TVE ha sido acusada de manipular el sonido durante el desfile del Día de la Hispanidad, silenciando los abucheos dirigidos al presidente Pedro Sánchez.
La polémica ha estallado nuevamente en Televisión Española (TVE), esta vez en el marco del desfile del Día de la Hispanidad.
La cadena pública ha sido acusada de silenciar los abucheos dirigidos al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una de las celebraciones más emblemáticas del país.
Mientras el ambiente en el Paseo de la Castellana se llenaba de gritos de “¡Dimisión!” y silbidos, la señal oficial de TVE ofrecía un sonido ambiente notablemente atenuado, casi inaudible, justo en el momento en que el jefe del Ejecutivo hacía su aparición.
Este hecho ha levantado una ola de críticas en las redes sociales, donde numerosos ciudadanos compartieron vídeos que evidencian el descontento del público.
La discrepancia entre las grabaciones realizadas por el público y la emisión oficial ha suscitado serias dudas.
¿Se trató de un error técnico o de una omisión intencionada para proteger la imagen de Sánchez? Esta no es la primera vez que TVE se encuentra en el centro de la controversia por prácticas similares.
Anteriormente, la cadena ha sido acusada de silenciar protestas y de manipular el sonido en eventos donde se cuestionaba al Gobierno. En desfiles del 12 de octubre y en actos deportivos, se han denunciado recortes en el audio que minimizan las voces de rechazo.
Durante el desfile de este año, los pitidos y gritos de desaprobación se hicieron eco una vez más, pero en la transmisión de TVE apenas se percibieron.
La Plataforma TVE Libre ha denunciado públicamente esta manipulación, afirmando que “RTVE vuelve a deshonrar el desfile de la Fiesta Nacional al hablar de ‘silbidos y música de viento’ sobre imágenes de los Reyes, sin mencionar que iban contra Sánchez”.
Este tipo de censura no solo plantea interrogantes sobre la ética periodística, sino que también refleja un desdén hacia el sentir popular.
El periodista Antonio Naranjo se unió a las críticas, publicando en su perfil de X un contundente mensaje: “¿Ha silenciado @rtve la pitada a Pedro Sánchez? Se puede o no estar de acuerdo con la protesta. Lo que no se puede hacer es ocultarla.
Eso es manipulación”. Esta declaración resuena con la indignación de muchos que consideran que la función de un medio público debería ser reflejar la realidad, no distorsionarla.
A pesar de la presión mediática y de las críticas, la dirección de RTVE no ha proporcionado ninguna explicación sobre la edición del sonido. No se ha aclarado si los micrófonos estaban ubicados lejos del público o si se aplicaron filtros para suavizar el ambiente real.
Este silencio solo alimenta las especulaciones sobre las intenciones de la cadena y su compromiso con la transparencia informativa.
La situación se complica aún más considerando que gran parte del Paseo del Prado estaba vallado, impidiendo que los ciudadanos se acercaran a la tribuna de autoridades.
Esto, sumado a la manipulación del sonido, ha llevado a muchos a cuestionar la integridad de la cobertura mediática de un evento que debería ser un reflejo de la diversidad de opiniones en la sociedad española.
La historia de TVE está marcada por episodios de censura y manipulación. En un contexto donde las redes sociales han democratizado la información, el contraste entre las versiones oficiales y las grabaciones ciudadanas se vuelve aún más evidente.
Los ciudadanos, armados con sus teléfonos móviles, se convierten en testigos directos de la realidad que a menudo es ignorada por los medios tradicionales.
La indignación no solo proviene de la manipulación sonora, sino también de un sentimiento más profundo de desconfianza hacia las instituciones.
La percepción de que los medios de comunicación, especialmente aquellos financiados con fondos públicos, no están cumpliendo con su deber de informar de manera objetiva, genera un clima de descontento y frustración.
Este tipo de situaciones alimenta la polarización y la desconfianza en la política, un fenómeno que se ha intensificado en los últimos años.
La falta de respuesta por parte de RTVE ante las acusaciones de manipulación es preocupante. En un momento en que la credibilidad de los medios está bajo la lupa, la cadena pública tiene la responsabilidad de garantizar que su cobertura sea justa y equilibrada.
La transparencia en la edición de contenido y la disposición a abordar las críticas son fundamentales para recuperar la confianza del público.
En conclusión, el escándalo en TVE durante el desfile del Día de la Hispanidad no es solo un incidente aislado, sino un reflejo de una problemática más amplia en la relación entre los medios de comunicación y la sociedad.
La manipulación del sonido y la omisión de realidades incómodas son prácticas que deben ser cuestionadas y denunciadas. La ciudadanía merece una televisión pública que refleje la diversidad de voces y opiniones, sin edulcorar la realidad ni silenciar el descontento.
La lucha por la verdad y la transparencia en los medios es más relevante que nunca, y es responsabilidad de todos exigir un periodismo que sirva al interés público, no a intereses políticos.
