El periodista y fundador de eldiario.es, Ignacio Escolar, ha protagonizado este martes un momento bochornoso durante un enfrentamiento con Bertrand Ndongo en plena calle. Según ha contado el propio Ndongo en su cuenta de X, Escolar ha intentado arrebatarle el micrófono mientras era entrevistado: “@iescolar ha intentado tirarme el micrófono, pero el pobre no tiene fuerza”, ha escrito con ironía.
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En un episodio que ha captado la atención de las redes sociales y los medios de comunicación, el periodista Ignacio Escolar se vio envuelto en un tenso enfrentamiento con el activista Bertrand Ndongo.
Este altercado, que tuvo lugar en plena calle, no solo ha desatado un torrente de reacciones en línea, sino que también plantea preguntas sobre la ética del periodismo y la tolerancia a la crítica en la actualidad.
La escena, grabada y compartida ampliamente, muestra a un Escolar visiblemente incómodo, intentando silenciar a Ndongo mientras este último le lanzaba preguntas incisivas sobre la línea editorial de su medio, eldiario.es.
La controversia comenzó cuando Ndongo se acercó a Escolar con la intención de cuestionar la veracidad de las informaciones publicadas por su medio. “¿Hasta cuándo van a seguir publicando bulos en su panfleto de ultraizquierda?”, inquirió Ndongo con una ironía mordaz.
La pregunta, cargada de acusaciones sobre la supuesta falta de rigor del periódico, dejó a Escolar en una posición defensiva. “¿A esto le llamas trabajo?”, respondió Escolar, intentando desviar la atención de las críticas que le estaban lloviendo.

Sin embargo, Ndongo no se detuvo. Con una determinación palpable, continuó presionando al periodista, quien ya comenzaba a mostrar signos de incomodidad.
“¿Trabajo es mentir como hacen ustedes? Todo el día publicando bulos y apoyando al Gobierno”, replicó Ndongo, intensificando el intercambio verbal.
En ese momento, la tensión alcanzó su punto máximo. Escolar, incapaz de manejar la situación, elevó su voz en un intento de cerrar la discusión: “¡Fuera, lárgate!”, gritó, mientras el micrófono de Ndongo se convertía en un símbolo de la lucha por la verdad.
La escena culminó en un momento torpe y casi cómico, cuando Escolar intentó arrebatar el micrófono de Ndongo, un gesto que resultó fallido y que fue rápidamente objeto de burla en las redes sociales.
“Con sus manos de mantequilla”, bromeó Ndongo, dejando claro que el periodista no solo había perdido la batalla verbal, sino que también había quedado en ridículo ante la audiencia.
Este tipo de enfrentamientos, que parecen cada vez más comunes en el panorama mediático actual, subrayan una creciente falta de tolerancia hacia las preguntas difíciles y la crítica.
El video del incidente se volvió viral, generando un aluvión de comentarios y críticas hacia Escolar. Muchos usuarios de redes sociales lo acusaron de no saber manejar la presión y de demostrar una intolerancia alarmante hacia el cuestionamiento.
“¿Cuántas condenas lleva por publicar bulos?”, preguntó Ndongo, un interrogante que resonó en la mente de muchos y que pone de manifiesto la necesidad de que los medios de comunicación asuman la responsabilidad de sus publicaciones.
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Este enfrentamiento no solo refleja la tensión entre los medios y los críticos de su contenido, sino que también plantea interrogantes sobre el papel del periodista en la sociedad actual.
¿Deberían los periodistas ser más receptivos a la crítica y a las preguntas incómodas? ¿O deben defender su trabajo con uñas y dientes, incluso cuando se enfrentan a acusaciones de falta de ética?
La respuesta a estas preguntas no es sencilla, pero lo que es indiscutible es que la escena entre Escolar y Ndongo ha abierto un debate necesario sobre la libertad de expresión y la responsabilidad en el periodismo.
Mientras tanto, el activista Ndongo ha salido reforzado de este enfrentamiento. Su capacidad para desafiar a un periodista de renombre y su habilidad para comunicar sus puntos de vista de manera efectiva han resonado con muchos.
Este tipo de confrontaciones pueden ser vistas como una oportunidad para que los periodistas reflexionen sobre su papel y su responsabilidad en la sociedad, así como sobre la importancia de mantener un diálogo abierto y respetuoso con sus críticos.
En un momento en que la polarización de la opinión pública está en su punto más alto, el incidente entre Escolar y Ndongo sirve como un recordatorio de que el periodismo no debe ser un campo de batalla, sino un espacio para el intercambio de ideas y la búsqueda de la verdad.
La forma en que los periodistas manejan las críticas y las preguntas difíciles puede determinar no solo su reputación, sino también la confianza del público en los medios de comunicación.
El impacto de este enfrentamiento va más allá de la figura de Escolar; toca el núcleo de la relación entre los medios y la sociedad. En un mundo donde la información es más accesible que nunca, la responsabilidad de los periodistas es mayor.
Deben ser capaces de responder a las críticas con argumentos sólidos y evidencias, en lugar de intentar silenciar a sus detractores. La escena entre Escolar y Ndongo es un claro ejemplo de lo que sucede cuando esta responsabilidad no se cumple.
Este incidente, por lo tanto, no es solo un momento bochornoso para Escolar, sino también una oportunidad para que todos los involucrados en el periodismo reflexionen sobre su papel en la sociedad.
La capacidad de escuchar, de aceptar la crítica y de responder de manera constructiva es fundamental para el futuro del periodismo.
En conclusión, el enfrentamiento entre Bertrand Ndongo e Ignacio Escolar nos deja lecciones valiosas sobre la ética periodística, la tolerancia a la crítica y la importancia del diálogo.
En un momento en que la credibilidad de los medios de comunicación está bajo el microscopio, es crucial que los periodistas se adapten a las expectativas del público y se comprometan a mantener un estándar de integridad y responsabilidad en su trabajo.
La escena se ha convertido en un símbolo de la lucha por la verdad y la transparencia en un mundo cada vez más complejo y polarizado.