Jair Bolsonaro fue condenado a 27 años de prisión por intentar un golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022, generando revuelo internacional y protestas masivas en Brasil.

El 11 de septiembre de 2025, el expresidente brasileño Jair Bolsonaro fue condenado por la Corte Suprema de Brasil a 27 años y tres meses de prisión por conspirar para llevar a cabo un golpe de Estado y por intentar mantenerse en el poder tras perder las elecciones de 2022.
Esta decisión ha generado un gran revuelo no solo en Brasil, sino también a nivel internacional, especialmente en Estados Unidos, donde el exmandatario Donald Trump ha expresado su asombro ante la sentencia.
En un video publicado por EL PAÍS, Trump calificó la condena de “muy sorprendente”, destacando la naturaleza inesperada de la decisión de la Corte Suprema.
“No puedo creer lo que están haciendo con Jair”, dijo Trump, quien ha sido un firme defensor de Bolsonaro a lo largo de los años.
Esta condena se produce en un contexto de creciente tensión política en Brasil, donde muchos de los partidarios de Bolsonaro ven la sentencia como una continuación de lo que ellos consideran una “cacería de brujas” en su contra.

Trump, que ha mantenido una relación cercana con Bolsonaro durante su mandato, ha criticado abiertamente las acciones del gobierno brasileño y la Corte Suprema.
En sus declaraciones, enfatizó que el caso contra Bolsonaro es un claro ejemplo de cómo las instituciones pueden ser utilizadas para perseguir a opositores políticos.
“Es una vergüenza lo que está pasando en Brasil”, afirmó Trump, quien también ha mencionado que los aranceles y sanciones impuestas por su administración a Brasil son una respuesta a la injusticia que, según él, se está cometiendo.
La condena de Bolsonaro se basa en un caso que ha estado en curso desde su salida del poder, donde se le acusa de haber instigado a sus seguidores a desafiar los resultados de las elecciones de 2022, que fueron ganadas por Luiz Inácio Lula da Silva.
La Corte Suprema determinó que Bolsonaro actuó en complicidad con otros miembros de su administración para desestabilizar el proceso democrático y mantener el control político a toda costa.
Durante el juicio, se presentaron pruebas contundentes que revelaron comunicaciones entre Bolsonaro y sus aliados, donde discutían estrategias para anular los resultados electorales.
En medio de esta situación, los seguidores de Bolsonaro han salido a las calles en varias ciudades de Brasil para protestar contra la condena. Muchos consideran que la decisión es un ataque directo a la democracia y a la libertad de expresión.
“No podemos permitir que la justicia se convierta en una herramienta política”, dijo uno de los manifestantes en São Paulo, quien llevaba una pancarta que decía “Libertad para Bolsonaro”.
El impacto de la condena también se siente en el ámbito internacional. Los gobiernos de varios países han expresado su preocupación por el estado de la democracia en Brasil y han instado a un diálogo pacífico entre las partes involucradas.
Mientras tanto, Trump ha utilizado su plataforma para movilizar a sus seguidores, sugiriendo que la condena de Bolsonaro podría ser un indicativo de lo que podría suceder en los Estados Unidos si no se defienden los valores democráticos.

Este evento ha reavivado el debate sobre la influencia de la política estadounidense en América Latina, especialmente en el contexto de las relaciones entre Trump y los líderes de derecha en la región.
La administración Trump fue conocida por su apoyo a figuras como Bolsonaro, quien a menudo se alineó con las políticas y retóricas del exmandatario estadounidense.
Ahora, con la condena de Bolsonaro, muchos se preguntan cómo esto afectará las futuras relaciones entre Brasil y Estados Unidos, así como el papel de Trump en la política latinoamericana.
En conclusión, la condena de Jair Bolsonaro no solo es un hito en la política brasileña, sino que también tiene repercusiones significativas en la política internacional.
Las palabras de Trump reflejan la polarización actual y el clima de tensión que caracteriza tanto a Brasil como a Estados Unidos.
A medida que los acontecimientos se desarrollan, el mundo observa con atención cómo se resolverá esta crisis y qué implicaciones tendrá para el futuro de la democracia en ambas naciones.
