El Congreso vivió un fuerte enfrentamiento entre Vox y el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, con acusaciones de censura, manipulación histórica y desprecio hacia las tradiciones españolas.

En una reciente sesión en el Congreso de los Diputados, el ministro de Cultura, Urtasun, se enfrentó a una dura interpelación de los diputados de Vox, José Ramírez del Río y Joaquín Robles.
La discusión giró en torno a la supuesta reescritura de la cultura española y las políticas culturales del gobierno actual, que, según Vox, están influenciadas por ideologías comunistas y un desprecio por la tradición cultural del país.
El debate comenzó con Ramírez del Río expresando su descontento hacia la figura de Ramón Serrano Suñer, a quien acusó de ser un símbolo de la falta de transparencia en el gobierno. “Todo el mundo se imagina por qué nunca hablan de esto”, afirmó.
A medida que la discusión avanzaba, el diputado de Vox acusó al ministro de mentir respecto a la financiación de la Fundación Miguel Hernández, que, según él, recibió 12,000 euros de subvención del Ayuntamiento de Orihuela en 2024.
“Nosotros no censuramos absolutamente nada, ni mucho menos a Miguel Hernández, un gran poeta”, insistió.
Las acusaciones de censura no tardaron en surgir, especialmente en relación con el maltrato animal y las tradiciones culturales españolas.
Ramírez del Río señaló que el ministro Urtasun no había hecho declaraciones sobre la fiesta del cordero musulmán, sugiriendo que su preocupación por el maltrato animal era selectiva.
“Usted no odia el maltrato animal, usted odia a España”, proclamó, enfatizando lo que considera una falta de respeto hacia las tradiciones culturales españolas.

En respuesta, Urtasun defendió su gestión, argumentando que Vox y el Partido Popular habían censurado actividades culturales en varias ocasiones. “Ni el Partido Popular ni Vox han censurado actividades.
Lo que hemos hecho es una programación cultural diferente”, afirmó, desestimando las acusaciones de censura como meras estrategias políticas.
Sin embargo, Ramírez del Río replicó que la eliminación de referencias a figuras importantes en la historia cultural, como Ignacio Sánchez Mejías, era un claro ejemplo de la censura del gobierno.
El debate se intensificó cuando se abordó la figura de la cultura hispánica y su representación en el contexto actual.
“El comunismo siempre será totalitario, por mucho que vaya disfrazado de democracia”, afirmó Ramírez del Río, sugiriendo que el gobierno estaba intentando socavar la cultura española desde dentro.
“Usted está dejando de lado responsabilidades muy importantes. No es ministro de cultura de su partido, usted es ministro de cultura del Reino de España”, le recordó.
La conversación tomó un giro hacia la historia, donde Ramírez del Río acusó al gobierno de intentar reescribirla desde una perspectiva ideológica.
“Están intentando reescribir la historia de una forma sectaria, de una forma absurda”, dijo, aludiendo a la leyenda negra que, según él, ha sido adoptada por gran parte de la izquierda española.
Citó a historiadores como Juan Miguel Zunzunegui y Marcelo Gullo, quienes han contribuido a una nueva visión de la historia que contrarresta las ideas más antiguas y desfasadas.

Urtasun, por su parte, se defendió de las acusaciones de censura y reescritura de la historia. “No he censurado absolutamente a Ignacio Sánchez Mejías ni a nadie.
No diga cosas que no son”, respondió, mientras Ramírez del Río insistía en que el actual enfoque del ministerio era despectivo hacia la cultura española. La tensión entre ambos lados se palpaba en el aire, con acusaciones de totalitarismo y falta de respeto mutuo.
El punto culminante del debate llegó cuando Ramírez del Río hizo referencia a la supresión de menciones a Ignacio Sánchez Mejías en exposiciones recientes, lo que consideró un ataque directo a la cultura española.
“Es muy bonito para los progres y los comunistas ese titular de Vox y Partido Popular censuran a estos actores”, dijo, criticando la narrativa que se ha construido en torno a su partido.
A medida que la discusión se acercaba a su fin, Urtasun intentó reafirmar su compromiso con la cultura española, pero Ramírez del Río no se mostró convencido.
“Usted tiene que temer al pueblo español que nos va a dar una gran mayoría a Vox alguna vez”, concluyó, dejando claro que la batalla cultural está lejos de terminar.
Este intercambio no solo refleja las tensiones políticas actuales en España, sino que también pone de manifiesto la lucha por la identidad cultural en un país donde las tradiciones y la historia son constantemente debatidas y reinterpretadas.
La polarización entre los diferentes sectores políticos sugiere que el futuro de la cultura española seguirá siendo un campo de batalla en el que la ideología y la historia se entrelazan de maneras complejas y a menudo conflictivas.