. “Señor, no cierre la puerta. Eso es democracia”, protestó Ndongo, mientras la situación se tornaba cada vez más absurda.
“No hace falta cerrar la puerta”, insistió, tratando de apelar a la razón. Pero los socialistas, atrapados en su propia burbuja de descontento, no estaban dispuestos a escuchar.

A pesar de la presión y la tensión, Ndongo mantuvo su humor. “Hoy está durón. Hoy está con la cara ahí en plan, ¿dónde me meto que me va a salir un pelo hoy?”, se burló, refiriéndose a uno de los socialistas que parecía estar lidiando con la vergüenza de la derrota.
“¿Tú crees que ya ha habido chibatazo y han dicho está aquí el negro?”, preguntó, provocando risas entre sus compañeros.
Finalmente, la noche llegó a su fin sin que Ndongo lograra su objetivo de hablar con los líderes del PSOE. “Aquí estamos, esperando a ver si sale el señor Gallardo”, dijo, resignado.
La multitud en la puerta se dispersó lentamente, dejando atrás un rastro de desánimo y frustración. “No le veo, no le veo. Estoy mirando aquí a ver si veo a mi colega”, comentó Ndongo, mientras sus esperanzas de conseguir una entrevista se desvanecían.
La jornada electoral se convirtió en un espectáculo de ironía y humor, donde la risa y la tristeza se entrelazaron en un ambiente de desilusión política.
Aunque el PSOE enfrentaba una de sus peores derrotas, la capacidad de Ndongo para encontrar el humor en la situación ofreció un respiro en medio del caos.
“La educación de los que pierden, eh, no somos bienvenidos”, reflexionó, subrayando la necesidad de aprender a ganar y a perder con dignidad.
En conclusión, la noche electoral en la sede del PSOE fue un recordatorio de que la política está llena de altibajos y que, a veces, el humor puede ser la mejor medicina en tiempos de crisis.
Mientras los socialistas lidiaban con su derrota, Bertrand Ndongo se convirtió en el protagonista inesperado de una historia que, aunque trágica, también tuvo sus momentos de risa y reflexión.