Felipe González reivindica la Transición y lanza un mensaje de estabilidad institucional durante la entrega del Toisón de Oro

Felipe González recibió el Collar del Toisón de Oro y aprovechó su discurso para reivindicar la Transición, la monarquía constitucional y el legado democrático de España.

 

Felipe González defiende la necesidad de preservar la "paz civil" y la  "convivencia pacífica" en una sociedad polarizada

 

El expresidente del Gobierno Felipe González recibió el Collar de la Insigne Orden del Toisón de Oro en una ceremonia celebrada en el Palacio Real, un reconocimiento que él mismo definió como “el mayor honor público que puede recibir un ciudadano español”.

En un discurso de profundo contenido político e histórico, González reflexionó sobre el legado democrático de España, la importancia de la convivencia y el papel decisivo de la monarquía constitucional en el desarrollo institucional del país.

Sus palabras, cargadas de solemnidad, resonaron en un momento especialmente tenso para la política española, marcado por recientes controversias institucionales.

“Permítanme comenzar expresando la enorme gratitud que siento al recibir este collar de mano de su majestad, el rey Felipe VI”, dijo el expresidente al abrir su intervención.

Subrayó además la importancia de compartir el acto con la reina Sofía, a quien calificó de “una mujer admirable que ha entregado toda su vida adulta a servir dignamente a España”.

 

Lea el discurso íntegro de Felipe VI en el acto de imposición del Toisón de  Oro

 

González, que dedicó más de 60 años a la vida política, contextualizó el reconocimiento recordando a figuras clave de la Transición y de la redacción de la Constitución de 1978.

Mencionó con especial admiración a Miguel Herrero Rodríguez de Miñón y Miguel Roca Junyent, a quienes se refirió como “padres de la Constitución”, y evocó también a Peces-Barba, Cisneros, Fraga, Pérez Yorca y Solé Tura.

“Imposible evaluar cuánto debe este proceso a la presidencia de Adolfo Suárez”, afirmó.

Su repaso histórico se extendió igualmente al papel del rey Juan Carlos I en la consolidación del sistema democrático, recordando que “renunció a cualquier forma de ejercicio absolutista de la jefatura del Estado incluso antes del pacto constitucional”.

A través de un discurso profundamente reflexivo, González articuló la que considera la “gran cuestión histórica de España”: la convivencia entre los propios españoles.

“No es cierto —nunca lo fue— que tengamos un problema con España como tal”, sostuvo. “Con quien lo hemos tenido es entre nosotros”. Estas palabras fueron interpretadas por muchos asistentes como una advertencia frente al clima de polarización actual.

 

Felipe González recibe el Toisón de Oro y llama a la paz civil

 

El expresidente insistió en que la paz civil debe ser “el valor supremo” de cualquier proyecto común.

Recordó un episodio vivido durante su mandato con jefes militares republicanos y del antiguo régimen, quienes le expresaron entre lágrimas su deseo de que “nunca más se vuelva a repetir” un enfrentamiento fratricida en España.

Ese episodio, dijo, sigue siendo “una llamada moral” que debería guiar el presente político del país.

González identificó tres pilares indispensables para sostener la convivencia: la libertad política, la equidad social y la diversidad cultural y territorial dentro de un proyecto común. “Una no puede subsistir sin las otras dos”, apuntó.

En este sentido, defendió la descentralización del Estado tal y como surgió de la Transición, una estructura que definió como “armónica” y diseñada para evitar “la centrifugación del poder”.

El exmandatario se detuvo también en el papel de España en Europa y recordó uno de los momentos más significativos de su trayectoria: la adhesión de España a las comunidades europeas en 1985. “Ese día supimos dar nuestro mejor paso adelante”, afirmó.

Cuarenta años después, reiteró su “compromiso y voluntad de reforzar los valores de convivencia en libertad”, aludiendo a la necesidad de que estos principios “aniden de nuevo en la sociedad”, en palabras que atribuyó a su “amigo Alfredo Pérez Rubalcaba”.

 

 

Dirigiéndose a la princesa Leonor, presente en la ceremonia, González cerró su discurso con un mensaje de futuro: “La España joven debe sentirse orgullosa por ser hija de la democracia más que por ser nieta de la guerra civil”.

Aseguró confiar en la capacidad de la heredera para interpretar adecuadamente los desafíos que le tocarán vivir. “He sabido que la memoria puede ayudar —dijo citando a García Lorca—, una memoria que se recuerda hacia mañana”.

Más allá del homenaje, la intervención de González fue interpretada por numerosos analistas como un llamamiento a la moderación en un clima político fragmentado.

La referencia constante al consenso de la Transición, la reivindicación de la monarquía parlamentaria y la defensa de los valores europeos fueron leídas como una invitación a centrar el debate público en la estabilidad institucional, la cooperación política y la preservación del modelo democrático construido desde 1978.

La ceremonia concluyó con un prolongado aplauso, en reconocimiento a una figura clave de la historia reciente de España, cuyo mensaje, lejos de circunscribirse a un acto protocolario, adquirió un significado mayor ante los desafíos presentes del país.

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