El teniente coronel Antonio Balas, de la UCO, revela en el juicio contra el fiscal general del Estado cómo se borraron correos y mensajes clave antes de que la Guardia Civil accediera a su despacho.
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En un juicio que promete marcar un antes y un después en la historia reciente de la justicia española, el teniente coronel Antonio Balas,
figura clave de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, ha declarado de manera contundente sobre el papel del Fiscal General del Estado en un escándalo de filtraciones y borrado de información sensible.
La jornada en el Tribunal Supremo se ha convertido en un torbellino de declaraciones y evidencias que revelan cómo, días antes de la
intervención de la UCO en el despacho del fiscal, se eliminaron correos electrónicos y mensajes de WhatsApp que podrían haber sido determinantes en la investigación.
Cada palabra de Balas resuena con fuerza, mostrando la complejidad y el alcance de la operación que pocos imaginaban hasta ahora.
La intriga comenzó con la imposibilidad de acceder a los correos de la cuenta alvarogarcía.com, recientemente borrados y, según los expertos, irrecuperables.
Sin embargo, lo que parecía una barrera técnica se transformó en un indicio clave:
las llamadas de WhatsApp entre el fiscal, su equipo y la jueza provincial María Pilar Rodríguez mostraban un intercambio constante de información justo antes de que se filtraran noticias que involucraban a figuras políticas de alto perfil.
La UCO, en un esfuerzo meticuloso, logró documentar y volcar la totalidad de los datos de los dispositivos del fiscal, desde móviles hasta
ordenadores, dejando en evidencia que no se trataba de un error ni de un procedimiento rutinario, sino de una acción consciente y coordinada para ocultar información.

Balas, con una precisión casi quirúrgica, explicó cómo se realizaron los volcado de datos de manera completa, sin posibilidad de seleccionar fechas, cubriendo un período desde el 8 de marzo hasta el 30 de octubre.
Los testigos de la UCO confirmaron que el fiscal general mantuvo siempre una actitud de aparente colaboración, pero el borrado sistemático de correos y mensajes días antes del registro dejó un rastro que no pasó desapercibido.
La defensa del fiscal ha intentado minimizar estos hallazgos argumentando procedimientos “protocolarios”, pero Balas y su equipo dejaron claro que estas explicaciones no resisten un análisis riguroso.
La percepción generalizada entre los investigadores es que el borrado tenía un objetivo claro: evitar que la información sensible llegara a la justicia antes de que pudiera filtrarse a terceros.
La relevancia de los correos y mensajes va más allá de un simple procedimiento judicial.
Antonio Balas señaló que estos documentos contenían comunicaciones relacionadas con la nota de prensa que posteriormente se filtró a la
prensa, un detalle que conecta directamente al Fiscal General con la gestión de información delicada que afectaba a figuras como Isabel Díaz Ayuso y su entorno.
La cadena de llamadas y correos muestra cómo se coordinó la transmisión de información con la fiscal provincial y la jueza Rodríguez, lo que, según los expertos, sugiere una intención deliberada de controlar la narrativa pública antes de la intervención oficial de la UCO.
Los detalles revelan cómo la jerarquía de la Fiscalía se convirtió en un elemento decisivo para entender la filtración, evidenciando que no era un acto aislado, sino una operación estructurada y con objetivos políticos claros.
El procedimiento de volcado de datos, como explicó Balas, implicó la clonación completa de dispositivos móviles, incluyendo tarjetas Nano SIM, y la extracción total de la información de los ordenadores de sobremesa del fiscal.
Esto demuestra que la UCO actuó con rigor y exhaustividad, dejando constancia de todo lo obtenido, sin limitaciones temporales, y asegurando que ninguna pieza de evidencia pudiera ser omitida o manipulada.
La precisión con la que se documentaron estos procesos contrasta fuertemente con la narrativa de la defensa del fiscal, que intenta presentar
los hechos como acciones normales y rutinarias, ignorando la magnitud de la operación y la intención subyacente que sugiere el testimonio de Balas.

Uno de los puntos más críticos de la declaración fue la evidencia de la coordinación previa a la filtración de noticias.
Los investigadores de la UCO pudieron establecer que la nota de prensa que salió a la luz fue preparada con conocimiento de los correos electrónicos y conversaciones borradas, lo que demuestra que la manipulación de la información se extendía hasta la comunicación con los medios de comunicación.
Balas dejó claro que, en cualquier escenario legal o político, alguien con interés en influir en la narrativa mediática tuvo que estar involucrado, reforzando la tesis de que la Fiscalía General se convirtió en una herramienta de control político en lugar de un garante de la legalidad.
Los interrogatorios también pusieron de relieve la dificultad técnica de realizar un volcado selectivo, confirmando que la totalidad de la información fue copiada, y que cualquier intento de limitar el alcance de los datos habría sido imposible.
Esto pone en evidencia que las acciones del fiscal general no fueron simples coincidencias o procedimientos administrativos, sino decisiones conscientes con implicaciones significativas para la justicia y la transparencia en España.
La declaración de Balas también destacó que, a pesar de la aparente cooperación del fiscal, la situación demuestra un patrón de comportamiento que preocupa seriamente a los expertos en derecho y ética profesional.
El juicio continúa y promete más revelaciones, pero lo expuesto hasta ahora deja claro que estamos ante un caso excepcional, donde la máxima autoridad de la Fiscalía General se encuentra en el centro de un entramado que cuestiona su imparcialidad y transparencia.
La actuación de Antonio Balas y la UCO pone de manifiesto la importancia de organismos independientes que, al margen de intereses políticos, se dedican a investigar y documentar hechos de relevancia para la sociedad.
La rigurosidad y profesionalidad con la que se ha manejado la evidencia es un ejemplo de cómo la justicia puede funcionar cuando se protege la legalidad sin interferencias externas.

Mientras se desarrollan las próximas jornadas, la opinión pública y los expertos jurídicos observan con atención cada declaración, cada detalle del procedimiento y cada movimiento estratégico.
La tensión es palpable, y el juicio del Fiscal General del Estado podría redefinir la percepción sobre la independencia de la Fiscalía y la manera en que se gestionan casos de alta relevancia política.
Las palabras de Balas no solo aportan claridad sobre hechos concretos, sino que también subrayan la necesidad de transparencia y rendición de cuentas en todas las instancias del poder público.
En definitiva, la intervención del teniente coronel Antonio Balas en el Tribunal Supremo no solo destapa irregularidades significativas, sino que también evidencia cómo la lucha contra la corrupción y el abuso de poder requiere valentía, conocimiento técnico y un compromiso inquebrantable con la legalidad.
Su declaración ha dejado al descubierto la vulnerabilidad de los sistemas de control internos y la influencia política que puede permear incluso a las instituciones supuestamente independientes.
Con cada detalle revelado, el juicio se transforma en un espejo donde la sociedad española puede observar las tensiones entre el poder, la justicia y la ética profesional, y plantearse preguntas esenciales sobre la transparencia y el respeto a la ley que definirán el futuro del país.
Este juicio, sin duda, pasará a la historia como un caso paradigmático de control, filtraciones y manipulación de la información dentro de la
más alta jerarquía judicial, con un teniente coronel de la Guardia Civil que, con valentía y precisión, ha dejado al descubierto un entramado que nadie podía imaginar.
La sombra de las decisiones tomadas días antes de la entrada de la UCO sigue proyectándose sobre la Fiscalía General del Estado, y cada
palabra pronunciada en el Tribunal Supremo acerca a los ciudadanos a la verdad, mientras el país sigue atento al desenlace de un caso que promete cambiar para siempre la percepción de la justicia en España.