La madrugada del 17 de noviembre en Ávila se tiñó de tragedia con la muerte de Encarnita Polo en la Fundación Decanos, un suceso que ha generado conmoción y dudas sobre la seguridad de los residentes.

En la madrugada del 17 de noviembre, la tranquilidad habitual de la Fundación Decanos en Ávila se vio abruptamente interrumpida por un suceso desgarrador que ha dejado a la comunidad en estado de shock.
Encarnación Polo Oliva, conocida cariñosamente como Encarnita, fue hallada sin vida en su habitación, una tragedia que ha suscitado interrogantes sobre la seguridad de los ancianos en centros de atención y la necesidad de una revisión profunda de los protocolos en estos espacios.
Encarnita, de 86 años, había llegado a la Fundación Decanos en febrero para estar cerca de su hija Raquel.
A pesar de su avanzada edad, su salud no era significativamente peor que la de otros residentes. “Era una mujer llena de vida, siempre con una sonrisa y un gesto amable”, recuerda una de las cuidadoras.
Sin embargo, esa mañana, su vida se apagó de manera violenta. La investigación policial apunta a un hombre de 66 años, un nuevo residente que había ingresado al centro solo dos días antes del trágico suceso.
Nadie en la fundación parecía conocerlo. “Nunca lo vi interactuar con Encarnita”, comenta otro residente, visiblemente afectado por la noticia.
El hallazgo del cuerpo fue escalofriante. A las tres de la madrugada, los celadores, alertados por ruidos extraños provenientes de la habitación de Encarnita, se apresuraron a investigar.
Al entrar, encontraron a Encarnita sin vida, y al agresor en un estado de trance, lo que ha llevado a las autoridades a considerar su estado mental.
“Fue un momento aterrador. Nunca imaginé que algo así pudiera suceder aquí”, declaró uno de los celadores, quien prefirió permanecer en el anonimato.

El presunto homicida fue trasladado a una unidad psiquiátrica del hospital de Ávila, donde se encuentra bajo custodia policial. Según informes, el individuo estaba ajustando su medicación y no tenía antecedentes de violencia.
“Es difícil de entender. Este lugar se supone que es un refugio para nuestros mayores, no un escenario para el horror”, expresó un familiar de otro residente, visiblemente consternado.
La Subdelegación del Gobierno ha afirmado que se están llevando a cabo las investigaciones pertinentes. “Es una situación lamentable que requiere una respuesta inmediata.
La seguridad de nuestros mayores debe ser la prioridad”, declaró un portavoz. Sin embargo, el silencio reina en la Fundación Decanos. Muchos residentes y empleados prefieren no hablar, atrapados en un estado de confusión y miedo.
Encarnita Polo fue una figura conocida en su juventud, con una vida dedicada al arte, la música y la actuación. “Ella siempre hablaba de sus días en el escenario.
Tenía un brillo especial en los ojos cuando recordaba esos momentos”, comparte Raquel, su hija, con lágrimas en los ojos. La vida de Encarnita fue un viaje a través de la cultura y el entretenimiento, pero su final ha sido trágico y solitario.

El entierro de Encarnita fue un evento íntimo, marcado por la tristeza y la lluvia que caía sobre los pocos asistentes. “En este país no sabemos enterrar a nuestra gente”, lamentó José Manuel Parada, presentador y amigo de Encarnita.
“Hay figuras cuya despedida merece trascender lo privado”. Antonio Albella, exintegrante de Locomía, también estuvo presente, recordando a Encarnita con cariño. “Era una mujer extraordinaria, con un espíritu indomable. Su muerte no debería ser olvidada”.
La historia de Encarnita Polo es un recordatorio doloroso de la fragilidad de la vida y la necesidad de cuidar a nuestros mayores. “Debemos escuchar sus historias, reconocer su valor y asegurarnos de que estén protegidos”, afirmó Raquel.
La tragedia de Encarnita no solo es un lamento por una vida perdida, sino también un llamado a la acción para mejorar la seguridad en los hogares de ancianos y garantizar que ningún otro residente sufra un destino similar.
La comunidad de Ávila se encuentra en duelo, reflexionando sobre la vida de Encarnita y la importancia de proteger a aquellos que han dedicado su vida a enriquecer la nuestra.
La tragedia de Encarnita Polo es un eco de las historias no contadas de muchos ancianos que merecen ser escuchados y amados.
Su legado perdurará en la memoria de quienes la conocieron, un recordatorio de que detrás de cada rostro arrugado hay una vida llena de historias que merecen ser contadas.