La diputada Chiqui Montero protagonizó un tenso y polémico episodio en el Congreso, criticando duramente al Gobierno de Pedro Sánchez por su gestión económica y social.

En un episodio que ha dejado a todos boquiabiertos, la diputada Chiqui Montero protagonizó un momento de intensa tensión en el Congreso de los Diputados.
La escena, digna de una obra de teatro, se desarrolló en un ambiente cargado de emociones y acusaciones, donde la política española se mostró en su forma más cruda.
Montero, visiblemente alterada, no pudo contener su rabia ante los comentarios de sus oponentes, mientras el presidente del Congreso intentaba, sin éxito, restaurar el orden.
Este episodio no solo revela las fracturas en el panorama político actual, sino que también invita a reflexionar sobre la situación que vive el país.
La intervención de Montero comenzó con un tono desafiante. “Porque usted se ha acostumbrado a utilizar sus intervenciones en esta cámara para presumir mientras las familias lo están pasando mal”, expresó, señalando a la bancada del Gobierno.
Sus palabras resonaron en el hemiciclo, donde la tensión se palpaba en el aire.
La diputada no escatimó en críticas hacia el presidente Sánchez, acusándolo de ignorar la realidad que viven los españoles en su día a día.
“En el día a día de los españoles están peor”, insistió, dejando claro que su objetivo era desmantelar la narrativa triunfalista del Gobierno.
A medida que avanzaba su discurso, Montero abordó el tema del crecimiento económico, cuestionando las cifras presentadas por el Gobierno. “Analicemos por qué sube el PIB”, dijo, desafiando a sus oponentes a una discusión basada en datos.
Sin embargo, no tardó en desviar la conversación hacia la gestión de la deuda pública, un tema que considera crucial.
“Usted no está reduciendo la deuda, está reduciendo el porcentaje de deuda sobre PIB”, afirmó, refiriéndose a la estrategia del Gobierno y su impacto en las futuras generaciones.

El clímax de su intervención llegó cuando se centró en los autónomos, un sector que, según ella, está siendo gravemente afectado por las políticas fiscales del Gobierno.
“¿Sabe cuánto le van a subir? Entre un 4 y un 35% a 3,4 millones de autónomos”, advirtió, enfatizando la carga que esto representaría para un grupo ya golpeado por la crisis.
La diputada propuso una serie de medidas para aliviar esta presión, sugiriendo la reducción de impuestos y trámites administrativos.
“Le propongo que le rebaje los impuestos y las cotizaciones sociales”, dijo, buscando conectar con los trabajadores que sienten el peso de la burocracia.
La crítica a la presión fiscal fue otro de los puntos álgidos de su discurso. “Prepárense, viene el infierno fiscal”, advirtió, anticipando un aumento en los impuestos que podría afectar a la economía familiar.
Montero no se detuvo ahí; también cuestionó las decisiones del Gobierno en relación con el IVA, señalando que aunque se había reducido para algunos productos, otros habían visto incrementos.
“Usted les ha vuelto a subir el IVA de la luz y de los alimentos”, afirmó, sugiriendo que las medidas tomadas eran meramente cosméticas y no abordaban la raíz del problema.
A lo largo de su intervención, la diputada utilizó un tono incendiario, buscando provocar reacciones en sus oponentes.
“Algunos ven al empresario privado como un blanco predatorio al que dispararle”, citó, refiriéndose a la percepción que algunos tienen sobre el sector privado.
Este tipo de retórica no solo busca captar la atención, sino también movilizar a aquellos que se sienten desprotegidos por las políticas actuales.

A medida que la tensión aumentaba, Montero hizo un llamado a la acción. “Nuestra propuesta se basa en un primer punto que es escuchar”, dijo, instando a sus colegas a prestar atención a las necesidades de los ciudadanos.
Su mensaje era claro: la política debe centrarse en las personas y no en intereses partidistas.
“Defendamos la propiedad privada, la libertad de empresa, las familias”, reiteró, subrayando la importancia de construir un futuro donde todos tengan oportunidades.
El episodio culminó con un aplauso que resonó en el hemiciclo, una señal de que, a pesar de la controversia, había encontrado eco en algunos de sus colegas.
Sin embargo, la pregunta que queda en el aire es si este tipo de confrontaciones son realmente efectivas para abordar los problemas que enfrenta el país.
La política, en su esencia, debería ser un espacio de diálogo y colaboración, pero momentos como este nos recuerdan que las divisiones son profundas y que la lucha por el poder a menudo eclipsa las necesidades de la ciudadanía.
En conclusión, la intervención de Chiqui Montero en el Congreso es un reflejo de la agitación política en España.
Su capacidad para comunicar la frustración de muchos ciudadanos es innegable, pero también plantea interrogantes sobre la eficacia de este tipo de confrontaciones en la búsqueda de soluciones reales.
A medida que el país navega por aguas turbulentas, es crucial que los líderes escuchen y actúen en beneficio de todos, dejando de lado las disputas personales y centrándose en lo que realmente importa: el bienestar de los españoles.
