La exreina y presentadora confesó en un pódcast cómo la convivencia sin haberse unido en matrimonio influyó en su vida y en la crianza de sus hijos, priorizando siempre el bienestar familiar

La presentadora colombiana Carolina Cruz volvió a referirse, con una mezcla de sinceridad y distancia madura, a uno de los capítulos más comentados de su vida personal: su relación de más de una década con el actor Lincoln Palomeque.

Aunque ambos han hablado en distintas ocasiones sobre su separación, Cruz ofreció recientemente una reflexión más profunda sobre una de las preguntas que con mayor frecuencia han marcado la conversación pública en torno a su historia: ¿por qué nunca llegaron al matrimonio?

La explicación, según reconoció ella misma, no tiene un solo responsable ni una razón dramática, sino una suma de decisiones, tiempos y prioridades que —como dijo en un tono sereno— “simplemente no coincidieron”.

“Yo creo que, si nos hubiéramos casado, muchas cosas habrían sido diferentes”, afirmó Cruz, mientras entrelazaba las manos sobre la mesa, reflexionando con calma.

“No necesariamente mejores o peores, pero sí diferentes. Sin embargo, en ese momento ninguno de los dos sintió que fuera una necesidad”.

“Éramos una familia sin el papel”

La presentadora explicó que, para ambos, la estructura de una relación no debía estar atada a un documento ni a un evento social. La convivencia, el apoyo mutuo y la construcción de un hogar les parecían suficientes.

“Lincoln decía: ‘Nosotros ya somos una familia, ¿para qué el papel?’ Y yo muchas veces le respondía: ‘No es el papel, es el símbolo’. Era un diálogo constante”, relató. No se trataba de discusiones tensas, insistió, sino de perspectivas distintas sobre el significado del matrimonio.

A pesar de que el tema surgió más de una vez, Cruz fue enfática en que no hubo imposiciones ni presiones. “Nunca le dije: ‘O nos casamos o aquí se acaba todo’. Eso no iba conmigo”, añadió.

“La verdad es que estábamos enfocados en otras cosas: nuestros trabajos, nuestros proyectos personales, y luego, nuestros hijos”.

El peso de la vida pública

Cruz también reconoció que la exposición mediática que rodeó su relación durante años influyó, aunque no de manera definitiva, en las decisiones que tomaron como pareja.

La demanda constante de explicaciones, la presión por mostrar armonía y la expectativa social sobre pasos “obligatorios” en una relación pública —el compromiso, la boda, los anillos, las fotografías— se convirtieron, según dijo, en un ruido externo que ambos aprendieron a gestionar.

“Muchas veces la gente cree que, porque uno está en televisión, tiene que vivir de acuerdo con un libreto. Como si una relación real tuviera que seguir el mismo orden que una novela”, comentó.

En una ocasión, recordó, alguien le preguntó en un evento: “¿Y para cuándo la boda?”. Ella sonrió y respondió: “Para cuando tenga que ser”. Años después, esa boda nunca llegó, y, sin embargo, Cruz asegura que eso no invalidó la historia que compartieron.

“Nosotros construimos mucho juntos. Tener o no tener una foto de boda no cambia lo que fue nuestra familia”, afirmó.

Una relación que evolucionó, no un fracaso

Para Cruz, definir una separación como “fracaso” es injusto e incompleto. “Las relaciones también evolucionan”, señaló. “Hay ciclos que se cumplen. Eso no quiere decir que lo vivido no valió la pena o que uno no estuvo con la persona correcta en su momento”.

En un momento de la conversación, recordó una charla que tuvo con Palomeque cuando ambos ya comenzaban a sentir que sus caminos personales estaban tomando direcciones distintas.

“Él me dijo: ‘Lo más importante es que sigamos siendo buen equipo para los niños’. Y yo estuve completamente de acuerdo”, narró.

La conducción compartida de la crianza de sus hijos, Salvador y Matías, continúa siendo uno de los puntos en que Cruz se muestra más firme. “Ese es nuestro compromiso más grande, mucho más que cualquier firma en una notaría”, afirmó.

¿Se arrepiente de no haberse casado?

La presentadora fue clara al respecto: no siente arrepentimiento.

“Yo no vivo desde el ‘qué hubiera pasado si…’. Claro que, cuando uno mira hacia atrás, dice: ‘Quizá si hubiéramos tomado otras decisiones, la historia sería distinta’. Pero la vida no se vive hacia atrás. Se vive hacia adelante”.

Comparó su experiencia con la de muchas parejas que, incluso estando casadas, terminan separándose sin que el matrimonio haya sido garantía de estabilidad.

“El matrimonio no salva nada. Es una celebración, un compromiso, un pacto hermoso… pero no es una cura mágica”, reflexionó. “Y nosotros, en ese momento, teníamos claro que lo más importante era la relación, no la ceremonia”.

Mirar hacia adelante sin borrar el pasado

A pesar de las numerosas especulaciones que suelen rodear su vida privada, Cruz sostuvo que tiene una relación respetuosa y cordial con Palomeque.

“Hemos aprendido a comunicarnos mejor como padres que como pareja”, dijo con una sonrisa ligera. “Y eso también es un aprendizaje”.

La presentadora finalizó su reflexión con una frase que, según ella, resume con precisión su postura actual: “No nos casamos porque nunca fue una prioridad real para nosotros. Eso no le quita valor a lo que vivimos. Al contrario, lo hace más auténtico”.

Su testimonio no solo ofrece una mirada íntima sobre una de las relaciones más comentadas del entretenimiento colombiano, sino que también aporta una lectura más amplia: las historias de amor no siempre necesitan anillos o ceremonias para ser profundas, importantes y transformadoras.

Como concluyó Cruz, “las decisiones que tomamos fueron las que tenían sentido en su momento. Y hoy, con todo lo aprendido, también tienen sentido”.