Enrique del Pozo rompe su silencio y revela que fue agredido físicamente por Jimmy Giménez-Arnau durante un programa de televisión, sufriendo graves lesiones y un profundo trauma.
En un giro inesperado que ha sacudido el panorama televisivo español, Enrique del Pozo ha decidido romper su silencio sobre una experiencia traumática que vivió durante su tiempo como colaborador en los programas de María Teresa Campos.
En una emotiva entrevista con Isabel Gemio, Del Pozo relató una historia de agresión física y amenazas que había mantenido oculta durante años por miedo a represalias.
“Fue un día como cualquier otro, pero todo cambió en un instante”, comenzó Del Pozo, recordando el momento en que fue agredido físicamente en pleno programa. “Recibí un golpe que me fracturó la nariz y casi pierdo la visión en uno de mis ojos.
Nunca imaginé que algo así pudiera suceder en un entorno que debería ser seguro”. Aunque inicialmente se mostró reticente a revelar la identidad de su agresor, finalmente confirmó que se trataba de Jimmy Giménez-Arnau, un conocido colaborador del programa.
La brutalidad de la agresión dejó a Del Pozo no solo con lesiones físicas, sino también con un profundo trauma emocional. Sin embargo, lo que realmente marcó su vida fueron las amenazas que recibió después del incidente.
“María Teresa Campos, a través de sus hijas Terelu y Carmen Borrego, me contactó. Me advirtieron que si denunciaba lo ocurrido, sería despedido y tendría dificultades para encontrar trabajo en el futuro”, confesó Del Pozo, visiblemente afectado.
Este tipo de presión creó un clima de miedo que lo llevó a guardar silencio durante años, incluso ocultando la verdad a su propia madre.
El testimonio de Del Pozo no solo pone en tela de juicio la conducta de figuras prominentes de la televisión española, sino que también plantea interrogantes sobre la cultura del miedo que parece prevalecer en el medio.
“Me aterra pensar que esta situación es más común de lo que creemos. Muchas personas sufren en silencio”, añadió.
Años después de la agresión, Del Pozo regresó a la televisión desde Italia, solo para encontrarse nuevamente con las hijas de María Teresa Campos. Durante una reunión del programa “Viva la vida”, en el que trabajaba Terelu Campos, fue amenazado nuevamente.
“Me dijeron que hablar sobre la agresión sería bajo mi propio riesgo. Las consecuencias podrían ser devastadoras para mi carrera”, relató con un tono de resignación.
Las acusaciones de Del Pozo han generado un intenso debate en redes sociales y en los medios de comunicación, donde muchos se han solidarizado con su valentía al romper el silencio.
“Es un acto admirable. La verdad debe salir a la luz, y aquellos que abusan de su poder deben ser responsabilizados”, comentó un seguidor en Twitter.
El impacto de estas revelaciones podría ser significativo no solo para Del Pozo, quien ha decidido dar un paso adelante para buscar justicia, sino también para las carreras de Terelu Campos y Carmen Borrego.
Si se confirman las acusaciones, podrían enfrentar repercusiones severas en un medio donde la reputación es crucial. “La televisión no puede ser un lugar donde se toleren amenazas y agresiones. Es momento de que se tomen medidas”, afirmó un analista de medios.
La historia de Enrique del Pozo resuena con muchas otras experiencias de abuso y silencio en la industria del entretenimiento.
“No estoy solo en esto. Hay muchas personas que han sufrido en silencio, y espero que mi testimonio les dé valor para hablar”, concluyó Del Pozo, con la mirada firme y decidida.
Este caso pone de relieve la necesidad urgente de un cambio en la cultura laboral de la televisión y en la sociedad en general.
Las voces de aquellos que han sido silenciados deben ser escuchadas, y es imperativo que se establezcan espacios seguros donde se pueda trabajar sin miedo a represalias.
La valentía de Del Pozo podría ser el primer paso hacia una transformación necesaria en el mundo del espectáculo español, donde la integridad y el respeto deben prevalecer sobre el miedo y la intimidación.
