David Broncano desvela en ‘La Revuelta’ las muchas dudas que tuvo su abuela al ver que su nieto se dedicaba “a la broma”

David Broncano, uno de los presentadores más influyentes de la televisión española, ha vuelto a mostrar la mezcla de humor, honestidad y vulnerabilidad que lo caracteriza al hablar abiertamente de los inicios de su carrera y de cómo su familia —en especial su abuela— nunca tuvo claro que “vivir de la broma” pudiera ser un trabajo real.
La conversación, surgida durante una entrevista con Alejandro Sanz en *La Revuelta*, dejó momentos divertidos, entrañables y reveladores sobre el peso que la fama tiene dentro del entorno personal de ambos artistas.
Broncano, que acumula más de 616.000 seguidores en Instagram pese a mantener solo una publicación desde 2020, explicó que su abuela siempre dudó profundamente de que su nieto pudiera ganarse la vida con algo tan intangible como hacer reír.
“Ya llevaba yo unos años trabajando en esto… Se veía que, hombre, un mínimo sí. Y mi abuela me decía: *¿Pero te han pagado?*”, relató entre risas.
El cómico confesó que incluso tenía que enseñarle los movimientos bancarios en el móvil para tranquilizarla: “Ella me insistía: *¿Lo has mirado en el banco?* Hasta que no lo veía ahí, no se quedaba tranquila”.
El humorista detalló que ese ritual de mostrarle la nómina llegó a convertirse en una especie de tradición familiar, una curiosa comprobación de que la televisión podía ser, después de todo, un empleo legítimo. “Yo le enseñaba el móvil para que viese la nómina.
Ella siempre me decía: *Eso que haces… yo no tengo claro que…*”. La anécdota provocó la risa de Alejandro Sanz, quien aprovechó para revelar que él también vivió una situación similar con su madre.
“Si mi madre me ponía en duda a mí, que yo sí tengo un trabajo de verdad, imagínate tu abuela”, bromeó el cantante.
Sanz, con más de 30 años de trayectoria y millones de discos vendidos, confesó que su propia madre nunca terminó de comprender su profesión. “Ella, lo último que quería que yo fuese era artista.
A mis amigos les decía: ‘Decidle que robo bancos, pero no le digáis que soy artista que se va a llevar un disgusto’”, recordó divertido.

El artista relató que su madre apenas asistió a un par de sus conciertos. “La recuerdo en uno en Sevilla y en mi primer concierto en el Vicente Calderón. No lo llevaba bien… Le daba miedo que me saliera un gallito o que pasara algo”, explicó.
Incluso durante la actuación, los técnicos colocaron una cámara enfocándola para captar su reacción: “Era muy graciosa, mandaba callar a todo el estadio. Cuando yo cantaba decía: *Mi niño está cantando*”.
El intercambio entre ambos artistas permitió profundizar en un aspecto poco visible del éxito: cómo lo gestionan quienes rodean a la persona famosa.
En el caso de Broncano, cuya popularidad se disparó con la irrupción de *La Revuelta*, la presión mediática también ha tenido implicaciones en su entorno familiar.
“Más presión que el año pasado posiblemente no vuelva a tenerla nunca en toda mi trayectoria”, confesó, recordando la fuerte expectación que generó la competencia directa del programa con formatos históricos.
A día de hoy, *La Revuelta* se ha consolidado como uno de los espacios televisivos más codiciados, capaz de atraer a figuras internacionales como Rosalía.
Sin embargo, el cómico admite que la fama no es algo que desee especialmente. “Preferiría trabajar de lo que trabajo y encima ser anónimo, pero es que eso es imposible”, expresó.
Aseguró que, aunque él ya se ha habituado al foco mediático, no ocurre lo mismo con su familia. “A la familia le afecta más que a uno mismo. Sí que se inquietan con muchas cosas, pero poco a poco hablándolo se les va pasando”.

Entre esas inquietudes está la creciente presencia de seguidores que, en ocasiones, acuden a la casa de sus padres en Orcera, Jaén.
“A veces va gente, con buena intención, a preguntar cosas… Como un chico de Córdoba cuyo hijo tiene un concesionario de coches y quería saber si iba a ir a la inauguración”, explicó con humor.
A raíz de ello, lanzó un mensaje claro: “Recomiendo a la gente que no vaya a casa de mi madre, pero que vaya a la panadería del Tote”.
La conversación entre Broncano y Sanz dejó al descubierto el contraste entre la percepción pública de dos figuras muy conocidas y la visión íntima de quienes convivieron con ellos antes de la fama.
Ambos coincidieron en que el éxito profesional nunca ha garantizado el reconocimiento dentro del ámbito familiar.
En el caso de Broncano, su abuela necesitaba pruebas tangibles; en el de Sanz, su madre simplemente no podía imaginar que su hijo acabaría convirtiéndose en uno de los artistas más influyentes de la música en español.
Con humor, sinceridad y una mirada poco habitual hacia su pasado, ambos ofrecieron un retrato humano que recuerda que detrás del brillo televisivo y musical también existen dudas, miedos y familias que, a pesar de todo, siguen preguntando lo mismo: “¿Pero eso es un trabajo de verdad?”.
