En el programa ‘First Dates’, la cita entre Estefanía y José Antonio se tornó polémica debido a la prioridad de ella en la apariencia física y el sexo, mientras él se centra casi exclusivamente en su trabajo.

El programa de citas ‘First Dates’ volvió a acaparar la atención del público con una de sus emisiones más comentadas de la temporada, protagonizada por Estefanía, de 28 años, y José Antonio, un joven dedicado al mundo de las reformas.
Desde el primer momento, la cita se tornó inusual debido a las conversaciones directas y cargadas de controversia sobre aspectos íntimos y percepciones superficiales en las relaciones.
Estefanía abrió la cita relatando sus experiencias amorosas pasadas: “En el amor he tenido dos tropiezos. Uno fue el amor de mi vida, padre de mi hija, y luego el segundo, mi exmarido, con el que tuve un niño”.
La joven, que se define como una persona que no busca una relación de convivencia, subrayó que prioriza la diversión y la conexión física sobre los compromisos tradicionales:
“No busco una pareja para casarme mañana. Cada uno en su casa, pero sí que me divierta”. Estas declaraciones ya anticipaban el desarrollo polémico de la velada.
El conductor del programa, Carlos Sobera, mostró su sorpresa ante la sinceridad de Estefanía al expresar qué considera fundamental en un hombre: “Los ojos y luego ya miras así un poco en general…”, explicó, antes de admitir que su mirada se desviaba hacia otros aspectos físicos.
La participante no dudó en hacer públicas sus prioridades: “Lo primero que me fijo en un hombre es en el tamaño de su miembro. Luego ya miro la nariz, las manos y demás proporciones”.
Esta confesión generó un fuerte debate entre los espectadores y la propia audiencia del programa, cuestionando hasta qué punto la superficialidad influye en las decisiones afectivas.
Por su parte, José Antonio mostró un perfil diametralmente opuesto. Autónomo y dedicado a las reformas, describe su vida como una constante ocupación con su trabajo:
“Mi trabajo y yo somos uno. Me levanto por la mañana para trabajar y me acuesto trabajando. Muy pocas veces descanso”. Su enfoque en la carrera profesional limitaba su tiempo para relaciones personales, generando un evidente desajuste con las expectativas de su cita.
Sobera comentó al respecto: “Esta pareja comienza con objetivos muy diferentes: ella está interesada en el desarrollo físico, mientras él vive por y para su trabajo”.

El diálogo entre ambos reveló además diferencias fundamentales en sus valores. Estefanía prioriza la conexión física y considera el sexo un elemento central de cualquier relación: “Para mí, el sexo puede ser perfectamente el 90% de la relación”.
José Antonio, aunque reconoce la importancia de la intimidad, enfatiza otros aspectos, como el respeto y la valoración del esfuerzo personal: “Busco a una chica que respete y valore mi trabajo, porque me apasiona lo que hago”.
Esta disparidad evidenció que sus motivaciones iniciales no estaban alineadas, lo que generó momentos tensos y cómicos durante la cita.
Otro punto de fricción surgió con la presencia del móvil durante la velada. José Antonio consultaba su teléfono en varias ocasiones, lo que Estefanía interpretó como desinterés: “Es una falta de respeto.
Si estás conociendo a alguien y tienes que estar pendiente del móvil, así no se puede conocer a nadie”.
Este detalle, aunque aparentemente menor, reflejó la importancia de la atención y la dedicación en los encuentros románticos, sobre todo cuando existen expectativas distintas entre los participantes.
El programa también destacó aspectos curiosos sobre cómo los participantes interpretan señales físicas.
Estefanía utilizaba lo que ella describió como una “regla de tres” basada en las proporciones corporales de un hombre para inferir otros atributos: “Miras la nariz y las manos y luego haces tu cálculo”.
Sobera y la audiencia comentaron la incongruencia de este método, calificándolo de “increíble” y cuestionando su validez científica.
Al final de la cita, quedó claro que ambos buscaban cosas distintas. Estefanía, con un enfoque más centrado en el placer y la apariencia física, y José Antonio, con un compromiso absoluto con su trabajo y un interés por relaciones basadas en respeto y valores compartidos.
A pesar de las diferencias, ambos coincidieron en que la experiencia les permitió salir de la rutina y conocer a alguien distinto.
Sobera concluyó: “Ha sido una cita muy divertida, pero está claro que buscan cosas diferentes. Ella prioriza el sexo y la apariencia, él prioriza el trabajo y la estabilidad”.
El episodio ha generado un intenso debate sobre los límites de la superficialidad en las relaciones modernas y cómo los programas de citas reflejan las prioridades de los jóvenes en la sociedad contemporánea.
Más allá del entretenimiento, plantea preguntas sobre la compatibilidad entre valores personales, expectativas románticas y la percepción que se tiene del otro en los primeros encuentros.
En definitiva, esta cita de ‘First Dates’ se ha convertido en un ejemplo paradigmático de la diversidad de expectativas en el amor moderno, mostrando cómo la sinceridad puede chocar con las normas sociales de cortesía y discreción.
Las reacciones del público reflejan que, aunque la honestidad es valorada, los límites de la intimidad y el respeto siguen siendo temas centrales en cualquier relación emergente.
La emisión dejó claro que, en la búsqueda de pareja, no basta con la química; la alineación de valores y objetivos es igualmente crucial para que la relación prospere.