Alberto Núñez Feijóo arremetió con dureza contra Pedro Sánchez en el Congreso, cuestionando la credibilidad del gobierno y exigiendo explicaciones sobre el ‘caso Koldo’ y la gestión de la sanidad pública.
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En un escenario marcado por la tensión política, la reciente intervención de Alberto Núñez Feijóo en el Congreso ha dejado a muchos expectantes.
La cita del presidente Pedro Sánchez ante la Comisión de Investigación del ‘caso Koldo’ se ha convertido en el centro de atención, y las palabras de Feijóo han resonado con fuerza, desafiando la credibilidad del gobierno.
¿Qué implicaciones tendrá este enfrentamiento para el futuro político de España?
La sesión comenzó con un ambiente cargado de expectativa. La presidenta del Congreso dio la palabra a Feijóo, quien no tardó en arremeter contra Sánchez. “Señor presidente, un mandatario limpio y decente hubiera hecho dos cosas:
preguntar de dónde provienen los billetes de 500 euros que ustedes llaman chistorras y convocar al ministro de Política Territorial para aclarar la veracidad de las acusaciones que le rodean”, afirmó con contundencia.
Las palabras de Feijóo no solo buscaban respuestas, sino que también pretendían poner en jaque a un gobierno que, según él, se encuentra sumido en la corrupción.
Sánchez, por su parte, no se quedó atrás. En un tono desafiante, respondió a las acusaciones de Feijóo, sugiriendo que las afirmaciones del líder del Partido Popular eran meras invenciones.
“La Guardia Civil ha desmentido sus acusaciones sobre la supuesta financiación irregular. El Partido Socialista ha aumentado en un 45% la inversión en sanidad pública en estos siete años.
Ustedes, en cambio, han derivado la sanidad pública a la privada”, replicó, defendiendo su gestión y atacando la política de la oposición.
El cruce de palabras se intensificó cuando Feijóo, con una mezcla de ironía y seriedad, recordó las promesas incumplidas de Sánchez. “Patético, señor Sánchez.
Usted dijo que su familia era inocente mientras su partido está bajo investigación por ocho delitos. ¿Qué credibilidad le queda?”, cuestionó. Esta afirmación generó un murmullo entre los asistentes, reflejando la tensión palpable en la sala.
A medida que la discusión avanzaba, la atención se centró en la propuesta de Sánchez de reformar la Constitución para proteger los derechos de las mujeres en relación con el aborto.
Feijóo no tardó en criticar esta iniciativa, aduciendo que el gobierno no defiende a la gente, sino a una élite. “En Madrid, solo el 1% de las interrupciones voluntarias se realizan en la sanidad pública.
Esto es un atropello a los derechos de las mujeres”, argumentó, buscando posicionar al PP como el defensor de los ciudadanos frente a un gobierno que, a su juicio, favorece intereses privados.
La sesión se volvió aún más intensa cuando Feijóo anunció que Sánchez sería citado ante la Comisión de Investigación del Senado. “Se acabó la huida. Esta mañana será usted citado y deberá decir la verdad.
Es el máximo responsable de todo lo que sucede en su gobierno”, sentenció. Con esta declaración, Feijóo no solo desafió a Sánchez, sino que también lanzó un mensaje claro a la ciudadanía: la rendición de cuentas es inminente.
Sánchez, en su defensa, intentó desviar la atención hacia los errores del PP, recordando escándalos pasados y acusando a la oposición de mentir sistemáticamente.
“Ustedes solo buscan derribar a este gobierno en lugar de aportar soluciones. La realidad es que no tienen un proyecto de país”, afirmó, intentando consolidar su imagen como un líder comprometido con la verdad y la transparencia.
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El intercambio de acusaciones continuó, y el ambiente se tornó cada vez más eléctrico. La presidenta del Congreso tuvo que intervenir en varias ocasiones para mantener el orden, mientras los aplausos y murmullos de los asistentes reflejaban la polarización de la situación.
“Silencio, por favor”, pedía reiteradamente, consciente de que cada palabra pronunciada tenía el potencial de encender aún más la llama del debate.
El debate no solo se limitó a las acusaciones de corrupción. También se abordaron temas de sanidad, derechos de las mujeres y la gestión de crisis, lo que evidenció la complejidad de la situación política actual.
“La sanidad pública está colapsada en Andalucía, y ustedes no hacen nada al respecto. ¿Qué están haciendo para solucionar estos problemas?”, preguntó Feijóo, dirigiéndose a la vicepresidenta del gobierno.
La respuesta fue igualmente contundente, pero la sensación de incertidumbre y desconfianza entre los ciudadanos se hacía cada vez más evidente.
Al finalizar la sesión, quedó claro que este enfrentamiento no es solo un episodio más en la lucha política entre el PP y el PSOE, sino un reflejo de la tensión que atraviesa la sociedad española en su conjunto.
La corrupción, la gestión de la sanidad y los derechos sociales son temas candentes que seguirán marcando la agenda política en los próximos meses.
La pregunta que queda en el aire es: ¿logrará Sánchez mantener su posición a pesar de las acusaciones y la presión de la oposición? O, por el contrario, ¿será Feijóo quien logre capitalizar el descontento social y convertirse en la voz de un cambio necesario?
Lo que está claro es que el camino hacia las próximas elecciones estará lleno de desafíos y que cada intervención en el Congreso seguirá siendo un termómetro de la salud política de España.
