Manuel volvió al restaurante de Cuatro caracterizado como ‘El Zorro’, guiño a su parecido con el actor malagueño. Lo que no menos podía imaginarse es que Patri, su cita, era clavada a Tina Turner

La emisión más reciente de *First Dates* dejó una de las citas más llamativas de la temporada: un encuentro entre dos participantes cuya caracterización evocaba, de forma sorprendente, a dos iconos internacionales.
Manuel, sevillano de 49 años y habitual del restaurante del programa, decidió regresar caracterizado como *El Zorro* en homenaje al personaje interpretado por Antonio Banderas, con quien asegura compartir un notable parecido.
Su cita, Patri, artista tinerfeña y productora, se presentó transformada en Tina Turner, canalizando la energía y el carisma de la reina del rock en cada gesto.
La historia de Patri es la de una mujer volcada en su profesión. Tras una ruptura que marcó profundamente su vida sentimental, ha pasado años concentrada en proyectos musicales y escénicos, dejando el amor en un segundo plano.
“Busco a alguien empático, simpático, guapo y con ganas de una relación duradera”, explicó antes de entrar al restaurante, sin revelar su edad y manteniendo una actitud prudente pero esperanzada.
Su objetivo era claro: encontrar al que pudiera convertirse, dijo, en “el segundo gran amor de mi vida”.

El equipo del programa emparejó a Patri con Manuel, quien ya había participado anteriormente sin éxito.
Esta vez regresaba con una mezcla de humor, desenfado y cierto deseo de sorpresa: “Quiero que me sorprendáis”, le comentó a Carlos Sobera, mientras ajustaba con orgullo la máscara negra de *El Zorro*.
Su entrada al restaurante estuvo cargada de teatralidad, asegurando que su cita “caería rendida” a sus encantos y que esperaba “hacer que mis banderas hondeen en tu corazón”, frase que dejó al presentador entre la risa y la incredulidad.
El primer encuentro entre ambos resultó curioso y cargado de simpatía.
Patri se tomó con humor el paralelismo que el programa había construido: “Esto parece un cruce de dimensiones: Tina Turner y Antonio Banderas cenando juntos”, comentó con una sonrisa. Desde los primeros minutos, la complicidad entre ambos resultó natural.
La conversación fluyó con facilidad, intercambiaron impresiones sobre la vida artística y bromearon sobre la coincidencia estética. “Eres un acompañante de diez”, afirmó Patri, reforzando la buena sintonía inicial.

Sin embargo, pasados los minutos, empezaron a conocerse matices que enfriaron la atmósfera. Manuel, aunque reconoció que Patri desprendía “muy buen rollo”, admitió que físicamente no encajaba con lo que él consideraba su tipo ideal.
Lo expresó con cautela, pero dejando claro que la atracción, para él, es un factor determinante: “Es encantadora, sí, pero no es lo que suelo buscar”.
El formato del programa, buscando estimular el acercamiento, llevó a los participantes a jugar al conocido *Rasca del Amor*, dinámica que propone preguntas de tono íntimo y permite profundizar en terreno sentimental y, en ocasiones, sexual.
Fue en este momento donde la cita viró hacia la confesión personal y la exposición de límites. Al preguntarle por su experiencia sexual más salvaje, Manuel sonrió con cierta incomodidad. “Yo estas cosas no debería hablarlas…”, comentó entre risas y miradas nerviosas.
Finalmente cedió y narró una anécdota que él mismo calificó como “una noche loca” en un acantilado junto al mar, en compañía de dos mujeres: “Eran un pack”, aclaró, generando sorpresa y un ligero desconcierto en su acompañante.
Patri, entre divertida y desconcertada, respondió con sinceridad que nunca había vivido una situación similar y que se consideraba “más clásica y conservadora”.
La diferencia de posturas se hizo evidente. Manuel, sin disimular, confesó que esa falta de “apertura” no encajaba con lo que él buscaba: “Me gusta la gente receptiva, abierta. Ella se cierra en banda”.
La conversación avanzó hacia nuevos terrenos íntimos. Manuel confesó haber tenido un trío, mientras que Patri reiteró que esas experiencias nunca habían formado parte de su vida.
La brecha entre su forma de entender la intimidad y la libertad sexual se hizo más visible, dejando entrever niveles de compatibilidad dispares.
A pesar de estas diferencias, la cita contó con un momento especialmente destacado: la actuación musical de Patri, quien interpretó una vibrante versión de *Simply the Best*.
Con energía y una presencia escénica pulida, Patri llenó el restaurante con un homenaje cargado de ritmo.
Manuel valoró el gesto, aunque no exento de crítica: “Tina Turner se movía más en el escenario”, comentó, manteniendo su tendencia a buscar pequeños detalles negativos incluso en los esfuerzos de su acompañante.
Al llegar la decisión final, Manuel no tardó en manifestar que no deseaba una segunda cita. Lo hizo con educación, destacando el buen carácter de Patri, pero sin ocultar la falta de química.
Ella, aunque ligeramente decepcionada, mantuvo la compostura y agradeció la sinceridad.
El encuentro entre el “doble” de Antonio Banderas y la “Tina Turner” canaria dejó una de las citas más peculiares y comentadas del programa, marcada por la simpatía, las revelaciones inesperadas y la evidente distancia entre sus expectativas.
Más allá del espectáculo, la cita reflejó dos maneras distintas de entender la conexión emocional, los límites personales y la búsqueda del afecto en una era en la que la espontaneidad y la exposición mediática van de la mano.