Las redes han estallado contra Carlo Costanzia por la grave acusación que ‘De viernes’ le permitió lanzar contra Mar Flores en favor de su padre

La última emisión de De Viernes se ha convertido en un auténtico polvorín televisivo tras las incendiarias declaraciones de Carlo Costanzia sobre su madre, Mar Flores.
Lo que prometía ser una entrevista familiar más, se transformó en un escenario de confrontación pública donde el hijo de la modelo tomó partido de forma sorprendente a favor de su padre, provocando un huracán de críticas en redes sociales y un debate encendido sobre los límites de la exposición mediática de los conflictos familiares.
El joven, que hasta ahora había mantenido un perfil discreto, sorprendió a todos al romper el silencio y pronunciarse sobre la autobiografía de su madre, Mar en calma, y las recientes polémicas familiares.
“Yo siempre he sido partícipe de que los trapos sucios se tienen que lavar en casa y desde luego no es plato de buen gusto que toda España sepa todo”, empezó diciendo, con la intención de mostrar su postura neutral.
Sin embargo, no tardó en deslizar un contundente respaldo hacia su padre, dejando claro que no estaba dispuesto a avalar el relato de su madre sin cuestionarlo.
“Recalcar que mi padre ahora mismo está pasando un momento muy malo y que todo esto era lo último que necesitaba”, afirmó Carlo, en un intento de justificar su intervención.
Pero lo que realmente incendió el plató y las redes fue cuando abordó el supuesto historial de violencia de su progenitor. “No habiendo ningún tipo de denuncia, de desarrollo judicial, pues entiendo que no ha sido así.

Me gustaría animar desde aquí a la gente que de verdad está pasando algo así que lleven a cabo todo el proceso judicial y las denuncias para que se puedan solventar este tipo de cosas”,
sentenció el joven, un comentario que muchos interpretaron como un intento de desacreditar las confesiones de Mar Flores sobre los episodios de violencia vicaria que narró en su libro.
El impacto de sus palabras fue inmediato. La audiencia y los espectadores en redes sociales no tardaron en manifestar su indignación. “Es tan grave proyectar esta acusación en un medio público”, escribió María Patiño, sumándose al clamor general de condena.
Otros usuarios recordaban que la violencia vicaria es un fenómeno real y peligroso, y criticaban la postura de Carlo como un ejemplo de minimización y justificación de actitudes que afectan directamente a las víctimas.
El enfrentamiento mediático se agrava porque, a pesar de que Carlo insistió en que buscaba proteger a su padre, el efecto en la percepción pública fue el contrario.
La difusión de este tipo de comentarios en prime time no solo reavivó viejas tensiones familiares, sino que además abrió un debate sobre la responsabilidad de los programas televisivos al dar voz a acusaciones sensibles que podrían afectar emocionalmente a las personas involucradas.

Mar Flores, por su parte, ha mantenido un perfil más prudente en los últimos meses, tras la publicación de sus memorias donde abordaba con valentía episodios dolorosos de su vida.
Su libro, Mar en calma, relataba los abusos y dificultades vividas durante su matrimonio con Carlo, y cómo decidió retirar ciertas denuncias en un intento de preservar la armonía familiar.
La intervención de su hijo, ahora tomando partido a favor de su padre, ha generado una oleada de reacciones encontradas entre quienes defienden la postura de Mar y los que respaldan la visión de Carlo.
El debate generado por este episodio de De Viernes ha trascendido el ámbito televisivo y se ha convertido en un fenómeno de conversación en redes sociales.
En Twitter y X, los comentarios sobre la emisión no han cesado, con miles de usuarios compartiendo su opinión sobre la ética de exponer conflictos familiares tan delicados en un programa en horario de máxima audiencia.
La cuestión de hasta qué punto un hijo puede o debe intervenir en los conflictos de sus progenitores también ha sido ampliamente discutida, generando un intenso debate social sobre límites, respeto y protección de la intimidad.
Carlo Costanzia explicó también que su intención nunca fue atacar a su madre, sino expresar su apoyo a su padre en un momento delicado.
“He aprendido que al final tengo que querer a mis dos padres por igual y al final no me voy a posicionar en una parte ni otra”, señaló, intentando suavizar la tensión generada por sus palabras.
Sin embargo, la contundencia de sus declaraciones sobre el historial de violencia dejó a muchos espectadores con la sensación de que la balanza estaba claramente inclinada hacia el lado paterno, provocando un efecto polarizador en la audiencia.

El programa, conducido por Santi Acosta, se convirtió así en un espejo de la compleja realidad familiar de Mar Flores y Carlo Costanzia, donde los vínculos sanguíneos y los sentimientos se entrelazan con la exposición mediática y la presión del público.
Las redes sociales, como ya es habitual, funcionaron como un termómetro instantáneo de la opinión pública, mostrando tanto el apoyo a Carlo como la indignación por lo que muchos consideran un ataque innecesario a la reputación y la vivencia de su madre.
Este episodio de De Viernes deja en evidencia la delgada línea entre el entretenimiento y el sensacionalismo, y cómo los programas de televisión pueden convertirse en catalizadores de polémicas familiares de alto voltaje.
La audiencia, por un lado fascinada y por otro horrorizada, sigue debatiendo sobre los límites del discurso televisivo, la protección de las víctimas y la responsabilidad de los hijos al tratar temas delicados en público.
En conclusión, la aparición de Carlo Costanzia en De Viernes ha generado un terremoto mediático que se extenderá más allá de la pantalla.
La combinación de confesiones familiares, acusaciones indirectas y la exposición en prime time ha convertido la emisión en un fenómeno viral, con opiniones enfrentadas y emociones a flor de piel.
La polémica sigue abierta, y la historia de los Costanzia-Flores promete seguir siendo noticia, dejando a la audiencia pendiente de cada nuevo capítulo de esta tensa y mediática saga familiar.