El actor, leyenda del cine y del teatro a los dos lados del Atlántico, estuvo representando en el teatro ‘Una pequeña historia’ hasta hace unos días
El velatorio ya se ha abierto en Madrid, en el Tanatorio de la M30, y finalizará este domingo 14 de septiembre a las cinco de la tarde

Madrid amaneció envuelta en un clima de recogimiento y emoción tras la muerte de Héctor Alterio, uno de los grandes nombres de la interpretación en español, fallecido a los 96 años.
El tanatorio de la M-30 se convirtió desde primera hora en un punto de encuentro para actores, amigos y figuras de la cultura que quisieron acompañar a la familia en un adiós cargado de respeto y memoria.
A última hora de la tarde se abrió la capilla ardiente y, entre los primeros en llegar, estuvieron sus hijos, los actores Ernesto y Malena Alterio, visiblemente emocionados, pero serenos, agradeciendo el cariño recibido y pidiendo comprensión en un momento tan íntimo.
Con palabras medidas y profundas, Ernesto Alterio se dirigió a los medios para expresar el sentir de la familia. “Estamos muy agradecidos por el papá que tuvimos”, dijo, subrayando la elegancia con la que su padre vivió y se despidió.
“Se fue de la misma manera elegante que vivió, estuvo activo hasta el final, haciendo lo que más le gustaba y que hacía fenomenal”.
Su voz transmitía orgullo y una gratitud sincera por una vida compartida con un hombre que nunca dejó de amar el escenario ni de entregarse al oficio con una pasión inquebrantable.
Malena Alterio, a su lado, completó ese retrato íntimo con una reflexión tan humana como inevitable. “Pensábamos que nunca iba a llegar este día, pero esto está en el contrato, es inevitable”, afirmó, agradeciendo la presencia de quienes se acercaron a despedirse.
Sus palabras, sencillas y directas, resonaron con fuerza entre los asistentes, muchos de los cuales compartieron con Héctor Alterio décadas de trabajo, amistad y complicidad artística.
El tanatorio fue recibiendo, a lo largo de la jornada, a numerosos actores y personalidades del mundo cultural.
Fernando Tejero, Lola Herrera acompañada de su hija Natalia Dicenta, Juan Diego Botto, Luisa Martín y Mariano Barroso, expresidente de la Academia de Cine, se sumaron al homenaje silencioso.
Los gestos de afecto, los abrazos discretos y las miradas cargadas de recuerdos dieron forma a una despedida colectiva a un intérprete que marcó a varias generaciones.
Entre quienes acudieron también estuvo Gustavo Salmerón, actor y amigo cercano de los hijos de Alterio, quien resumió con palabras sentidas lo que muchos pensaban.
“Es una gran pérdida. Ha estado 96 años por encima de las tablas y ha vivido una vida muy digna”, comentó a la entrada del tanatorio.
Recordó además su inteligencia y su capacidad para adaptarse a las circunstancias, una cualidad que definió tanto su carrera como su vida personal. Alterio supo reinventarse, cruzar fronteras y mantenerse vigente sin perder jamás la esencia.

Las muestras de condolencia no se limitaron al tanatorio. A través de redes sociales, numerosas figuras de la cultura expresaron su pesar.
Luis Merlo destacó a Héctor Alterio como “uno de los artistas más destacados de su generación” y tuvo palabras de cariño para Ernesto y Malena, subrayando el legado artístico y humano que deja tras de sí.
Desde el ámbito teatral, la productora Pentación Espectáculos manifestó su profundo dolor por la pérdida de una figura clave tanto para la cultura argentina como para la española.
Jesús Cimarro, productor de su último espectáculo, “Una pequeña historia”, quiso recordar el privilegio de haber trabajado junto a él en numerosas ocasiones. “Se va uno de los grandes intérpretes de la escena española y argentina.
Buen viaje, querido Héctor”, expresó, resumiendo el sentir de quienes compartieron con él el escenario en sus últimos años.
Alterio seguía activo hasta prácticamente el final, demostrando que la vocación no entiende de edades cuando se vive con autenticidad.
La familia Alterio-Bacaicoa confirmó que el actor falleció en Madrid tras “una vida larga y plena dedicada a su familia y al arte”, destacando que se mantuvo profesionalmente activo hasta este mismo sábado.
Esa actividad constante fue una de las señas de identidad de un intérprete que nunca concibió la vida sin el teatro y el cine.
Para muchos, su muerte no es solo la pérdida de un actor, sino la despedida de una forma de entender la interpretación como un compromiso ético y emocional con el público.

Nacido en Buenos Aires en 1929, Héctor Alterio fue una figura central de su generación.
Debutó como actor en 1948 con la obra “Prohibido suicidarse en primavera”, de Alejandro Casona, y tras completar sus estudios de Arte Dramático fundó la compañía Nuevo Teatro, desde la que impulsó la renovación de la escena argentina durante los años sesenta.
Aquella etapa marcó el inicio de una carrera sólida y valiente, siempre ligada a propuestas de contenido y riesgo artístico.
Su salto definitivo a la popularidad llegó con el cine. Participó en títulos clave de la nueva generación de cineastas argentinos y construyó una filmografía memorable que lo consolidó a ambos lados del Atlántico.
España se convirtió en su segunda casa y en el lugar donde desarrolló gran parte de su carrera, recibiendo el reconocimiento unánime del sector y el cariño del público.
En 2004, la Academia de Cine le otorgó el Goya de Honor, un galardón que celebró no solo su trayectoria, sino también su influencia decisiva en la interpretación contemporánea.
Héctor Alterio se despide dejando un legado inmenso: personajes inolvidables, una ética de trabajo incuestionable y una familia que continúa su camino artístico.
El silencio respetuoso del tanatorio, las palabras emocionadas de sus hijos y el abrazo colectivo del mundo cultural dibujaron un último adiós a la altura de una vida vivida con dignidad, talento y pasión.
Su voz, su mirada y su presencia permanecerán en la memoria de quienes lo vieron actuar y de quienes aprendieron de él que el arte, cuando es verdadero, no muere jamás.