La asociación Femes denuncia que en el PSOE persiste un ambiente laboral “violento para las mujeres” y acusa a la dirección de permitir la impunidad en casos como los de Ábalos, Koldo García, Paco Salazar y Antonio Navarro.

La Asociación de Feministas Socialistas (Femes) ha lanzado un contundente ataque al corazón del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), denunciando que el ambiente laboral dentro de la formación política es “violento para las mujeres”.
Este grito de alarma resuena con fuerza, ya que las feministas acusan a los líderes del partido de permitir que los acosadores “campen con libertad” en un entorno que debería ser seguro y respetuoso.
La crítica de Femes no es trivial. La asociación menciona casos específicos que han sacudido los cimientos del PSOE, como los de José Luis Ábalos, Koldo García, Paco Salazar y el exlíder socialista de Torremolinos, Antonio Navarro.
Estos ejemplos son presentados como parte de un patrón sistemático que el partido se niega a enfrentar con la firmeza necesaria. Según Femes, todos estos episodios tienen un origen común: “machismo y ejercicio de violencia contra las mujeres”.

La denuncia es clara y directa: existen hombres poderosos dentro del PSOE que no solo compran sexo, sino que también acosan laboral o sexualmente a sus compañeras. Este comportamiento crea un entorno hostil donde debería prevalecer el respeto y la camaradería.
Femes enfatiza que estas conductas no solo perjudican a las víctimas, sino que también destapan una desigualdad que el partido afirma combatir, pero que sigue sin erradicar en su interior.
La organización feminista ha condenado sin ambages la pasividad del PSOE, lamentando que la respuesta del partido a las denuncias sea “insuficiente”. Recuerdan que existe un protocolo contra el acoso que, evidentemente, no se está cumpliendo.
ilustrar este punto, mencionan una denuncia presentada en junio de 2025. A pesar de que se creó un órgano para gestionar la queja un mes después, en diciembre, las denunciantes aún no han recibido respuesta.
Esta falta de acción pone en riesgo no solo la salud mental de las mujeres involucradas, sino también el respeto que se merecen en su lugar de trabajo.

Además, Femes critica la nota informativa del PSOE sobre el caso Salazar, que deja al descubierto la inacción y la falta de atención hacia las mujeres que han denunciado.
El partido sostiene que las denuncias “se han ofuscado”, pero ni las denunciantes ni la militancia tienen idea de lo que se ha resuelto en un asunto tan grave.
Para Femes, la conclusión es contundente: “somos lo que hacemos”, y lo que el PSOE está haciendo ahora, afirman, es mirar hacia otro lado.
Ante este panorama sombrío, Femes exige un cambio real dentro del partido.
Piden que se incorporen mujeres feministas en puestos de responsabilidad, que se recupere el Consejo Asesor de Políticas de Igualdad y que se presente de inmediato en el Congreso una ley abolicionista de la prostitución.
Este compromiso ha sido aprobado en tres congresos por el PSOE, pero hasta ahora no se ha cumplido.
El mensaje de Femes es claro y directo: “Ser feminista no es una declaración táctica para tapar errores; exigimos una política feminista auténtica y clara”. Esta advertencia refleja el profundo malestar interno y evidencia una crisis que el PSOE ya no puede ignorar.
La presión de las feministas se intensifica, y el partido se enfrenta a un dilema crucial: cambiar su enfoque y asumir la responsabilidad de sus acciones o continuar en un camino de inacción que podría costarle la confianza de su base.

Los líderes del PSOE se encuentran en una encrucijada. La falta de acción y la ineficacia en abordar las denuncias de acoso están erosionando la credibilidad del partido y su compromiso con la igualdad de género.
Las feministas han alzado la voz, y su lucha resuena en cada rincón del país, exigiendo un cambio que no puede esperar más.
La crisis que atraviesa el PSOE es un reflejo de un problema más amplio en la sociedad, donde el machismo y la violencia de género siguen siendo obstáculos a superar.
La situación actual exige una respuesta firme y decidida. Las feministas han dejado claro que no se detendrán hasta que se implementen las reformas necesarias para garantizar un entorno seguro y respetuoso para todas las mujeres en el PSOE.
La lucha por la igualdad de género no es solo una cuestión de política; es una cuestión de derechos humanos fundamentales que debe ser defendida con valentía y determinación.
El futuro del PSOE depende de su capacidad para escuchar a las voces de las mujeres y actuar en consecuencia.
La presión de Femes y otras organizaciones feministas no solo es un llamado a la acción, sino una oportunidad para que el partido reevalúe su compromiso con la igualdad y la justicia. La historia está observando, y el tiempo para actuar es ahora.